Después del Muro, una cortina de cristal

Alcanzó una década para que se produjera lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) calificó de “catástrofe demográfica”, que tiene como uno de sus ejemplos más elocuentes a los casi cinco millones y medio de niños que nunca llegaron a nacer, y que lo hubieran hecho de haberse mantenido las reglas de juego socioeconómicas previas a la caída del socialismo real. Los habitantes de Europa del Este, sin embargo, no desean un retroceso en los derechos civiles recientemente conquistados, según lo han mostrado las encuestas de opinión.
“Decisiones individuales por excelencia, como formar una familia o tener un bebé, están invariablemente influidas por las condiciones generales del momento en que se toman, incluidas las circunstancias económicas y políticas, las cuales pueden ser percibidas como elementos de incertidumbre”, asegura la Comisión Económica Europea de las Naciones Unidas (ECE) en su último informe anual. Sostiene esta afirmación en el hecho de que la cantidad de hijos que tenía una mujer de Europa del Este a mediados de los ochenta, un promedio de dos, descendió drásticamente a 1,35 hijos por mujer, colocando a la región aún por debajo de la Europa Occidental que presenta un promedio de 1,53 hijos por cada mujer.

Intranquilidad familiar
Esta “inmediata y masiva reacción” a los cambios políticos, que llevó a las parejas “a detener drásticamente los nacimientos”, se mantuvo en los años posteriores en la medida en que persistió “la ansiedad con respecto al futuro inmediato”, indica el citado documento de la ECE, que también reconoce que el lazo entre la transición y la baja de la natalidad en otros países de la región es “menos fácilmente demostrable”. Los expertos citaron a las transiciones relativamente ordenadas y pacíficas que tuvieron lugar en Hungría, Polonia y, especialmente, en la República Checa, como las que causaron menos intranquilidad en sus ciudadanos. No en vano se reconoce que estos tres países son los que presentan mejores posibilidades de ser aceptados en la Unión Europea luego de un proceso de reordenamiento económico e institucional actualmente en curso.
Las parejas del antiguo bloque comunista no sólo resuelven concebir menos hijos, sino que toman con mayor frecuencia la decisión de abortar un nacimiento, a excepxión de las que viven en países como Polonia y Croacia en los que la religión católica, contraria al aborto, es parte esencial de la identidad nacional. En algunos casos, como en el rumano, la tasa de embarazos voluntariamente interrumpidos directamente se invirtió: en los años de la sociedad comunista había un aborto por cada dos nacimientos, en tanto que actualmente hay dos abortos por cada nacimiento. En Albania este indicador social se triplicó, en tanto que disminuyó en Bulgaria, República Checa y Eslovaquia.

==Primera parte de siete
* 2- El espejo austríaco
* 3- La inseguridad básica
* 4- Dos casos: Eslovaquia y Chequia
* 5- La crisis país por país
* 6- Los niños que no nacieron
* 7- Los costos humanos de la transición
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 12 de diciembre de 2000)
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