19 abril 2002

Cuatro lecturas de la crisis venezolana

Cuando todavía no se habían aquietado completamente las aguas de la caída y resurrección política de Hugo Chávez, una politóloga, una historiadora y un periodista venezolanos, accedieron a participar de una entrevista virtual con Brecha, revelando el contexto y los entretelones de la crisis.
Una decena de académicos y comunicadores venezolanos respondieron a un cuestionario que pretendía estimular la reflexión de fondo para presentar un marco de análisis que ayude a comprender los hechos que se vivieron en Venezuela. Insumos para bosquejar un relato que complemente, o sustituya, la fragmentada visión de la realidad que las cadenas y agencias de noticias construyeron en torno a los episodios que se desarrollaron en Caracas del 11 al 14 de abril. Para evitar una jibarización de los puntos de vista, se optó por publicar pocas respuestas pero sin reducir la riqueza de sus matices.
Se buscó, además, que los especialistas cuyas opiniones integran esta entrevista “no presencial”, reflejaran un abordaje pluridisciplinario. Ana Julia Bozo es una de las principales politólogas venezolanas, se desempeña como investigadora en el ámbito de la Filosofía Política y es profesora titular de la Universidad de Maracaibo. La historiadora María Elena González Deluca es Coordinadora de la Maestría en Historia de América Contemporánea, en la Universidad Central de Venezuela, y ha escrito varios libros sobre historia y política de su país. El periodista Igor Torrico es columnista de Quinto día, de Caracas. A los entrevistados venezolanos se suma el periodista y escritor colombiano Cristo García Tapia; de la columna de opinión que escribió especialmente para Brecha procede la respuesta que cierra este artículo

¿Qué evidenciaron los eventos de abril respecto a la salud de la democracia en Venezuela?

ANA JULIA BOZO: Que las instituciones llamadas democráticas, la Asamblea Nacional Legislativa, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General, el Defensor del Pueblo, etc., son más bien excusas que nos permiten exhibir una fachada de democracia, sólo formal. Ninguna de esas instituciones fue utilizada –ni por el gobierno ni por la oposición -para hacerse del poder o para mantenerse en él. Los venezolanos no creemos en la eficacia de tales instituciones. Tal como han venido funcionando durante el gobierno de Chávez, y también durante otros gobiernos anteriores, no ejercen su función de contrapeso del poder del Ejecutivo, sino que se pliegan a ser brazos ejecutores de las decisiones y de las líneas de macropolítica dictadas desde la presidencia de la República. En Venezuela el término “construcción democrática” lo empleo sólo como referente retórico. Su contenido y alcance contextualizados son motivo de muchas de mis investigaciones y de un replanteamiento por parte de los investigadores de mi área más serios en América Latina. La democracia, en este hemisferio Latinoamericano, no puede entenderse ni trabajarse de acuerdo con el modelo democrático occidental de los países del Atlántico Norte. La adaptación sin cortapisas de tal modelo da lugar a tergiversaciones tales como que democracia es lo que Chávez enarbola como su bandera, y que democracia es también el símbolo del movimiento civil y militar que pretendió derrocarlo.

¿Podemos hablar entonces de Estado de Derecho, de legalidad, de institucionalidad?
ANA JULIA BOZO: Tanto el Gobierno, durante los tres años de ejercicio, como la oposición han actuado fuera del marco del Estado de Derecho y de la legalidad. Mi lectura es que los venezolanos –en funciones de gobierno o fuera de ellas- usamos tales referentes por comodidad y como resultado del manido modelo democrático al que nos tiene acostumbrados el discurso político. Pero con nuestras acciones demostramos que las palabras “no han hecho cosas” y que por más que legalidad, institucionalidad y Estado de Derecho sean las expresiones más usadas por unos y otros, ninguno cree en las instituciones, ni actúa dentro de la legalidad ni se acoge al Estado de Derecho. Prueba de ello es que –en términos de “real politique”- oposición y gobierno se midieron y lucharon por el poder político en las calles, siendo las Fuerzas Armadas el “tercero en discordia”. El poder se dirimió entre actores absolutamente ajenos a los poderes instituidos por la legalidad y a través de estrategias no reconocidas por el Estado de Derecho, por ejemplo asesinatos, lesiones, saqueos, tomas, etc. Mientras tanto, las instituciones, la legalidad y el Estado de Derecho esperaban su turno para ser utilizados en los discursos, justificaciones y desmentidos que adornan los “decursos” posteriores a la verdadera acción política.

¿Cuál fue el punto de inflexión que provocó la caída del presidente Chávez?

MARIA GONZALEZ: Aunque el punto de inflexión más evidente fue el conflicto en la petrolera estatal, por el rechazo de los ejecutivos a la directiva nombrada por Chávez, que generó solidaridades en toda la industria petrolera y en un sector muy grande de la sociedad venezolana, en realidad esto sólo galvanizó el intenso rechazo contra un gobierno que venía acumulando presión desde 1999. En las horas previas a la caída concurrieron tres elementos: la manifestación pacífica contra la conducción gubernamental, calculada en un millón de personas, corolario de una semana de protestas, de paros y huelga general; la masacre resultante de la emboscada contra la manifestación que fue recibida con gases lacrimógenos y disparos de armas de repetición en manos de las bandas del gobierno, los "Círculos Bolivarianos", en una acción que fue estimulada por funcionarios del gobierno que llamaban a “defender la revolución con sangre”; y, al conocerse la masacre contra los manifestantes antichavistas, fue decisiva la voltereta del alto mando militar que desconoció la legitimidad del gobierno. Lucas Rincón , el general de mayor jerarquía del ejército, ascendido a esa posición por el propio Chávez, en representación de la Fuerza Armada, leyó al país la renuncia del presidente que Chávez después dijo que no existía. No obstante, Chávez acaba de exaltarlo por su lealtad y coraje.

