07 junio 2002

Las cajas chinas de Cachemira

La palabra escalada adquiere su real significado cuando se analizan los temores acerca de la situación de Cachemira. De los habituales intercambios de declaraciones diplomáticas y disparos aislados entre India y Pakistán, se puede pasar al enfrentamiento abierto y al uso de armas nucleares. En ese contexto, Rusia y China juegan sus cartas, mostrando fortalezas y debilidades.

La forma en que China asume su influencia creciente en la esfera internacional no sólo carece de vedettismo, sino que se encuentra en las antípodas del protagonismo de marquesina. Como intentando pasar desapercibida, China juega sus cartas en silencio. Cada vez más, sin embargo, resulta recurrente que los analistas se pregunten acerca de la postura china en cada uno de los principales asuntos de la agenda internacional. Para China, Cachemira no es un asunto más, sino que es un tema que está en su área de influencia directa. No solamente tiene frontera con ambos contendientes, sino que esa frontera se encuenta, precisamente, en la zona de Cachemira. Tradicional aliado de Pakistán, el gobierno chino ha iniciado en los últimos años un acercamiento a India.

Este 15 de mayo, el canciller chino, Tang Jiaxuan (foto), se reunió en Islamabad con el presidente paquistaní, Pervez Musharraf. El comunicado con el que el Ministerio de Relaciones Exteriores chino daba cuenta de ese encuentro, es revelador de la postura de ese país en el conflicto: “en el presente, mientras la situación tanto regional como mundial experimenta cambios importantes y profundos, los efuerzos hechos por China y Pakistán para consolidar su amistad y buena vecindad, y profundizar su mutuo beneficio y cooperación, no sólo toman en cuenta los intereses estratégicos comunes de ambos países y pueblos, sino también los intereses de estabilidad de Asia del Sur”.

Un párrafo típico de la diplomacia china. Una introducción sumamente genérica, tras la que se reafirma el contexto de amistad, se hace expresa mención a que se tienen intereses estratégicos comunes (entrelíneas: seguimos siendo el aliado estratégico de Pakistán), pero se remata la frase con lo que realmente se quiere decir y que se sabe disgustará al aliado. Si Pakistán no debe tomar en cuenta sólo sus intereses sino también los de la estabilidad regional, esto significa que deberá estar dispuesto a hacer consesiones a India. Una postura quiebra la incondicionalidad china a favor de Pakistán, pero a la vez, al reafirmar que Pakistán y China tienen intereses estratégicos comunes, evita alinearse directamente con la posición india.

Nueve días más tarde, Tang Jiaxuan telefoneó a su par indio, Jaswant Singh (foto), y le informó de lo hablado con Musharraf. El círculo de la dimensión pública de la política china hacia Cachemira se cerraba: dejaba en claro que si bien mantenía su alianza con Pakistán, esta no era una alianza a cualquier costo, sino que estaba subordinada a la estrategia china de la coexistencia pacífica en Asia del Sur; y a la vez, aseguraba que no hablaría con Pakistán a espaldas de la India.
Este rol de contención jugado por Pekin, fue lo que le dio al primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, el margen de maniobra necesario para desairar los recientes esfuerzos mediadores del mandatario ruso Vladimir Putin, a pesar de que el presidente pakistaní había anunciado su disposición a iniciar un diálogo bilateral directo.

==Primera parte de siete. Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 7 de junio de 2002

* 2- La soledad rusa
* 3- Ménage-à-trois
* 4- Los cinco principios
* 5- Irán entra a escena
* 6- El miedo nuclear
* 7- Contexto

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