10 mayo 2005

Los derechos humanos siguen siendo una utopía

Los derechos humanos siguieron siendo víctimas de la “guerra contra el terror”, afirma el informe 2005 de Amnistía Internacional (AI) presentado el pasado miércoles. El reporte revela una doble tendencia: por un lado los gobiernos aplican políticas de seguridad y control que llegan “redefinir la tortura para hacerla admisible” (maquillándola con un discurso de lucha por la libertad y la justicia), y por otra parte los llamados grupos terroristas utilizan un "grado inaudito de brutalidad".

En América, según el Informe 2005 de Amnistía Internacional (AI), "el respeto de los derechos humanos siguió siendo una utopía para muchas personas". Basan su afirmación en la persistencia de "la tortura, los homicidios ilegítimos a manos de la policía y las detenciones arbitrarias", agravados por la acción de bandas de narcotraficantes y delincuentes organizados. A la vez, "la 'guerra contra el terror' dirigida por Estados Unidos continuó socavando los derechos humanos en nombre de la seguridad, a pesar de la creciente indignación internacional producida por la evidencia de los crímenes de guerra –como por ejemplo torturas– perpetrados por Estados Unidos contra detenidos". El director de la Sección Española de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, dijo en declaraciones tomadas por EuropaPress que el gobierno de Estados Unidos intenta, mediante "un lenguaje casi administrativo", suavizar la prohibición absoluta de la tortura".

Sobre África el reporte de Amnesty indica que “los homicidios, los secuestros y las violaciones por parte de las fuerzas gubernamentales y los grupos armados de oposición siguieron teniendo un carácter generalizado en los conflictos armados de la República Democrática del Congo, Somalia, Sudán y Uganda”. Si bien se reconoce que se lograron avances en varios países gracias a la firma de diversos acuerdos de paz, los mismos “continuaron siendo muy frágiles en Burundi, Costa de Marfil y Somalia, donde persistieron los estallidos esporádicos de violencia en zonas localizadas”.

En Europa los principales problemas estuvieron vinculados con el racismo (se menciona que se registraron casos en casi todo el continente, desde Finlandia a Chipre), en especial contra los gitanos. Detrás de la antigua cortina de hierro, “al no haber investigaciones inmediatas, minuciosas e imparciales persistió la impunidad de los responsables de tortura y malos tratos, prácticas que, según los informes, fueron generalizadas en países como Albania, Georgia, Moldavia, Rumania, Rusia, Tayikistán, Ucrania y Uzbekistán (foto)”.

El capítulo dedicado a Asia y Oceanía no muestra un panorama mucho mejor que el del resto del mundo. Se puede leer que "Nepal se sumió en una crisis política y de seguridad cada vez más profunda", en tanto que en Sri Lanka continuaron las ejecuciones por razones políticas cometidas por los Tigres de Liberación de Eelam Tamil, y el uso de "escudos humanos" por parte de guerrilleros indonesios. En la India, sobre todo en Jammu y Cachemira y en varios estados del noreste del país, los abusos contra los derechos humanos por parte del ejército y de los grupos políticos armados, continuaron siendo habituales. "Se siguió reprimiendo la disidencia política en países como China, Corea del Norte, Laos, Myanmar y Vietnam", aunque como contracara, "Bután, Brunéi y Maldivas fueron algunos de los países en los que se realizaron intentos de democratización y perfeccionamiento de la protección de los derechos humanos".

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en mayo de 2005)

==Primera parte de tres

* 2- Mujer
* 3- Migraciones

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