Serbia-Croacia: la guerra de los hooligans
En la Yugoslavia de los noventa, las limpiezas étnicas estaban en manos de los hooligans. Hoy, terminada la guerra, regresan a la tribuna para su tarea de siempre, o al bronce para cumplir con la amarga profecía de un sociólogo balcánico: "los jefes de las barras bravas se vuelven los héroes nacionales".
El Dínamo de Zagreb se consagró este 23 de mayo como el nuevo campeón de fútbol de Croacia. A primera vista sólo se trataría de un dato más en esa permanente estadística que es la cíclica historia deportiva de un país. Pero en los Balcanes nada es inocente. La consagración del equipo capitalino se dio en un contexto de renacimiento nacionalista que mostraba al derechista HDZ recuperando terreno frente a los socialdemócratas (SDP) en las elecciones municipales del 20 de mayo. En la campaña electoral, dura y plagada de golpes bajos, no faltaron los actos públicos que recordaron los momentos en que las barras bravas de los dos equipos más populares de la ex Yugoslavia formaban el núcleo de las fuerzas paramilitares tanto croatas como serbias.
Diez días antes de la segunda final, los hooligans del Dínamo conocidos como The Bad Blue Boys realizaron un homenaje a sus mártires al pie del monumento dedicado a los miembros de esa barra brava "caídos en defensa de Croacia durante la guerra de liberación". La fecha elegida fue el 13 de mayo, aniversario número once de un célebre partido entre el Dínamo de Zagreb y el Estrella Roja de Belgrado. Si la guerra de Bosnia comenzó cuando un grupo de desconocidos abrieron fuego sobre una boda serbia, la pulseada étnica sobre Croacia había empezado en las tribunas de los estadios de fútbol. Más de un año antes de que Croacia declarara su independencia de Yugoslavia y se iniciara la guerra de cuatro años entre croatas y serbios, en aquel encuentro de fútbol de mayo de 1990 se produjo una batalla campal. En el minuto once del primer tiempo, los Bad Blue Boys empezaron a cantar el himno nacional croata. Los seguidores del Estrella Roja (serbios) respondieron rompiendo todo lo que podía romperse en el estadio Maksimir de Zagreb y tirándolo contra la hinchada local.
Según fuentes croatas, la policía yugoslava se alineo junto a los hooligans serbios y la batalla descendió de las tribunas al campo de juego. De ese partido procede una foto que recorrió las páginas de los principales medios occidentales, en la que se mostraba al capitán del Dínamo, Zvonimir Boban, defendiendo a un bad blue boy que estaba siendo golpeado por un policía.
Luego del acto de homenaje de este año, los actuales Bad Blue Boys, que ya no miden sus fuerzas con los hooligans serbios debido a la división de la antigua liga yugoslava, se dedicaron a golpear a otros croatas. Este año, la primera final de las dos que a la postre consagrarían al Dínamo, transformó la hermosa ciudad costera de Split "en un símil de Belfast o Medio Oriente", según podía leerse en el diario local Slobodna Dalmacija. La que fuera sede del palacio del emperador romano Diocleciano vivió las consecuencias de la refriega entre las hinchadas del Hajduk y del Dínamo, los dos clásicos rivales del fútbol profesional de Croacia. A la invasión de la cancha en el minuto ochenta y ocho, que fue dispersada con carros lanza-agua y que no impidió que el partido se reanudara tras un intervalo obligado de veinte minutos, le siguió un intenso combate en las afueras del estadio entre los seguidores del Dínamo y los de Hajduk. Estos últimos han asumido últimamente el abrasilerado nombre de Torcida.
Mientras todo esto ocurría, los croatas vivían el tramo final de la campaña electoral para los comicios municipales que el domingo 20 de mayo mostraron el retorno a los primeros planos del principal partido nacionalista, la Unión Democrática Croata (HDZ), que había sido derrotado en las últimas elecciones parlamentarias por los socialdemócratas pero que ahora resultó vencedor en la mayoría de los departamentos. El HDZ ha estado en los últimos años estrechamente ligado al Dínamo de Zagreb. Uno de sus dirigentes, Zlatko Canjuga (foto), apodado "el César", llevó las riendas del equipo siguiendo las órdenes del hombre fuerte de la Croacia independiente y fundador del HDZ, Frandjo Tudjman. Incluso los avatares de la política nacionalista estuvieron detrás de los frecuentes cambios de nombre del equipo, originalmente llamado Dínamo, luego Hask Gracanski, después Croacia, y ahora nuevamente Dínamo.
