12 diciembre 2000

Dos casos: Eslovaquia y Chequia

Dos de cada tres eslovacos opinan que los niños de hoy tienen menos condiciones de calidad de vida que aquellos que crecieron durante el régimen comunista. Resulta ocioso anotar cuál fue el resultado de la misma encuesta del Instituto de Asuntos Públicos cuando intentó conocer lo que piensan los ciudadanos acerca del rumbo económico y político: un porcentaje similar opinó que el país estaba encaminado en la dirección equivocada. De acuerdo con la empresa Eurobarometer, los eslovacos son los más críticos entre sus vecinos del este de Europa a la hora de valorar la transición.

Esta actitud crítica, sin embargo, no se traduce en activismo político. Tres de cada cuatro eslovacos aseguran no saber cómo defenderse a sí mismos en los casos en que el gobierno o el parlamento toman decisiones que afectan sus intereses. Las conclusiones de la Agencia Estadounidense de Información (USIA) al analizar estas encuestas, es que los ciudadanos "aún tienen dudas sobre cómo los cambios contribuirán a resolver los actuales problemas sociales y económicos". Se trata de una interpretación francamente optimista.

La opinión de los eslovacos acerca de la situación nacional es más clara si se la desglosa tema por tema. La seguridad ciudadana ha empeorado para la visión del 84 por ciento, en tanto que sólo mejoró para un 1 por ciento de los consultados. La justicia en la sociedad empeoró para el 70 por ciento y mejoró para el 2 por ciento. Las oportunidades para los jóvenes son menores que antes según el 66 por ciento, y mayores según el 10 por ciento. Algo similar ocurría a fines de 1997, cuando el Institute for Public Affairs, preguntaba a los eslovacos sobre su estatus de vida personal y el de su familia: el 41 por ciento consideraban que estaban peor, el 42 por ciento que estaban igual y el 15 por ciento que estaban mejor.

Comparando encuestas similares a lo largo de tres años (1995 a 1997), el porcentaje de personas que opinan que su situación personal empeoró se mantiene en el rango del 40 por ciento, mientras que nunca es superior al 17 por ciento el porcentaje de aquellos que piensan que están mejor. El más negativo de los tres años analizados fue 1995, cuando casi la mitad de los habitantes de Eslovaquia (47 por ciento) vio empeorar su nivel de vida.

La USIA también analizó las expectativas de futuro de los eslovacos. El 44 por ciento no esperaba cambios en su situación en los próximos cinco años, el 31 por ciento pronosticaba una mejora, y el 21 por ciento creía que las cosas iban a seguir empeorando. Los resultados demostraron que la población era más pesimista que la mayoría de sus vecinos, pero más optimista que los checos. Un contrasentido, ya que los checos tienen un nivel de vida un 20 por ciento mejor que el de los eslovacos,según los estudios de Gfk publicados por Slovenský Profit. En los hogares de la República Checa hay más televisores a color, más videocaseteros, más computadoras, más hornos a micro-ondas y más freidoras que en los eslovacos; sólo están igualados en el número de familias que tienen automóvil (en ambos casos la mitad de la población) y máquinas de fax (uno por ciento en cualquiera de los dos países). Eslovaquia sólo lleva la delantera en el número de freezers por habitante y en la cantidad de casas que tienen jardín.

Luego que las encuestas que mostraban al Partido Comunista en el primer lugar de la intención de voto en la República Checa, empañaran parcialmente los festejos por los diez años de su pacífica transición llamada Revolución de Terciopelo, las opciones de centro recuperaron terreno. Sin embargo, las consultas de opinión no han dejado de demostrar que un buen porcentaje de la población en el ex bloque socialista añora la seguridad de los viejos tiempos. En casi todos los casos esta nostalgia está matizada por el rechazo de regresar al sistema político del pasado. Los especialistas en el Este europeo no deben esforzarse demasiado para calificar este estado de ánimo como el deseo de combinar lo mejor de los dos sistemas. Por el momento, los resultados socioeconómicos de la mayoría de los países (excepto Polonia y la República Checa) y las dificultades para crear una cultura democrática, parecen sugerir que se está en la situación opuesta.

==Cuarta parte de siete

* 1- Después del Muro, una cortina de cristal
* 2- El espejo austríaco
* 3- La inseguridad básica
* 5- La crisis país por país
* 6- Los niños que no nacieron
* 7- Los costos humanos de la transición

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 12 de diciembre de 2000)

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