El precio de la prosperidad

No alcanza que los parques públicos estén en óptimas condiciones, o que los espacios verdes que están junto a los complejos de viviendas de Beijing tengan, en lugar de hamacas y toboganes para niños, aparatos de gimnasio y bicicletas fijas que pueden ser usados libremente. Pese a estos esfuerzos, el 15 por ciento de los chinos tienen sobre peso. Y bien es sabido que cuando se trata de los chinos, un 15 por ciento es mucha gente. Ciento ochenta y cuatro millones para ser más precisos, de los cuales treinta y un millones son directamente obesos. Un problema que, de acuerdo con un artículo del diario británico The Guardian, tiene mayor incidencia en los jóvenes. El porcentaje de menores de 18 años con sobrepeso se ha multiplicado por 28 desde 1985 a la fecha. Cifras que describen el avance de una crisis que en pocos años podría sumir la país en una epidemia de diabetes y en un aumento sustancial de las enfermedades cardiovasculares, con consecuencias poco agradables para la vida de las personas y para las cuentas del Estado.
Pero no sólo de comida chatarra vive una potencia emergente. También necesita petróleo. Esta semana se conocieron algunos movimientos estratégicos en ese terreno por parte de los dos grandes jugadores de las ligas asiáticas. India acaba de anunciar que invertirá mil millones de dólares en proyectos petroleros y mineros en Costa de Marfil, con lo que intenta asegurarse algo más de 60 mil barriles diarios de la producción actual, y estar en primer lugar de la fila cuando estén disponibles los resultados de la prospección en el Golfo de Guinea. Mientras la India busca su seguridad energética realizando inversiones estratégicas en África, China podría encontrar una buena dosis de ambrosía en el comercio con Venezuela.

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 24 de agosto de 2006)
Etiquetas: China 2006/2007, Sociedades, Sociedades 2006/2007, Venezuela
<< Home