13 enero 2002

Los Balcanes según Rebecca West (VI)

Dos símbolos para un título

Al momento de su publicación, en 1941, Cordero negro, halcón gris* fue comparado por The New Yorker con Los siete pilares de la sabiduría,de T.E. Lawrence. El título Cordero negro, halcón gris está formado por la yuxtaposición de dos símbolos. El del halcón gris procede de la poesía épica medieval serbia, y es la clave de una de los principales textos que integran la llamada Saga de Kosovo, tema sobre el que Brecha publicó un extenso artículo en su número del 6 de julio de 2001.

En ese poema, titulado “La caída del Reino de Serbia”, el profeta Elías disfrazado de halcón gris, se planta ante el soberano con una carta de la mismísima Virgen María. La víspera antes de la batalla decisiva contra los turcos, la carta le da a elegir entre un reino terrenal, en cuyo caso obtendrá la victoria, o un reino celestial, en cuyo caso obtendrá la salvación espitirual de su pueblo. De elegir el cielo, igual deberá pelear la batalla, sabiendo de antemano que morirá en ella. Esa leyenda hace de la derrota de Kosovo una victoria espiritual, y transforma ese lugar en tierra sagrada para los serbios.

La autora encadena este sacrificio voluntario con otro que, según ella, sólo en apariencia es menos consciente. El sacrificio del cordero. Así lo narra en las páginas 1038 y 1039 de su libro: “Se les había unido un viejo albanés tocado con el casquete blanco que equivale al fez de los musulmanes. Le habían invitado a compartir nuestra comida y ahora estaba sentado en el suelo, de espaldas a mí. Al acercarme, se volvió para saludarme con la risueña gentileza de los albaneses, y vi que tenía en brazos un cordero negro como el que yo había visto sacrificar en el Campo de la Oveja: y el significado de Kosovo me pareció meridiano.

“El cordero negro y el halcón gris habían trabajado aquí en comandita. En este crimen, como en casi todos los crímenes históricos y en la mayoría de los crímenes personales, habían sido cómplices. Tuve que venir a Yugoslavia, un país que vuelve fácil lo difícil, que aporta símbolos a lo no formulado aún intelectualmente, para aprenderlo. Había tenido ocasión de presenciar el sacrificio en su versión más repugnante y falsa, y en su sorprendente autoridad sobre la imaginación. En el Campo de la Oveja había aprendido cuán repugnante podía ser la creencia de que el derramar sangre animal redunde en un crecimiento personal, que haciéndole un regalo a la muerte recibimos un regalo de la vida. Había comprendido que esta creencia formaba parte de mí, porque era consustancial a la mente primitiva en tanto en cuanto daba una respuesta fácil a diversas dudas, y la mente primitiva es justamente la base sobre la que se apoya la mente moderna.

“Viendo ahora al cordero en su intento de sacar su pequeño y blando hocico negro de entre el endeble cobijo de los brazos atrofiados del anciano, no pude apartar de mí por más tiempo lo que era tan evidente. Ninguno de nosotros, occidentales o no, podía resistir la tentación de aceptar este sacrificio como un símbolo válido. En el fondo de nuestros corazones estábamos convencidos de que la vida era esto y nada más, que un hombre le rebane el pescuezo a un cordero encima de una roca para complacer a Dios y ganar la felicidad; y cuando la inteligencia nos decía que ese hombre estaba haciendo algo repugnante y carente de todo sentido, nuestra reacción no era desechar la idea como una pesadilla sino decir: ‘si está mal ser el sacerdote que sacrifica al cordero, seré cordero y me dejaré sacrificar por el sacerdote’. De ahí establecimos el principio de que la condenación era honorable para cosas inocentes, y concedimos que si hablábamos de bondad y recomendábamos la paz, lo siguiente era que nos rebanasen el pescuezo con un cuchillo”.

==Sexta parte de seis

* 1- Los Balcanes según Rebecca West (I)
* 2- Los Balcanes según Rebecca West (II)
* 3- Los Balcanes según Rebecca West (III)
* 4- Los Balcanes según Rebecca West (IV)
* 5- Los Balcanes según Rebecca West (V)

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en enero de 2002)

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