El amor de Kafka: Milena Jesenka
“Es algo así: yo, animal de la selva, apenas sí vivía por ese entonces en la selva, permanecía tirado en alguna sucia fosa (sucia sólo por mi presencia, por supuesto), cuando te divisé a tí afuera, a cielo descubierto. Era lo más maravilloso que hubiera visto jamás. Y olvidé todo, me olvidé de mi mismo por completo, me incorporé, me aproximé -aunque temeroso en esa nueva y, sin embargo, familiar libertad-, me aproximé más, llegué hasta ti, tú fuiste buena y yo me eché a tus pies como si eso me fuera permitido, hundí mi rostro en tu mano, me sentía tan feliz, tan orgulloso, tan libre, tan poderoso, tan en mi hogar (y otra vez ese ‘en mi hogar’);pero en el fondo no había dejado de ser aquel animal, seguía perteneciendo a la selva, sólo podía existir allí, a cielo abierto, por tu misericordia, leía -sin saberlo (pues había olvidado todo) mi destino en tus ojos. Eso no podía durar (...) Tenía que regresar a las tinieblas, no soportaba el sol, estaba desesperado, realmente como un animal perdido, eché a correr como podía y siempre la idea: ‘¡Si la pudiera llevar conmigo!’ y la idea opuesta: ‘¿Hay tinieblas donde ella está?’. Me preguntas como vivo: así es como vivo”.
En este texto, que figura en el libro Cartas a Milena (Losada. Buenos Aires. 1981), Kafka resume su visión acerca de la relación que mantuvo con Milena Jesenska, traductora al checo de parte de su obra, que estaba escrita enteramente en alemán. Sostuvieron una nutrida correspondencia en la que se revela una historia de amor sin salida, ya que Milena vivía en Viena con su esposo.
Milena Jesenka, trece años menor que Kafka, se mudó de Viena a su Praga natal en 1925, al año siguiente de la muerte del autor de El Proceso. Se convirtió en una reconocida periodista que escribía desde notas sobre moda hasta críticas sobre arquitectura de vanguardia. Se hizo adicta a la morfina y sólo logró abandonarla cuando ingresó al Partido Comunista, al que renunció luego de las purgas estalinistas de 1936. Combatiente antifascista, su apartamento del barrio Vinohrady se convirtió en foco de resistencia contra la ocupación nazi en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Fue recluida en un campo de concentración en las cercanías de Berlín, donde murió en 1944. Kafka la definió como “la única mujer que realmente me comprendió”.
==Cuarta parte de cuatro
* 1- Kafka y Praga: Solitario remero en el Vltava
* 2- Praga: las casas de Kafka
* 3- Praga: Los trabajos de Kafka
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en El País Cultural.)
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