12 julio 2002

Ilegales en su propia isla (III)

Al momento de realizar su informe, los investigadores del HRW (las fotos de este post proceden de esa oprganización) entrevistaron a varios funcionarios dominicanos de alto nivel, entre ellos al Director de Migración,Miguel Vásquez, y al Subdirector de Asuntos Haitianos del departamento de Migración, Rómulo de los Santos. Argumentaron que no se persigue a todos los haitianos que habitan en República Dominicana, sino que se intenta “acabar con las mafias”.

Vásquez explicó que “hay mujeres haitianas que alquilan a sus hijos para que mendiguen por la calle”, y agregó, de acuerdo con lo que consta en el reporte del HRW, que el Departamento de Migración se centra en los “desempleados y mendigos”, en especial en aquellos que “apuestan y beben ron en las calles”. De los Santos corroboró estas afirmaciones, asegurando que la tarea de Migración era detener “la invasión” de jóvenes delincuentes haitianos

Siempre según el informe de HRW, ambos jerarcas sostuvieron que los potenciales deportados siempre cuentan con la oportunidad de eludir la deportación mostrando documentación dominicana. En el caso de que el sospechoso carezca de documentación, los inspectores de migración tienen instrucciones de interrogarlo para asegurar su deportabilidad. Si los inspectores confirman que el sospechoso es deportable, pueden detenerlo durante un breve periodo, generalmente no superior a 48 horas. Durante ese periodo, el inspector de migración somete una petición para obtener una orden de deportación al Subdirector de Asuntos Haitianos, quien, a su vez, la cursa al Director General de Migración. Si el sospechoso es declarado deportable, cuenta con la oportunidad de contactar con su familia y recoger sus pertenencias antes de ser transportado en autobús hasta la frontera. Sin embargo, ninguno de los deportados entrevistados por el organismo de derechos humanos coincidió con estas afirmaciones (ver recuadro).

El modus operandi habitual en los casos de deportaciones, es el siguiente: “En un caso típico, un inmigrante haitiano o un dominicano descendiente de haitianos es interceptado en la calle por un miembro del ejército o un funcionario de migración. Se le pide la documentación u, ocasionalmente, se le exige un soborno. Algunos de los deportados aseguran que al presentar su documentación les fue confiscada o destruida. La persona sospechosa de estar en la República Dominicana de forma ilegal puede permanecer detenida brevemente en dependencias militares u otras dependencias de custodia, pero a menudo es transportada en autobús hasta la frontera.

En algunos casos, los deportados denuncian haber sufrido malos tratos por parte de los funcionarios dominicanos con anterioridad a su deportación. Como regla general, los deportados no tienen la oportunidad de contactar con su familia, recoger sus pertenencias, cobrar su salario o cualquier otro preparativo para su partida. Son depositados en la frontera con la orden de cruzarla andando. Normalmente, llegan a Haití con poco o nada de dinero y sin otro equipaje que la ropa que visten y pueden verse obligados a mendigar para obtener comida y alojamiento”.

==Tercera parte de cinco

* 1- Parte I
* 2- Parte II
* 4- Parte IV
* 5- Parte V

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en julio de 2002)

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