22 febrero 2006

Contradicciones del lejano y del cercano Norte

Para las cancillerías de Brasil y Chile, las elecciones del martes fueron un factor clave de la ecuación que busca superar la crisis haitiana. La participación de esos dos países en el anillo de legitimidad colocado alrededor de los comicios, se suma al rol protagónico de sus fuerzas armadas en la Misión de Paz de Naciones Unidas en Haití. Criticada como funcional a Estados Unidos o defendida como una oportunidad para el multilateralismo, la Minustah abre la posibilidad de un debate sobre el alcance y las limitaciones de las potencias regionales.

Los primeros resultados de las elecciones presidenciales y legislativas de Haití dan como ganador a René Preval, aunque persistía la duda sobre si será necesario realizar una segunda vuelta el 19 de marzo. Considerado por sus rivales como un continuador de las políticas del derrocado presidente Jean-Bertrand Aristide, esa cercanía con el controvertido líder de Lavalas puede haber sido el secreto de su buena votación. Sin embargo Preval, que ya fue primer ministro y que adquirió notoriedad como opositor a la dictadura de Jean Claude Duvalier en los tempranos años ochenta, dice no querer ser identificado con nadie más que consigo mismo. Si se confirman los resultados, este experimentado político de 63 años deberá gobernar el país más pobre de América, donde la crisis social se une a la polarización política. La expectativa de que su elección permita comenzar a resolver al menos el problema de la polarización, se reflejaba el miércoles en las declaraciones de satisfacción emitidas por las cancillerías de Brasil y de Chile. En toda elección que se realiza en contextos críticos, sobre todo si se registran hechos aislados de violencia como ocurrió en Haití, las declaraciones de actores internacionales de primer orden son un factor importante de legitimación de los resultados.

En ese sentido, la actuación de Brasilia y Santiago de Chile parece haber estado ligada al convencimiento de que estas elecciones ayudarán al éxito de la Minustah, y a la intención de hacer notar que si se pudo votar fue gracias a la presencia de esa misión. "Para Chile esta es una jornada donde comienzan a verse los frutos de un trabajo intenso", fue el mensaje del comunicado del servicio exterior trasandino. Que el núcleo del contingente de cascos azules esté formado por ejércitos de países que tienen gobiernos de centroizquierda, en especial Brasil y Chile, y que el origen de la crisis haitiana sea el derrocamiento de un presidente constitucional por parte de Estados Unidos, son dos elementos que, combinados, vuelven polémica una misión que dice tener el objetivo de generar un contexto de seguridad para que Haití “retorne al camino de la democracia”.

Por un lado el éxito de la Minustah podría disimular los efectos de lo que muchos consideran que fue una intervención más de Estados Unidos en los asuntos internos haitianos, y por esa razón sus críticos consideran que los cascos azules resultan funcionales a Washington. Pero por otra parte, quienes defienden el rol protagónico de los militares brasileños en la misión, aseguran que ese mismo éxito podría servir para fortalecer los esfuerzos que Brasil y otras potencias medianas (como India y Sudáfrica) vienen realizando para modificar el actual orden internacional unipolar.

==Primera parte de siete

* 2- El pecado original
* 3- Liderazgo regional
* 4- Apoyo y oposición
* 5- Desde Argentina
* 6- Características de la crisis
* 7- Matices de una Misión de Paz

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en febrero de 2006. Fotos: NU)

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