10 mayo 2002

Cuaderno de Sarajevo 04: La dama y el cellista

Uno de estos anuncios, de neumáticos, muestra a una modelo en un paso de ballet, con sus piernas extendidas en el suelo, abiertas con habilidad de contorsionista, desnuda, de figura perfecta, con la mirada perdida, sumergida en la introspección, los párpados a medio cerrar, concentrada en el arte de ese prodigio atlético, a medio camino entre lo circense y la danza clásica, como si no supiera que está desnuda.

Así es Sarajevo, tengo la tentación de pensar: la ciudad no sabe que está desnuda. Finge concentrarse en la vida intensa de sus noches llenas de jóvenes que caminan por las calles peatonales del centro. Finge concentrarse en las tardes pasadas en los cómodos sillones de los cafés que combinan lo mejor de la atmósfera oriental con un aire inocultablemente europeo, o en la mentira mística de las vidrieras llenas de artículos importados. Nada nuevo bajo esta neblina. Durante la guerra de los noventa, un periodista español que casi una década más tarde encontraría la muerte en Afganistán, Julio Fuentes, se asombraba de que las mujeres de esta curiosa ciudad casi musulmana, vistieran al estilo parisien y usaran perfume Paloma Picasso en los cafés elegantes de la calle Ferhadija.

Es que hay otra interpretación posible del cartel de la neumática bailarina sin ropa. Tal vez sabe que está desnuda y no le importa. No hablo de la exhibición de su cuepo perfecto, neumático en el sentido en que usaba esa palabra Aldous Huxley en su fantasía apocalíptica Un mundo feliz. No hablo de ese tipo de exhibición porque no hay nada de vulgar en ese anuncio, contrariamente a lo que ocurre con los carteles de ese tipo que pueden verse en otras ciudades. Tal vez sabe que está desnuda y no le importa, por una suerte de dignidad aprendida en los duros años del Sitio. En ese sentido recuerda al afiche del Festival de Verano de Sarajevo de 1993. La ciudad estaba bajo el fuego de la artillería serbia, pero el tradicional festival de música clásica no se suspendió. El afiche de ese año mostraba a un músico, un cellista, tocando con esa concentración dramática de los cellistas (¿o de las bailarinas desnudas de los anuncios de neumáticos?), delante de un edificio en escombros, seguramente su viejo teatro.

==Cuarta parte de diez

* 1- Split/ Croacia
* 2- Camino a Sarajevo
* 3- En Sarajevo
* 5- El río de Ulises
* 6- El lado serbio de la ciudad
* 7- Rumbo a Belgrado
* 8- En la frontera
* 9- La ciudad blanca
* 10- Kalemegdam

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 10 de mayo de 2002)

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