30 diciembre 2001

La sombra de Osama

Ya el 23 de agosto de 1998, el gobierno de Yemen tuvo que negar oficialmente la presencia de Osama Bin Laden en su territorio. No era una hipótesis descabellada. En primer lugar, el padre de Bin Laden es originario de Yemen, al igual que una de sus esposas. En segundo término, Osama posee intereses económicos en el país, ya que controla las redes de abastecimiento de qat, una sustancia alucinógena que los yemeníes consumen con la misma naturalidad con la que los indígenas del altiplano sudamericano mastican hojas de coca.

Esto sin contar que el país aloja fuertes grupos de guerrilleros de inspiración musulmana tanto en el norte como en el sureste, que tienen como uno de sus alicientes para la “guerra santa” la existencia de bases norteamericanas en Aden, Hodeida y Socotra. Además de las bases, Estados Unidos posee en Yemen fuertes intereses económicos vinculados al petróleo. Precisamente, la provincia en la que ocurrieron los combates del 18 de diciembre, Marib, produce el 40 por ciento del petróleo del país y es un punto clave de un oleoducto que es blanco de frecuentes ataques de beduinos rebeldes.

En los últimos seis años allí han sido secuestrados 157 extranjeros. El rescate va desde exigencias esperables, como la liberación de militantes encarcelados o ciertas sumas de dinero, hasta otras sumamente peculiares, como la construcción de escuelas en la provincia, puestos en el ejército o la adminitración civil para miembros del clan, o la entrega de camionetas cuatro por cuatro que, de acuerdo con el periódico The Guardian, se pide expresamente que sean Toyota LandCruiser, las mismas que utilizaban los talibán.

En el mismo 1998 en que la sombra de Bin Laden planeaba sobre Yemen, se produjeron en ese país dos episodio violentos vinculados a turistas procedentes de Gran Bretaña. Dieciseis británicos que habían contratado una excursión para conocer los monumentos culturales de un país que se supone que albergó al célebre reino de Saba de los tiempos del Antiguo Testamento, fueron tomados como rehenes. Terminó en tragedia: cuatro de los secuestrados murieron en el fuego cruzado que se produjo cuando las fuerzas de seguridad efectuaron el rescate. Otros diez turistas que salieron de Inglaterra con la intención de aprender árabe y experimentar la vida en un país musulmán, terminaron en la cárcel al ser acusados de terrorismo. Ambos casos, previsiblemente, se transformaron en shows mediáticos, y todos los dardos apuntaron contra un iman de una mezquita del Finsbury Park de Londres.

Pero sin duda el hecho más impactante entre las acciones islamistas que se produjeron en territorio de Yemén, fue el atentado contra el destructor estadounidense Uss Cole, anclado en aguas del puerto de Aden. El 12 de octubre de 2000, una lancha-bomba conducida por dos atacantes suicidas, impactó contra el barco matando a 17 tripulantes e hiriendo a 39. Osama Bin Laden fue señalado como sospechoso número uno de haber planeado y financiado el atentado. Él negó estas afirmaciones, pero expresó su alegría por el atentado, y según el periódico Al Hayat, “dio gracias a Alá por esa operación”.

==Segunda parte de cinco

* 1- Escenario 2002: Yemén y Somalía
* 3- Islamismo yemení
* 4- Osama: el mito necesario
* 5- Yemen: el factor petróleo

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2001)

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