Abuso infantil: oídos sordos
El documento de HRW, titulado "Oídos sordos", realizó entrevistas de campo con los niños y niñas que trabajan en las plantaciones salvadoreñas, y recopiló datos de otras fuentes. Cita un estudio del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo, donde se afirma que hay unos 5.000 menores directamente empleados en la zafra de la caña de azúcar en El Salvador. Otros estudios han concluido que otros 25.000 están “indirectamente involucrados”, es decir “que acompañan a sus padres o familiares y les ayudan en los diferentes trabajos en la zafra".
Las investigación constata que la edad de los trabajadores comienza a los 9 años, en jornadas que comienzan a las cinco y media de la madrugada, aunque en muchos casos se deben agregar dos horas de caminata desde las humildes comunidades campesinas en las que habitan los niños empleados en labores que, aún para un adulto, resultan sumamente duras. “Hay un alto nivel de riesgo en el azúcar”, dijo Benjamin Smith, principal asesor técnico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en El Salvador, citado por el informe. El experto señaló, entre otros riesgos, la acción directa de los rayos del sol, los accidentes con machetes y otras herramientas afiladas, y la inhalación de humo y quemaduras en los pies resultantes de la práctica de quemar la caña antes de cortarla.
Estas tareas además de ser peligrosas son ilegales, ya que El Salvador ha ratificado los principales instrumentos que protegen a la infancia. La Convención sobre los Derechos del Niño prohíbe que los niños desempeñen cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo. Según recuerda HRW, el trabajo infantil en el cultivo de la caña de azúcar también puede considerarse "una de las peores formas de trabajo infantil", según las disposiciones del Convenio 182 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación.
Abusos en el Congo
Los abusos contra menores no son una exclusividad de El Salvador. Como “vergonzosos secretos sexuales en la República Democrática del Congo”, titula la cadena británica BBC su informe sobre abusos a menores en ese país. Elaborado por la periodista Kate Holt, se basa en testimonios de niñas que habitan el campo de desplazados de Bunia, las cuales en algunos casos son a la vez madres. “ Si voy a ver a los soldados por la noche y duermo con ellos, a veces me dan comida, tal vez una fruta o un pastel”, explica una niña de 13 años cuyo testimonio abre el reporte de la BBC.
Lo que allí se afirma es muy delicado, ya que, como destaca Holt, no se trata de soldados que integren las milicias rebeldes, de las que existe un amplio prontuario de abusos sexuales contra población civil. Lo alarmante es que los soldados a que se refiere la niña son algunos de los cascos azules de Naciones Unidas que supuestamente están a cargo de la protección de sus derechos.
La periodista británica cita declaraciones de una niña, Faela, quien dice que “es fácil llegar a (algunos) soldados de la ONU. Nosotras saltamos la valla cuando oscurece, a veces una vez por noche, a veces más”. Durante una estadía de cinco días en el campamento, Holt entrevistó a unas 30 niñas, “la mitad de las cuales admitieron que cruzaron los límites adentrándose en las instalaciones de la ONU”.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en junio de 2004)
Las investigación constata que la edad de los trabajadores comienza a los 9 años, en jornadas que comienzan a las cinco y media de la madrugada, aunque en muchos casos se deben agregar dos horas de caminata desde las humildes comunidades campesinas en las que habitan los niños empleados en labores que, aún para un adulto, resultan sumamente duras. “Hay un alto nivel de riesgo en el azúcar”, dijo Benjamin Smith, principal asesor técnico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en El Salvador, citado por el informe. El experto señaló, entre otros riesgos, la acción directa de los rayos del sol, los accidentes con machetes y otras herramientas afiladas, y la inhalación de humo y quemaduras en los pies resultantes de la práctica de quemar la caña antes de cortarla.
Estas tareas además de ser peligrosas son ilegales, ya que El Salvador ha ratificado los principales instrumentos que protegen a la infancia. La Convención sobre los Derechos del Niño prohíbe que los niños desempeñen cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo. Según recuerda HRW, el trabajo infantil en el cultivo de la caña de azúcar también puede considerarse "una de las peores formas de trabajo infantil", según las disposiciones del Convenio 182 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación.
Abusos en el Congo
Los abusos contra menores no son una exclusividad de El Salvador. Como “vergonzosos secretos sexuales en la República Democrática del Congo”, titula la cadena británica BBC su informe sobre abusos a menores en ese país. Elaborado por la periodista Kate Holt, se basa en testimonios de niñas que habitan el campo de desplazados de Bunia, las cuales en algunos casos son a la vez madres. “ Si voy a ver a los soldados por la noche y duermo con ellos, a veces me dan comida, tal vez una fruta o un pastel”, explica una niña de 13 años cuyo testimonio abre el reporte de la BBC.
Lo que allí se afirma es muy delicado, ya que, como destaca Holt, no se trata de soldados que integren las milicias rebeldes, de las que existe un amplio prontuario de abusos sexuales contra población civil. Lo alarmante es que los soldados a que se refiere la niña son algunos de los cascos azules de Naciones Unidas que supuestamente están a cargo de la protección de sus derechos.
La periodista británica cita declaraciones de una niña, Faela, quien dice que “es fácil llegar a (algunos) soldados de la ONU. Nosotras saltamos la valla cuando oscurece, a veces una vez por noche, a veces más”. Durante una estadía de cinco días en el campamento, Holt entrevistó a unas 30 niñas, “la mitad de las cuales admitieron que cruzaron los límites adentrándose en las instalaciones de la ONU”.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en junio de 2004)
Etiquetas: Africa, Africa 2000/2005, AmLatina 2000/2005, DDHH 2002-2004, El Salvador, Sociedades, Sociedades 2003/2005
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