Escenario 2002: Yemén y Somalía
Luego de la desmaterialización de Bin Laden en las montañas de Tora-Bora, la difusa guerra contra el terrorismo necesita volver a ajustar el foco. Estados Unidos amenazó a Somalía, en tanto que Yemén comenzó su operación de “lavado de imagen” con un raíd militar contra tribus acusadas de proteger a militantes de Al-Qaeda.
Por detrás de los titulares acerca de los pasos para instalar en Afganistán algún intento de normalidad, dos noticias permiten intuir hacia dónde apuntarán las cámaras a comienzos del nuevo año: el gobierno de Yemén atacó supuestas bases de militantes islamistas en su territorio el 18 de diciembre, en tanto que Estados Unidos anunció que Somalía podría ser su nuevo blanco en la campaña para desarticular las redes fundamentalistas que amenazan intereses occidentales.
Nada para sorprenderse.
En Yemen y Somalía existen grupos que han estado ligados a Bin Laden desde mucho antes del atentado contra las Torres Gemelas. Además, ambos países guardan similitudes con el Afganistán talib en que se refugió el millonario ex saudita: fuerte influencia tribal, existencia de grupos radicales activos, un gobierno que no controla completamente su territorio ni tiene el monopolio de las armas, una historia reciente con violentos episodios antinorteamericanos, pobreza, recursos naturales, importancia en los esquemas de tráficos ilegales, una situación geopolítica estratégica.
Yemen tienen aun otra semejanza con Afganistán: la existencia de un importante contingente de islamistas que pelearon su “guerra santa” contra un ejército comunista de un país que ya no existe, en este caso Yemen del Sur, y que luego se transformaron en incómoda mano de obra desocupada para sus antiguos mentores. Estos antiguos mujaidines suelen encontrar refugio en las tribus semi-autónomas que controlan porciones del fragmentado país. Cuando un jefe tribal acepta proteger a una persona, queda obligado a cumplir su palabra incluso en el caso de que el Estado lo conmine a entregar al huésped. Los recientes combates, aunque fueron presentados como choques entre el gobierno y Al-Qaeda, en verdad enfrentaron al ejército con la tribu Abida, que se negaba a entregar a cinco sospechosos de pertenecer a la red terrorista.
En una ponencia presentada al coloquio “Islam y cambio social” que organizó la universidad suiza de Lausanne, Elham Manea analizó las relaciones tribu-Estado, y subrayó que ahí está el eje del dilema político en el Yemen contemporáneo. Tribus con un poder fuertemente centralizado en su jefe, con una ancestral animosidad en contra del Estado, y con una percepción de la identidad nacional como algo ajeno al concepto de soberanía estatal. Una realidad que genera amplias zonas que son “tierra de nadie”, tanto en el mapa como en la lealtad de los ciudadanos.
==Primera parte de cinco
* 2- La sombra de Osama
* 3- Islamismo yemení
* 4- Osama: el mito necesario
* 5- Yemen: el factor petróleo
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2001)
Por detrás de los titulares acerca de los pasos para instalar en Afganistán algún intento de normalidad, dos noticias permiten intuir hacia dónde apuntarán las cámaras a comienzos del nuevo año: el gobierno de Yemén atacó supuestas bases de militantes islamistas en su territorio el 18 de diciembre, en tanto que Estados Unidos anunció que Somalía podría ser su nuevo blanco en la campaña para desarticular las redes fundamentalistas que amenazan intereses occidentales.
Nada para sorprenderse.
En Yemen y Somalía existen grupos que han estado ligados a Bin Laden desde mucho antes del atentado contra las Torres Gemelas. Además, ambos países guardan similitudes con el Afganistán talib en que se refugió el millonario ex saudita: fuerte influencia tribal, existencia de grupos radicales activos, un gobierno que no controla completamente su territorio ni tiene el monopolio de las armas, una historia reciente con violentos episodios antinorteamericanos, pobreza, recursos naturales, importancia en los esquemas de tráficos ilegales, una situación geopolítica estratégica.
Yemen tienen aun otra semejanza con Afganistán: la existencia de un importante contingente de islamistas que pelearon su “guerra santa” contra un ejército comunista de un país que ya no existe, en este caso Yemen del Sur, y que luego se transformaron en incómoda mano de obra desocupada para sus antiguos mentores. Estos antiguos mujaidines suelen encontrar refugio en las tribus semi-autónomas que controlan porciones del fragmentado país. Cuando un jefe tribal acepta proteger a una persona, queda obligado a cumplir su palabra incluso en el caso de que el Estado lo conmine a entregar al huésped. Los recientes combates, aunque fueron presentados como choques entre el gobierno y Al-Qaeda, en verdad enfrentaron al ejército con la tribu Abida, que se negaba a entregar a cinco sospechosos de pertenecer a la red terrorista.
En una ponencia presentada al coloquio “Islam y cambio social” que organizó la universidad suiza de Lausanne, Elham Manea analizó las relaciones tribu-Estado, y subrayó que ahí está el eje del dilema político en el Yemen contemporáneo. Tribus con un poder fuertemente centralizado en su jefe, con una ancestral animosidad en contra del Estado, y con una percepción de la identidad nacional como algo ajeno al concepto de soberanía estatal. Una realidad que genera amplias zonas que son “tierra de nadie”, tanto en el mapa como en la lealtad de los ciudadanos.
==Primera parte de cinco
* 2- La sombra de Osama
* 3- Islamismo yemení
* 4- Osama: el mito necesario
* 5- Yemen: el factor petróleo
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2001)
Etiquetas: Africa, Africa 2000/2005, Somalia, Yemen
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