13 enero 2002

Colombia: los controles de la discordia

Según el diario bogotano El Espectador, el gobierno ha priorizado en todas sus manifestaciones el cumplimiento del Acuerdo de San Francsico de la Sombra, así como el tema del cese al fuego. Las Farc, por su parte, piden la prórroga de la zona de distensión hasta el 7 de agosto de este año, fecha de posesión del nuevo presidente colombiano y, a la vez, quieren que se aclare la postura gubernamental sobre los sobrevuelos militares, sobre la prohibición del ingreso de extranjeros a la zona, y sobre los retenes en la periferia del despeje.

Este último punto fue calificado por la revista Cambio como ‘el cuco’ de la negociación. La publicación explicó el punto indicando que los 42 controles militares que rodean el área han afectado el trasiego de municiones, contactos y estupefacientes: “desde la perspectiva del Ejército, todo esto explica por qué un sector del secretariado de las Farc preferiría romper el proceso antes que resignarse a que sus frentes fueran vigilados alrededor de un territorio donde durante tres años han sido amos y señores”.

La zona de despeje, o de distensión, es un área de 42.139 kilómetros cuadrados que el 23 de octubre de 1998 fue liberada de presencia militar por orden del presidente Pastrana, con el objetivo de facilitar los diálogos de paz con las Farc. Está ubicada en Meta y Caquetá, y abarca los municipios de San Vicente del Caguán, La Macarena, La Uribe, Mesetas y Vistahermosa. La existencia de un área extensa -equivale a una cuarta parte del territorio uruguayo- fuera del control estatal, ha despertado polémicas en la sociedad colombiana, en la que sectores contrarios a la estrategia de pacificación del presidente Pastrana aseguran que se trata de un “refugio de delincuentes”. El gobierno la ha presentado públicamente como una concesión a la paz. Para la guerrilla, se trata simplemente del reconocimiento oficial de la existencia de una zona en la que, desde hace cuatro décadas, los insurgentes han tenido el poder real.

Controles satelitales revelaban hasta diciembre pasado que en el territorio controlado por las Farc había 12.500 hectáreas sembradas de coca, a la vez que se sospecha que allí existen campos de entrenamiento y facilidades para alojar secuestrados. Los radares detectan en promedio 29 vuelos diarios entre poblaciones del área de distensión. El general Arcesio Barrero dijo a la prensa que existe “información confiable de que esas naves son usadas para mover estupefacientes, secuestrados, armas y grandes sumas de dinero”. Ante ese panorama, no es de extrañar que la revista La Semana haya vinculado la crisis de enero con la actualidad de un mundo globalizado: “Estados Unidos no tolerará nada que se parezca a un refugio para terroristas que además no produce acuerdos para disminuir el conflicto. Por eso muchos analistas consideran que la crisis en la que entró al proceso no es sino un coletazo del 11 de septiembre, pues si el Presidente, y en cierta forma el país, estuvo dispuesto a marchar al ritmo de Marulanda, Bush sólo mira su propio reloj”.

==Segunda parte de cinco

* 1- Colombia: la paz en el filo de la guerra
* 3- Momento crítico
* 4- El fiasco y el engaño
* 5- Breve cronología del diálogo

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en enero de 2002)

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