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(Artículo de Roberto López Belloso publicado en el semanario Brecha, de Uruguay, el 6 de julio de 2001)
El Dínamo de Zagreb se consagró este 23 de mayo como el nuevo campeón de fútbol de Croacia. A primera vista sólo se trataría de un dato más en esa permanente estadística que es la cíclica historia deportiva de un país. Pero en los Balcanes nada es inocente. La consagración del equipo capitalino se dio en un contexto de renacimiento nacionalista que mostraba al derechista HDZ recuperando terreno frente a los socialdemócratas (SDP) en las elecciones municipales del 20 de mayo. En la campaña electoral, dura y plagada de golpes bajos, no faltaron los actos públicos que recordaron los momentos en que las barras bravas de los dos equipos más populares de la ex Yugoslavia formaban el núcleo de las fuerzas paramilitares tanto croatas como serbias.
Diez días antes de la segunda final, los hooligans del Dínamo conocidos como The Bad Blue Boys realizaron un homenaje a sus mártires al pie del monumento dedicado a los miembros de esa barra brava "caídos en defensa de Croacia durante la guerra de liberación". La fecha elegida fue el 13 de mayo, aniversario número once de un célebre partido entre el Dínamo de Zagreb y el Estrella Roja de Belgrado. Si la guerra de Bosnia comenzó cuando un grupo de desconocidos abrieron fuego sobre una boda serbia, la pulseada étnica sobre Croacia había empezado en las tribunas de los estadios de fútbol. Más de un año antes de que Croacia declarara su independencia de Yugoslavia y se iniciara la guerra de cuatro años entre croatas y serbios, en aquel encuentro de fútbol de mayo de 1990 se produjo una batalla campal. En el minuto once del primer tiempo, los Bad Blue Boys empezaron a cantar el himno nacional croata. Los seguidores del Estrella Roja (serbios) respondieron rompiendo todo lo que podía romperse en el estadio Maksimir de Zagreb y tirándolo contra la hinchada local.
Según fuentes croatas, la policía yugoslava se alineo junto a los hooligans serbios y la batalla descendió de las tribunas al campo de juego. De ese partido procede una foto que recorrió las páginas de los principales medios occidentales, en la que se mostraba al capitán del Dínamo, Zvonimir Boban, defendiendo a un bad blue boy que estaba siendo golpeado por un policía.
Luego del acto de homenaje de este año, los actuales Bad Blue Boys, que ya no miden sus fuerzas con los hooligans serbios debido a la división de la antigua liga yugoslava, se dedicaron a golpear a otros croatas. Este año, la primera final de las dos que a la postre consagrarían al Dínamo, transformó la hermosa ciudad costera de Split "en un símil de Belfast o Medio Oriente", según podía leerse en el diario local Slobodna Dalmacija. La que fuera sede del palacio del emperador romano Diocleciano vivió las consecuencias de la refriega entre las hinchadas del Hajduk y del Dínamo, los dos clásicos rivales del fútbol profesional de Croacia. A la invasión de la cancha en el minuto ochenta y ocho, que fue dispersada con carros lanza-agua y que no impidió que el partido se reanudara tras un intervalo obligado de veinte minutos, le siguió un intenso combate en las afueras del estadio entre los seguidores del Dínamo y los de Hajduk. Estos últimos han asumido últimamente el abrasilerado nombre de Torcida.
Mientras todo esto ocurría, los croatas vivían el tramo final de la campaña electoral para los comicios municipales que el domingo 20 de mayo mostraron el retorno a los primeros planos del principal partido nacionalista, la Unión Democrática Croata (HDZ), que había sido derrotado en las últimas elecciones parlamentarias por los socialdemócratas pero que ahora resultó vencedor en la mayoría de los departamentos. El HDZ ha estado en los últimos años estrechamente ligado al Dínamo de Zagreb. Uno de sus dirigentes, Zlatko Canjuga (foto), apodado "el César", llevó las riendas del equipo siguiendo las órdenes del hombre fuerte de la Croacia independiente y fundador del HDZ, Frandjo Tudjman. Incluso los avatares de la política nacionalista estuvieron detrás de los frecuentes cambios de nombre del equipo, originalmente llamado Dínamo, luego Hask Gracanski, después Croacia, y ahora nuevamente Dínamo.
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(Artículo de Roberto López Belloso publicado en el semanario Brecha, de Uruguay, el 6 de julio de 2001)
Etiquetas: Balcanes 2000/2002, Croacia, Serbia 2000/2001, Sociedades, Sociedades 2000/2002
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