El juicio a Milosevic 1:
¿Criminales o héroes?
Hace cuatro horas que el ómnibus partió rumbo a Belgrado. Atrás quedaron las colinas que sirvieron de asiento a la artillería serbobosnia para bombardear Sarajevo durante los meses años del sitio. Atrás quedó la avenida de los francotiradores, hoy convertida en una insulsa vía de tránsito de cuatro carriles, dos para los autos y dos para los tranvías.
El ómnibus, que se adentra más y más en la República Serbia de Bosnia, una de las dos entidades en las que se dividió el mapa de Bosnia-Herzegovina tras la paz de Dayton, se detiene frente a un parador. Como si se tratase de una película para consumo occidental, el lugar se llama Balkan Restaurant. Pero no es un guión barato. El pequeño comedero en el que sirven humeantes platos de sopa especiada está realmente allí, esperando a los pasajeros que bajan a reponer fuerzas a mitad de camino.
En las paredes, junto a un ícono de San Jorge, hay dos cuadros. El más grande es un retrato sepia autografiado por el general Mladic; el otro es una pequeña fotografía de Radovan Karadzik. Ambos encabezan la lista de "más buscados" por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, que los acusa de haber cometido atrocidades contra la población civil musulmana. Ambos reciben, en ese pequeño restaurante perdido en medio de la carretera, y en buena parte de ese 51 por ciento del territorio de Bosnia que está en poder de los serbios, un trato de héroes nacionales.
Del mismo modo, aunque con menor resonancia en los grandes medios de comunicación, reacciona el nacionalismo croata cuando se pretende encausar judicialmente a sus mandos militares. Este problema de punto de vista, que se transforma, a ojos de parte de la opinión pública balcánica, en un tema de legitimidad, es una de las mayores dificultades que enfrentan los jueces de La Haya a la hora de enjuiciar a los sospechosos de crímenes de guerra, incluido su acusado estrella: Slobodan Milosevic (foto).
==Primera parte de cuatro, publicado en Brecha el 15 de febrero de 2002
* 1- ¿Criminales o héroes?
* 2- Preguntas en Belgrado.
* 3- Teorías de la conspiración.
* 4- La culpa del otro.
El ómnibus, que se adentra más y más en la República Serbia de Bosnia, una de las dos entidades en las que se dividió el mapa de Bosnia-Herzegovina tras la paz de Dayton, se detiene frente a un parador. Como si se tratase de una película para consumo occidental, el lugar se llama Balkan Restaurant. Pero no es un guión barato. El pequeño comedero en el que sirven humeantes platos de sopa especiada está realmente allí, esperando a los pasajeros que bajan a reponer fuerzas a mitad de camino.
En las paredes, junto a un ícono de San Jorge, hay dos cuadros. El más grande es un retrato sepia autografiado por el general Mladic; el otro es una pequeña fotografía de Radovan Karadzik. Ambos encabezan la lista de "más buscados" por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, que los acusa de haber cometido atrocidades contra la población civil musulmana. Ambos reciben, en ese pequeño restaurante perdido en medio de la carretera, y en buena parte de ese 51 por ciento del territorio de Bosnia que está en poder de los serbios, un trato de héroes nacionales.
Del mismo modo, aunque con menor resonancia en los grandes medios de comunicación, reacciona el nacionalismo croata cuando se pretende encausar judicialmente a sus mandos militares. Este problema de punto de vista, que se transforma, a ojos de parte de la opinión pública balcánica, en un tema de legitimidad, es una de las mayores dificultades que enfrentan los jueces de La Haya a la hora de enjuiciar a los sospechosos de crímenes de guerra, incluido su acusado estrella: Slobodan Milosevic (foto).
==Primera parte de cuatro, publicado en Brecha el 15 de febrero de 2002
* 1- ¿Criminales o héroes?
* 2- Preguntas en Belgrado.
* 3- Teorías de la conspiración.
* 4- La culpa del otro.
Etiquetas: Balcanes 2000/2002, Bosnia, Crónicas, DDHH 2002-2004, Elegidas, Justicia Internacional, Más balcánicas, Serbia 2002/2003
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