Las biografías del mujaidín (III)
Roland Jacquard se tomó tan en serio su trabajo de leer la realidad un paso más allá de lo que propone la agenda informativa, que la portada de la edición española de su biografía de Bin Laden (En nombre de Osama Ben Laden) lleva, con cierta justicia, una frase promocional que lo presenta como “el libro que predijo el ataque a Estados Unidos”.
Jacquard dirige el Observatorio Internacional de Terrorismo. Hace una década y media ya estaba escribiendo libros sobre el tema (Les dossiers secrets du terrorisme, 1985), esfuerzo que continuaría con otras publicaciones realizadas en colaboración con Dominique Nasplèzes, incluyendo un libro sobre el terrorista venezolano Carlos, hasta ir acercándose cada vez más al islamismo radical (Fatwa contre l’Occident, 1998). También se ha ocupado de formas más sutiles de terrorismo. Aunque careció de la repercusión que merecía, La desinformación: una manipulación del poder no perdió actualidad trece años más tarde de ser escrita. El periodista catalán Fran Casal se refería a dicho libro diciendo que “si uno pone de su parte la suspicacia debida y repasa este ensayo, se dará cuenta de que mejor sería dormir con un ojo abierto”.
En nombre de Osama Ben Laden pasa revista, en dieciseis capítulos, a la vida del mujaidín millonario y detalla sus conexiones con el islamismo radical. El autor se permite mostrar una imagen de Bin Laden que en muchos pasajes no está libre del romanticismo de los héroes que luchan en solitario contra un enemigo más poderoso. El ex saudí aparece como un bussinessman místico que movido por un ideal superior abandona una posición de privilegio y pasa por penurias materiales para servir mejor a su causa. Casi al comienzo del libro, Jacquard se pregunta “¿quién es este joven burgués saudí, ingeniero de profesión, hombre de negocios brillante y musulmán piadoso que en una ocasión afirmó: ‘Un día en Afganistán vale mucho más que mil días de oración en una mezquita’?”. Algunas páginas más adelante, es un palestino, Hamza Mohamed, quien responde: “Para nosotros era un héroe porque siempre estaba en los puestos de avanzada. No sólo dio dinero para la causa, sino que entregó su propia persona. Fue hasta allí para vivir con los campesinos afganos y los combatientes árabes. Cocinaba con ellos, comía con ellos, cavaba trincheras con ellos”.
Cartas a la vista
Luego de narrar la trayectoria vital de Bin Laden, incluyendo su alejamiento de la familia, la ruptura con la casa real saudí, la pérdida de su nacionalidad, y el exilio en Sudán, Jacquard se concentra en las relaciones entre el hombre más buscado del mundo y los afganos. Señala, y resalta la paradoja, que los actuales enemigos de Occidente fueron armados por el propio Occidente, con la participación directa del director de la Agencia Central de Inteligencia, William Casey, y brinda una serie de detalles que no eluden el pintoresquismo (como cuando cuenta una suerte de ‘remate virtual’ en el que Bin Laden pujaba con los servicios de seguridad estadounidenses para adquirir misiles Stinger sobrantes de la guerra entre los mujaidines y los soviéticos) citando fuentes reservadas de inteligencia e incluso conversaciones directas con primeras figuras del ámbito militar.
Con las cartas a la vista, resultan particularmente reveladores algunos de los datos recabados por Jacquard, que sirven a la vez para confirmar que el ataque a las Torres Gemelas sólo pudo resultar sorprendente en sus detalles anecdóticos (cuándo y contra qué blanco en particular), pero no en su cuestión de fondo. Jacquard cita un párrafo de una entrevista publicada en la revista Newsweek en 1998, en la que Bin Laden asegura: “Si los estadounidenses matan niños en Palestina y si los estadounidenses matan inocentes en Irak, y si la mayoría de los estadounidenses apoyan a su presidente descarriado, significa que el pueblo estadounidense está en guerra con nosotros y tenemos derecho a tomarlo como blanco”.
En los anexos se reproducen, acompañados de su edición facsimilar en árabe, documentos elaborados por islamistas radicales ligados a Bin Laden en los que se llama al asesinato de occidentales y a la guerra contra Estados Unidos e Israel. El libro también incluye algunas fotografías. En una de ellas, un mujaidín afgano al servicio de los ejércitos musulmanes de Bosnia, posa sonriente ante la cámara mientras sostiene del pelo la cabeza de un prisionero serbio que acaba de ser decapitado.
