Lógica cautiva
Pero para entender el fenómeno del liderazgo de Ortega hay que ir bastante más atrás, ya que sus cimientos no se encuentran sólo en su estilo de conducción política, sino en el modo en que las bases sandinistas vivieron entre 1979 y 1990 esa década larga de Revolución. Una suerte de corta temporada de dignidad que con el paso del tiempo fue bajándose de los carteles de la retórica y que se expresa, por ejemplo, en casos como el de Apolonio, un ex combatiente que hoy apenas se gana la vida vendiendo billetes de lotería en los semáforos. Cuando se entra en confianza y se le pregunta por qué no busca un trabajo fijo, responde con una lógica imposible de rebatir: “hicimos la revolución para no tener patrones”.
Una lógica personal que forma parte de una lógica mayor, en cierta forma colectiva, que el realismo político permite calificar de anacrónica, pero que a pesar de su anacronismo vuelve imposible que una gran parte de los nicaragüenses voten por una opción que no sea el Frente Sandinista. Una lógica de voto cautivo que no ha sido fácil de aceptar para muchos sandinistas de la primera hora. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos de los que cuestionan al actual Frente Sandinista y que integraron las distintas oleadas de alejamientos que se vienen produciendo desde la segunda mitad de los noventa, tienen un pasado fuertemente ligado a esa revolución. Baste pensar en la Comandante Dora María Téllez (foto), que dirigió la toma de León, primera ciudad importante en caer en manos sandinistas en la guerra contra Somoza, y que en 1996 fue de las primeras en retirarse del FSLN cuando Sergio Ramírez funda el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), reclamando un sandinismo libre de la pulsión del poder a toda costa que ya entonces le diagnosticaban a Daniel Ortega.
La lista es larga, pero ninguno de esos alejamientos, producidos en el marco de fuertes argumentaciones contra Ortega, logró quebrar esa lógica por la cual las bases sandinistas se aferran al FLSN como único intérprete del sandinismo, dejando al MRS en la marginalidad electoral. Una lógica que, precisamente, tiene su componente más difícil de entender en la persistencia del liderazgo de Daniel Ortega. ¿El voto sandinista cautivo implica que cualquiera que fuera el candidato recibiría el apoyo de ese treinta por ciento incondicional? ¿O sólo una figura como Ortega es capaz de aglutinar a las bases sandinistas y volverlas voto cautivo a pesar de las renuncias del programa y de las alianzas con el viejo enemigo?
==Segunda parte de cuatro
* 1- Nicaragua 2006: el regreso
* 3- ¿Heracles o Borgia?
* 4- Aritmética política
(Publicado en Brecha el 15 de setiembre de 2006)
Una lógica personal que forma parte de una lógica mayor, en cierta forma colectiva, que el realismo político permite calificar de anacrónica, pero que a pesar de su anacronismo vuelve imposible que una gran parte de los nicaragüenses voten por una opción que no sea el Frente Sandinista. Una lógica de voto cautivo que no ha sido fácil de aceptar para muchos sandinistas de la primera hora. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos de los que cuestionan al actual Frente Sandinista y que integraron las distintas oleadas de alejamientos que se vienen produciendo desde la segunda mitad de los noventa, tienen un pasado fuertemente ligado a esa revolución. Baste pensar en la Comandante Dora María Téllez (foto), que dirigió la toma de León, primera ciudad importante en caer en manos sandinistas en la guerra contra Somoza, y que en 1996 fue de las primeras en retirarse del FSLN cuando Sergio Ramírez funda el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), reclamando un sandinismo libre de la pulsión del poder a toda costa que ya entonces le diagnosticaban a Daniel Ortega.
La lista es larga, pero ninguno de esos alejamientos, producidos en el marco de fuertes argumentaciones contra Ortega, logró quebrar esa lógica por la cual las bases sandinistas se aferran al FLSN como único intérprete del sandinismo, dejando al MRS en la marginalidad electoral. Una lógica que, precisamente, tiene su componente más difícil de entender en la persistencia del liderazgo de Daniel Ortega. ¿El voto sandinista cautivo implica que cualquiera que fuera el candidato recibiría el apoyo de ese treinta por ciento incondicional? ¿O sólo una figura como Ortega es capaz de aglutinar a las bases sandinistas y volverlas voto cautivo a pesar de las renuncias del programa y de las alianzas con el viejo enemigo?
==Segunda parte de cuatro
* 1- Nicaragua 2006: el regreso
* 3- ¿Heracles o Borgia?
* 4- Aritmética política
(Publicado en Brecha el 15 de setiembre de 2006)
Etiquetas: Nicaragua, Política y elecciones
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