03 noviembre 2000

Praga: Los trabajos de Kafka


Otro de los mitos sobre la vida de Kafka es el que lo presenta como un gris empleado de oficina. En realidad Franz Kafka fue un abogado que luego de trabajar en un bufete de la Plaza de la Ciudad Vieja, una vez más dentro del pequeño círculo del que le habló a su profesor de hebreo, ejerció su profesión en tibunales en lo civil y en lo penal. En octubre de 1907 ocupó, durante unos pocos meses , el único empleo en el que se lo puede considerar un oficinista de poco rango, trabajando de ocho de la mañana a ocho de la noche en la Assicurazione-Generali. Aún hoy puede verse ese edificio, en el número 19 de la Plaza Wenceslao, un espacio céntrico que más que una plaza es una larga avenida bordeada de edificios art-nouveau y modernas tiendas por departamentos.

Ocho meses después de haber comenzado a trabajar en esa aseguradora, Kafka logró, por medio del padre de un compañero de estudios, el empleo que conservará hasta su jubilación, la que por motivos médicos obtendrá en 1920, a los 37 años de edad. En la Mutualidad de Seguros y Accidentes Laborales trabajará de ocho de la mañana a dos de la tarde. Elaborará estadísticas, litigará a favor de la compañía en los tribunales y hará inspecciones en centros de trabajo para clasificarlos en base a su siniestralidad. Su trabajo aparece retratado con rasgos de humor negro en su correspondencia con Max Brod, a quien le cuenta que tiene “grandes dolores de cabeza con esas muchachas jóvenes de las fábricas de porcelana, que se arrojan a las escaleras con montones de vajilla”. En otros momentos, sin embargo, se queja de la situación de los trabajadores mutilados por accidentes laborales a los que ve como excesivamente humildes “en lugar de tomar la mutualidad por asalto y hacerlo todo trizas”. Los obreros no cumplieron ese deseo, por lo que el edificio todavía existe y está ocupado por una empresa de instalaciones eléctricas, junto al hotel Atlantic, que en la época de Kafka se llamaba Anglaterre.

Aunque sus diarios abundan en referencias a las horas de oficina que le quitaban tiempo para escribir,no fue en estos puestos asalariados en los que Kafka se sintió más atormentado. A sus 28 años, a la vez que continúa trabajando en la aseguradora, Kafka debe asistir con asiduidad a una fábrica de asbestos fundad por su cuñado y a la que realizó un pequeño aporte de capital impulsado por su padre. El 28 de diciembre de 1911 escribió en sus Diarios: “La tortura que me causa la fábrica. ¿Por qué me dejé convencer cuando me obligaron a trabajar en ella por las tardes? Ahora, nadie me obliga por la fuerza, sino mi padre con reproches, Karl (su cuñado) con su callar y mi conciencia de culpabilidad”. En agosto del año siguiente, en una anotación en la que la llama “fábrica infame”, se queja explícitamente de que esa ocupación le impide escribir. Klaus Wagenbach, en su libro La Praga de Kafka responsabiliza explícitamente a la fábrica de asbestos de que El Proceso haya quedado inconcluso

El edificio de a fábrica estaba en el barrio obrero de Zizkov, “ese barrio legendario y célebre”, como lo llama Jaroslav Seifert, quien allí nació y tenía once años cuando Kafka trabajaba en la producción de asbestos. En el mismo año de 1911, Zizkov alojaba otro huésped ilustre: Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin. El líder ruso era un apasionado de Praga, y servía de improvisado guía por la ciudad a otros dirigentes obreros que concurrían a entrevistarse con él en esa capital centroeuropea, según consta en el libro Lenin y Praga, de Miroslav Ivanov, (Orbis. Praga.1970).

==Tercera parte de cuatro

* 1- Kafka y Praga: Solitario remero en el Vltava
* 2- Praga: las casas de Kafka
* 4- El amor de Kafka: Milena Jesenka

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en El País Cultural )

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