22 febrero 2006

Liderazgo regional

Aunque las declaraciones de la Secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleeza Rice, califiquen como "un avance importante" tener en Haití una misión de la ONU "encabezada por un líder regional como Brasil, y además contar con la participación de varios países de la región", a nadie escapa que en Washington se está mirando con mayor interés que en otros casos el desempeño brasileño en esta misión.

Es que como dijo el canciller del gobierno de Lula, Celso Amorim, "no es posible declararse en favor del multilateralismo y no actuar en ese marco cuando la oportunidad se presenta". ¿Qué ocurre si la situación de Haití desemboca en un resultado positivo? Será una ocasión de comprobar que los llamados “líderes regionales” pueden hacerse cargo de crisis muy complejas sin necesidad de participación de los poderes globales. Si por el contrario fracasa, la conclusión no será necesariamente la opuesta, ya que todo dependerá del grado del fracaso. Si se trata de un fracaso ordenado, en el que se cumplen algunos objetivos mínimos –como las elecciones del martes- y luego se produce una salida gradual de las tropas de paz, al menos se habrá demostrado que Brasil estuvo en condiciones de conducir una fuerza de paz con un importante componente subregional.

Si se analiza el peso real de Brasil en América del Sur, y se lo compara con el de otras potencias regionales de otras partes del mundo, se comprueba fácilmente que no hay rivalidad posible en esta zona del mapa, a menos que se eleve la mirada hacia México (un actor complejo, que no necesariamente debe ser visto como un seguidor incondicional de todas las pautas que dicte Estados Unidos en política exterior). Pero si la mirada se queda en el sur, el clásico Argentina versus Brasil es apenas una cuestión de balompié. Brasil tiene el 49 por ciento de la población sudamericana, genera la mitad del producto bruto y tiene un gasto militar igual al del resto de los países sudamericanos sumados. En los mismos rubros, Argentina debe conformarse con un 11 por ciento, tanto de la población como del producto bruto, y con un 7 por ciento del gasto militar. La relación es casi tan aplastante como la que tiene India sobre Pakistán. En África Subsahariana, sin embargo, la oposición entre Sudáfrica y Nigeria es mucho más equilibrada. Los sudafricanos son superados en población (21 % sobre 7) pero compensan con un mayor producto bruto (35 por ciento sobre 14). Así las cosas, si alguien se fortalece de un éxito en Haití será Brasil mucho más que Argentina o Chile, y si alguien puede llevar a la región a la cancha grande del multilateralismo, también será Brasil.

==Tercera parte de siete

* 1- Los Contradicciones del lejano y del cercano Norte
* 2- El pecado original
* 4- Apoyo y oposición
* 5- Desde Argentina
* 6- Características de la crisis
* 7- Matices de una Misión de Paz

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en febrero de 2006)

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