¿Cuál fue el elemento determinante de su regreso al poder?

MARIA GONZALEZ: Los militares leales y los que volvieron a dar una voltereta, ahora de nuevo pro-Chávez, fueron determinantes. Sin embargo también actuaron otros elementos: el "presidente provisional", propuesto por los militares, Pedro Carmona Estanga , decretó nulas todas las instituciones y dejó así al país en el aire, exponiendo el cambio como un golpe de Estado, lo que provocó rechazo internacional y nacional; los decretos dejaban sin efecto también el programa social Bolivar 2000, que manejan los militares y es una fuente de grandes negocios corruptos que han proliferado con la anuencia de Chávez; y a la vez, varios grupos de la Fuerza Armada se manifestaron y actuaron en defensa de Chávez, entrte ellos los miembros del cuerpo de paracaidistas, al que perteneció Chávez, donde están los aviones F16. En cuarto lugar, miembros del gobierno de Chávez se movilizaron al conocer un mensaje del propio presidente, entonces preso en una guarnición, en el que dijo no haber renunciado, aunque se había entregado sin resistencia; también movilizaron a militantes de los barrios populares, quienes ocuparon la casa de gobierno que había quedado desprotegida por los "provisionales" y desde entonces protagonizan escenas de saqueo y violencia en las calles de Caracas.

¿Cuál ha sido el rol de los medios de comunicación en esta crisis?

IGOR TORRICO. Los medios de comunicación han dejado en el ambiente un sabor a duda. En cierto sentido parecen haber sido parte del complot. Explico: curiosamente las televisoras, el día de la marcha antichavista, cubrieron el evento dando una sensación de inminencia de crisis. Algunos canales, incluso, no transmitieron su programación habitual, como películas y telenovelas, sino que todo el tiempo tenían avances noticiosos. En el ambiente había una sensación de “aquí va a pasar algo”. Es notorio por el lado de los medios impresos, que un importante diario de circulación nacional sacó los dos días anteriores a la fatídica marcha del jueves 11, sendas ediciones extraordinarias. Las mismas, que salieron en horas de la tarde, aunque se trataba de un diario matutino, llamaban mucho la atención. Lo curioso es, que como sabemos respecto a los medios y su historia, la existencia de la televisión y la radio hacen que una edición impresa extraordinaria sea poco efectiva, ya que siempre los medios radioeléctricos tendrán la ventaja. Por otra parte, cuando se revisa el contenido de las ediciones no se encuentran hechos noticiosos, sino más bien reseñas.
La sensación de complot pareciera confirmarse con el paso de las horas. La labor de los medios es normal hasta el viernes en la noche. Con el nuevo gobierno en funciones, hay saqueos en algunos sectores de Caracas, pero ni la televisión ni la radio dicen nada. El canal del Estado, mientras tanto, está cerrado desde que cesó el gobierno de Chávez.
El sábado en la mañana no sólo hay saqueos, ya han comenzado los movimientos militares. Para el mediodía, el presidente de facto había salido del palacio presidencial, y las instalaciones eran tomadas por tropas leales a Chávez. Luego llegarían sus ministros. Pero las televisoras siguieron como si nada. Los venezolanos tuvimos que enterarnos de lo que pasaba por CNN en español, Telemundo internacional y Radio Caracol de Colombia. Sería recién entre las seis y las siete de la tarde, cuando después de que personal civil y militar leal a Chávez tomara la planta del Estado,Venezolana de televisión, que empieza a saberse lo que está pasando. Los periódicos no circularon este domingo 14. Sólo lo hizo un diario, que últimamente es de los pocos que se considera imparcial, Ultimas Noticias. Creo que la credibilidad de los medios estaba muy mal desde hace tiempo, dado que se venía dando la percepción, bastante cierta, de que no había un solo medio imparcial. Los había, o hay, chavistas y anti-chavistas, la mayoría. Lo ocurrido antes del golpe y después les infringió, valga la redundancia, un golpe noble a la credibilidad de los medios venezolanos, y especialmente a la televisiva de señal abierta.

¿Qué consecuencias tendrá esto, para los medios y para la democracia en general?

CRISTO GARCÍA: Insuflados de una fortaleza mediática impúdica, quienes "lideraron" el "golpe de Estado" contra Chávez olvidaron que los procesos politicos, a más de contar con catalizadores como los medios de comunicación, deben estar enmarcados en sólidas estructuras de contenido politico e ideologico, soportados en objetivos claramente definidos y con énfasis en la institucionalidad vigente, y la dirección de organizaciones politicas con la suficiente capacidad de convocatoria para aglutinar y liderar procesos encaminados a deponer un Gobierno elegido por los cauces democráticos y constitucionales vigentes en aquella nación. Que Chávez, de regreso al poder "en olor de pueblo", como anota Abdon Espinosa Valderrama, exministro colombiano de Hacienda y Crédito Público, haya proclamado el perdón y la rectificación en esta restauración de su legitimo ejercicio presidencial, no quiere decir, y ojalá nos equivoquemos, que las lastimaduras ocasionadas por la parcialidad de los medios de comunicación en el insuceso que lo "depuso" transitoriamente, no puedan causarle incomodidades a uno y a otros y provocar diferencias, que aprovechadas por los oportunistas de siempre, resultan en extremo graves para la salud del sistema democrático, del cual la prensa es vértebra insistituible.

==Primera parte de dos

* 2- Ganadores y perdedores

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 19 de abril de 2002)

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