11 enero 2002

Guerra contra el "terrorismo":
el juego de las potencias

El 27 de diciembre de 2001, con la actualidad internacional dominada por la evaporación de Bin Laden en las cuevas de Tora Bora,0 luego de que Estados Unidos acabara con el régimen afgano de los talibán, Gaïdz Minassian escribió un artículo en Le monde diplomatique en el que analizaba cómo esa crisis afectaría el equilibrio de poderes en el conflicto de Cachemira. Su conclusión fue que la posición pakistaní saldría debilitada, a pesar del levantamiento de las sanciones internacionales y del acercamiento a Occidente en apoyo a su lucha antiterrorista. La línea argumental de Minassian se basaba en la existencia de nexos entre la organización de Bin Laden, Al-Qaeda, y los rebeldes islamistas de Cachemira apoyados por Pakistán. Este factor se suma al juego diplomático de la India, que ha multiplicado su cooperación con Occidente, ha relanzado sus lazos con Rusia, y ha intentado consolidar su flamante acercamiento a China, tradicional aliado de Pakistán. “Considerando que la lucha contra el terrorismo es universal -escribió Minassian- Nueva Delhi ha hecho saber a Occidente que esa lucha antiterrorista pasa por aplastar al separatismo en Cachemira”.

Esta fragilización de Pakistán en el plano internacional va de la mano de su potencial debilitamiento al interior, ya que los sectores pro-talibán no le perdonarán fácilmente su apoyo a Estados Unidos. Si bien más adelante analizaremos este factor interno del islamismo pakistaní, es posible que el gobierno, en manos de una cúpula militar laica con una legitimidad frágil, ya que accedió al poder por medio de un golpe de Estado, vea con buenos ojos un aumento de las tensiones en Cachemira para desviar el foco de la atención hacia un enemigo exterior. En esta hipótesis, Pakistán descontaría un apoyo de Estados Unidos en una eventual contienda contra India. Algo que, para Minassian, no está tan claro: “Rusia, Irán y China encontrarían en este eventual conflicto indo-pakistaní un terreno concreto y favorable para su cooperación cuadrilateral, lo que pondrá a Estados Unidos frente a un dilema: apoyar a Pakistan pero chocar contra una Rusia que se ha mostrado como pro-americana desde la guerra de Afganistán, o abandonar a Pakistán y correr el riesgo de perder un aliado en provecho del eje potencialmente rival de Rusia-Irán-India-China”.

Por ahora todo son especulaciones. Aunque China ha guardado silencio, el vocero del gobierno pakistaní lo ha anunciado públicamente: China se ha comprometido a “apoyar a Pakistán ante cualquier eventualidad”. Lograda la paridad nuclear entre ambos contendientes, el bando pakistaní parece querer inclinar la balanza con la fuerza de las alianzas. Una Rusia debilitada y un Estados Unidos vacilante por sus propias necesidades de aliados dentro del mundo musulmán, pueden transformar a China en el as en la manga.

Para quedar satisfecho, al menos por el momento, Pakistán tiene exigencias concretas. Quiere que India disminuya significativamente su presencia militar en los 3.100 kilómetros de frontera común. A cambio, y a tono con su postura en el conflicto afgano, está dispuesto a ofrecer colaboración para detener a los militantes islamistas responsables del atentado contra el parlamento indio que en diciembre pasado provocó catorce muertos. Para India esto es insuficiente. Reclama más detenciones y el cese de todo apoyo a los rebeldes. Mientras tanto continúa con sus propias medidas militares y policiales en Cachemira. La más reciente fue cortar las líneas telefónicas internacionales y prohibir el acceso a Internet.

==Segunda parte de seis

* 1- Sube el volumen de una guerra silenciosa
* 3- La interna islamista
* 4- Cachemira: Radiografía de los separatistas
* 5- Cachemira: Paramilitares indios
* 6- La carrera nuclear

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 15 de enero de 2002)

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