Slobodan Milosevic, serbio
Los números suelen ser traicioneros. Para comprender la verdadera dimensión de un criminal de guerra es necesario tomar cada una de las muertes como lo que es, un caso único, pero a la vez relacionarlas entre sí en un contexto más amplio que el individual.Brecha accedió a varios expedientes del ICTY, entre éstos el que acusa al actual presidente yugoslavo Slobodan Milosevic (Nota 2006: el acusado falleció en La Haya, durante el juicio).
Allí se indica, por ejemplo, que en la aldea de Bela Crkva, en la provincia de Kosovo, el 25 de marzo del año pasado fueron aniquiladas tres familias. Puestos uno a continuación del otro, en el frío ordenamiento alfabético de muertos en que inevitablemente se transforma un expediente judicial, los nombres muestran cómo el apellido Popaj se repite 22 veces; desde el abuelo, Hazer de 77 años, hasta el nieto de 14, Belul. El apellido Zhuniqui se reitera en 23 oportunidas, con la particularidad de que en este caso no sólo fueron asesinados los hombres y adolescentes, sino también mujeres y niños de 8, de 6 y de 4 años. La familia Spahiu perdió menos miembros, seis, pero de este núcleo no se dejaron sobrevivientes; fue asesinado Xemal Spahiu, su mujer Fnu, y sus cuatro hijas.
Lo sucedido en Bela Crkva no fue un hecho aislado. Las ordenes de Milosevic, según el expediente del ICTY, fueron cumplidas con similares características en otras aldeas. Un día después de cometida aquella matanza, el 26 de marzo, en dos aldeas gemelas, Velika Krusa y Mali Krusa, se acabó con treinta y seis miembros de la familia Shehu y con veintidos de apellido Batusha. El mismo día, en Dakovica, los serbios mataron a seis personas, la mitad de ellas del mismo núcleo familiar. Y al día siguiente, el 27, fueron asesinadas 19 personas en la aldea de Crkolez, todas ellas de apellido Imeraj, incluido un niño de dos años de edad.
* Tihomir Blasik, croata
* Zejnil Delalic, musulmán
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 15 de setiembre de 2000)
Allí se indica, por ejemplo, que en la aldea de Bela Crkva, en la provincia de Kosovo, el 25 de marzo del año pasado fueron aniquiladas tres familias. Puestos uno a continuación del otro, en el frío ordenamiento alfabético de muertos en que inevitablemente se transforma un expediente judicial, los nombres muestran cómo el apellido Popaj se repite 22 veces; desde el abuelo, Hazer de 77 años, hasta el nieto de 14, Belul. El apellido Zhuniqui se reitera en 23 oportunidas, con la particularidad de que en este caso no sólo fueron asesinados los hombres y adolescentes, sino también mujeres y niños de 8, de 6 y de 4 años. La familia Spahiu perdió menos miembros, seis, pero de este núcleo no se dejaron sobrevivientes; fue asesinado Xemal Spahiu, su mujer Fnu, y sus cuatro hijas.
Lo sucedido en Bela Crkva no fue un hecho aislado. Las ordenes de Milosevic, según el expediente del ICTY, fueron cumplidas con similares características en otras aldeas. Un día después de cometida aquella matanza, el 26 de marzo, en dos aldeas gemelas, Velika Krusa y Mali Krusa, se acabó con treinta y seis miembros de la familia Shehu y con veintidos de apellido Batusha. El mismo día, en Dakovica, los serbios mataron a seis personas, la mitad de ellas del mismo núcleo familiar. Y al día siguiente, el 27, fueron asesinadas 19 personas en la aldea de Crkolez, todas ellas de apellido Imeraj, incluido un niño de dos años de edad.
* Tihomir Blasik, croata
* Zejnil Delalic, musulmán
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 15 de setiembre de 2000)
Etiquetas: Balcanes, DDHH 2000/2001, Justicia Internacional, Kosovo 2000/2002, Serbia 2000/2001
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