25 enero 2002

El Plan Colombia (II)
Una estrategia cuestionada

El Plan Colombia es, de acuerdo con sus impulsores, una medida contra el narcotráfico. Se plantea el objetivo estratégicos de reducir a la mitad las 125 mil hectáreas cultivadas con hoja de coca que existen en la actialidad, combinando el factor militar con la lucha contra la corrupción, la desarticulación del aparato financiero de los narcotraficantes, y el fortalecimiento del sistema judicial. Se agrega a esto el reconocimiento tácito de las constantes violaciones de los derechos humanos por parte de fuerzas de seguridad y paramilitares, y el apoyo a la salida negociada al conflicto con las guerrillas.

Para Jairo Estrada Álvarez, docente de la Universidad de Colombia y compilador de un libro de ensayos críticos sobre el tema (Plan Colombia, ensayos críticos. Editorial Unibiblos. Bogotá, 2001. 307 páginas), “la estrategia antinarcóticos devela que el Plan Colombia es además un plan esencialmente militar, que debe ser concebido como parte de una más amplia estrategia de dominación basada en el uso de la fuerza, que debe empezar en el sur de Colombia (territorio de control insurgente) y ha de extenderse en los próximos seis años a todo el país. La estrategia antinarcóticos se basa en gran medida en las lecturas que el Banco Mundial viene elaborando sobre los conflictos armados tras el derrumbe del socialismo soviético y de Europa del Este. Tras dichos conflictos, antes que propósitos altruistas de los rebeldes, estaría la configuración de industrias criminales altamente rentables”. En resumen: “se trata de la sustentación de la hipótesis de las agencias norteamericanas, por ejemplo, sobre la presunta ‘narcoguerrilla’”.

El académico apoya su afirmación con cifras. No todos los mil trescientos diecinueve millones de dólares de la ayuda estadounidense destinada al Plan Colombia se gastarán en Colombia. Más de ciento dieciseis millones y medio serán para acondicionar aeropuertos de avanzada en Ecuador, Aruba y Curacao. Unos ciento ochenta millones irán para Bolivia, Brasil, Ecuador, Panamá y Perú, en tanto que cincuenta y tres millones se destinan a un “Programa clasificado de Inteligencia”. Después de estos y otros descuentos, Colombia recibirá un aporte equivalente a ochocientos sesenta millones de dólares y monedas. La mayor parte de este dinero se compone de asistencia militar (U$S 519,2 millones): diez veces más que los cincuenta y un millones reservados para promover los derechos humanos. El mismo paquete entrega un cheque de tres millones de dólares para acciones específicas de fortalecimiento del proceso de paz, es decir, ciento setenta y tres veces menos que lo destinado al rubro militar.

==Segunda parte de cuatro

* 1- El cascabel y el gato
* 3- Empuje al Sur
* 4- El factor Reich

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en enero de 2002)

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