==Tercera parte de tres
* 1- Las biografías del mujaidín (I)
* 2- La mirada republicana
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2001)
Jacquard dirige el Observatorio Internacional de Terrorismo. Hace una década y media ya estaba escribiendo libros sobre el tema (Les dossiers secrets du terrorisme, 1985), esfuerzo que continuaría con otras publicaciones realizadas en colaboración con Dominique Nasplèzes, incluyendo un libro sobre el terrorista venezolano Carlos, hasta ir acercándose cada vez más al islamismo radical (Fatwa contre l’Occident, 1998). También se ha ocupado de formas más sutiles de terrorismo. Aunque careció de la repercusión que merecía, La desinformación: una manipulación del poder no perdió actualidad trece años más tarde de ser escrita. El periodista catalán Fran Casal se refería a dicho libro diciendo que “si uno pone de su parte la suspicacia debida y repasa este ensayo, se dará cuenta de que mejor sería dormir con un ojo abierto”.
En nombre de Osama Ben Laden pasa revista, en dieciseis capítulos, a la vida del mujaidín millonario y detalla sus conexiones con el islamismo radical. El autor se permite mostrar una imagen de Bin Laden que en muchos pasajes no está libre del romanticismo de los héroes que luchan en solitario contra un enemigo más poderoso. El ex saudí aparece como un bussinessman místico que movido por un ideal superior abandona una posición de privilegio y pasa por penurias materiales para servir mejor a su causa. Casi al comienzo del libro, Jacquard se pregunta “¿quién es este joven burgués saudí, ingeniero de profesión, hombre de negocios brillante y musulmán piadoso que en una ocasión afirmó: ‘Un día en Afganistán vale mucho más que mil días de oración en una mezquita’?”. Algunas páginas más adelante, es un palestino, Hamza Mohamed, quien responde: “Para nosotros era un héroe porque siempre estaba en los puestos de avanzada. No sólo dio dinero para la causa, sino que entregó su propia persona. Fue hasta allí para vivir con los campesinos afganos y los combatientes árabes. Cocinaba con ellos, comía con ellos, cavaba trincheras con ellos”.
Cartas a la vista
Luego de narrar la trayectoria vital de Bin Laden, incluyendo su alejamiento de la familia, la ruptura con la casa real saudí, la pérdida de su nacionalidad, y el exilio en Sudán, Jacquard se concentra en las relaciones entre el hombre más buscado del mundo y los afganos. Señala, y resalta la paradoja, que los actuales enemigos de Occidente fueron armados por el propio Occidente, con la participación directa del director de la Agencia Central de Inteligencia, William Casey, y brinda una serie de detalles que no eluden el pintoresquismo (como cuando cuenta una suerte de ‘remate virtual’ en el que Bin Laden pujaba con los servicios de seguridad estadounidenses para adquirir misiles Stinger sobrantes de la guerra entre los mujaidines y los soviéticos) citando fuentes reservadas de inteligencia e incluso conversaciones directas con primeras figuras del ámbito militar.
Con las cartas a la vista, resultan particularmente reveladores algunos de los datos recabados por Jacquard, que sirven a la vez para confirmar que el ataque a las Torres Gemelas sólo pudo resultar sorprendente en sus detalles anecdóticos (cuándo y contra qué blanco en particular), pero no en su cuestión de fondo. Jacquard cita un párrafo de una entrevista publicada en la revista Newsweek en 1998, en la que Bin Laden asegura: “Si los estadounidenses matan niños en Palestina y si los estadounidenses matan inocentes en Irak, y si la mayoría de los estadounidenses apoyan a su presidente descarriado, significa que el pueblo estadounidense está en guerra con nosotros y tenemos derecho a tomarlo como blanco”.
En los anexos se reproducen, acompañados de su edición facsimilar en árabe, documentos elaborados por islamistas radicales ligados a Bin Laden en los que se llama al asesinato de occidentales y a la guerra contra Estados Unidos e Israel. El libro también incluye algunas fotografías. En una de ellas, un mujaidín afgano al servicio de los ejércitos musulmanes de Bosnia, posa sonriente ante la cámara mientras sostiene del pelo la cabeza de un prisionero serbio que acaba de ser decapitado.
==Tercera parte de tres
* 1- Las biografías del mujaidín (I)
* 2- La mirada republicana
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2001)
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