24 marzo 2001

El mito de la ‘Gran Albania’ (parte 1)

La incursión de una guerrilla albanokosovar en territorio macedonio confirmó el carácter precario de la paz en los Balcanes. Al igual que sus compatriotas que combaten al norte de Kosovo, buscan liberar un país que sólo existe en su mitología: la ‘Gran Albania’.

A dos horas de la zona de Macedonia en la que vive una importante minoría albanesa, grupos paramilitares montaban guardia en un pequeño y pacífico poblado macedonio. Cuando se les preguntaba de qué era de lo que se protegían la respuesta era directa: de los albaneses. La escena de los civiles armados con rifles de asalto cuidando la entrada del barrio cristiano ortodoxo mientras los niños jugaban sin prestarles atención, era parte del paisaje en la Ex República Yugoslava de Macedonia cuando se escribió un artículo publicado por este suplemento el 19 de agosto de 2000 sobre la situación de los Balcanes. Aunque el cuerpo central del informe estaba compuesto por la mirada in situ de un periodista uruguayo sobre la crisis de Kosovo, se incluía un pequeño recuadro en el que se leía que "la próxima crisis puede ser en Macedonia".

Allí se hablaba de las tensiones entre albaneses y macedonios, que comparten el país en una tensa convivencia que se refleja en la división de la capital por el río Vardar, una de cuyas orillas está habitada por los macedonios cristianos, en tanto que la otra es la de los albaneses musulmanes. Siete meses después la predicción parece haberse cumplido. Una guerrilla formada por ex combatientes del Ejército para la Liberación de Kosovo (ELK) penetró en el territorio de Macedonia y tomó la ciudad de Tanuseva este 7 de marzo. En la mitología de los sectores radicales albaneses, Macedonia Occidental integra, al igual que Kosovo y que una parte de Grecia, la llamada ‘Gran Albania’, un país que nunca existió como tal pero que justifican por la presencia de población emparentada étnicamente y por las supuestas raíces ilirias de los albaneses de hoy.

Ampliando el mapa

Fuentes de la Alianza Atlántica (OTAN) calculan que no fueron menos de doscientos los guerrilleros albanokosovares que tomaron la localidad macedonia de Tanuseva, situada dos kilómetros al sur de Kosovo. Al mismo tiempo, pero cinco kilómetros al norte de Kosovo, en pleno territorio serbio, otra guerrilla albanokosovar busca imponer su control sobre una zona desmilitarizada. El objetivo parece ser claro: ampliar el mapa de Kosovo a las zonas de Serbia y de Macedonia que están habitadas por albaneses.

El tema no es nuevo. Dejando de lado los alegatos históricos que remontan el problema a la época de las invasiones otomanas de hace más de quinientos años, es posible encontrar en la última década numerosas advertencias sobre la situación precaria de la nueva cuestión macedonia, que en este caso no enfrenta a los macedonios yugoslavos con los búlgaros como ocurrió a principios de siglo, sino con los albaneses. En 1993 Zlato Bajer, redactor en jefe de Vecher -el diario de mayor circulación en Skopje- le decía a un periodista estadounidense: "Esta es la zona más volátil de los Balcanes, somos una nueva nación rodeada de viejos enemigos. Tenga usted en cuenta que somos un Kosovo pacífico: el 23 por ciento de la población macedonia es albanesa y su tasa de natalidad es mucho más elevada que la nuestra. Nos aguarda un destino parecido al de los serbios en su patria histórica". La patria histórica de los serbios es Kosovo, provincia que fue la cuna de su nación y en la que una minoría albanesa con una tasa de natalidad muy superior se conviritió con el paso de las décadas en el noventa por ciento de la población; los nacionalismos radicales hicieron el resto. Bajer agregaba en aquella entrevista: "Con el derrumbamiento de Yugoslavia, Macedonia vuelve a ser un peligroso y tentador vacío".

La actual Ex República Yugoslava de Macedonia se independizó en 1991 y tiene ese largo e insólito nombre de compromiso ya que Grecia se negó a que el nuevo país fuera reconocido internacionalmente como Macedonia, por ser ese el nombre de la provincia griega del norte. La separación de la antigua Yugoslavia fue la única que se produjo de modo pacífico. Tomando en cuenta el fuerte componente religioso de los nacionalismos balcánicos, una de las razones pudo haber sido que los serbios preferían concentrar sus fuerzas en las guerras contra los bosnios musulmanes y contra los croatas católicos, que enfrentarse a los macedonios con los que compartían la religión cristiana ortodoxa. También puede haber ayudado a la secesión pacífica que la comunidad internacional hiciera lo que no hizo en Bosnia ni en Croacia: enviar una fuerza preventiva de cascos azules a la frontera del país recién creado. Y sin duda no fue menor el hecho de que el sur de Serbia esté poblado por una base social hostil a los propios serbios; seguramente Belgrado temió que los albanokosovares pudieran aliarse a los albaneses de Macedonia y provocar una guerra civil al estilo de la de Bosnia, obligando a los serbios a pelear en dos frentes.

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Artículo de Roberto López Belloso publicado en el suplemento Quepasa (Diario El País) el 24 de marzo de 2001

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