Fuerza Aérea Espacial
El espacio. Ese es el principal punto de preocupación de los autores del documento. Se apoyan en otro reporte, éste del Panel de Defensa Nacional, donde se sentencia que “el uso irrestricto del espacio se ha transformado en el principal interés estratégico de los Estados Unidos”. ¿Qué significa esto? Para el Comando Espacial de las Fuerzas Armadas, este control implica “la capacidad de asegurar el acceso al espacio, con libertad de operaciones dentro de ese medio, y a la vez, la capacidad de impedir a otros ese mismo uso”. Un asunto complejo, en el que el predominio de Estados Unidos no es tan claro como podría parecer a simple vista. Actualmente, más de 1100 empresas comerciales de más de 50 países están desarrollando, construyendo, y operando, sistemas espaciales. A pesar de ser propiedad de actores privados, estos sistemas espaciales tienen capacidades militares de vanguardia, entre ellas la de obtener imágenes que pueden marcar una posición con un margen de error de menos de un metro. Para colmo, el 95 por ciento de las comunicaciones militares de la actualidad se vehiculizan por circuitos comerciales.
El Comando Espacial alerta sobre lo arriesgado de este estado de las cosas: “Los enemigos pueden saber claramente, en tiempo real, la disposición de todas nuestras fuerzas”, y a la vez compartir con los norteamericanos el mismo sistema comercial de satélites, lo que potencialmente vuelve vulnerables las defensas actuales del país, tanto ante fuerzas militares extranjeras, como ante nucleamientos paramilitares o unidades terroristas. Por eso, concluyen los expertos, hay que volver a la vieja costumbre republicana de invertir en la militarización del espacio. “En suma, la habilidad de preservar en un futuro la preeminencia militar americana, requiere de aumentar los medios para la capacidad de operar en el espacio militarmente”, afirma el documento.
La forma de transitar esta transformación incluye varias recomendaciones hacia la interna de la burocracia militar y espacial, con críticas al manejo presupuestal de diversas reparticiones, desde la NASA hasta la Fuerza Aérea. Hay que seguir desarrollando la capacidad de enviar vehículos al espacio, simplificarlos y abaratarlos, a la vez que se conectan los sistemas militares de tierra con los espaciales. Los pilotos deberán convertirse en astronautas de combate, mientras que los aviones caza y bombarderos que operan dentro de los límites de nuestro planetas tenderán, cada vez más, a ser manejados por control remoto, sin tripulantes.
El documento, aunque por momentos se hace tedioso debido a las permanentes comparaciones de cifras y a la obsesión de sus autores con criticar las políticas de Clinton, resulta esclarecedor sobre algunas de las jugadas de tablero de la nueva administración estadounidense. Una vez que se conoce su hoja de ruta, la política exterior de Bush hijo aparece como menos caprichosa que lo que sugiere a primera vista. Más allá de cualquier valoración sobre los actos y sus consecuencias, cada paso ha sido consistente con el plan estratégico que busca preparar “un nuevo siglo americano”.
==Quinta parte de siete
* 1- Un nuevo siglo americano
* 2- El precio del liderazgo
* 3- El dilema del Pentágono
* 4- Programa “Futuro”
* 6- Soldados del mañana
* 7- Cuatro misiones de futuro
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en abril de 2003)
El Comando Espacial alerta sobre lo arriesgado de este estado de las cosas: “Los enemigos pueden saber claramente, en tiempo real, la disposición de todas nuestras fuerzas”, y a la vez compartir con los norteamericanos el mismo sistema comercial de satélites, lo que potencialmente vuelve vulnerables las defensas actuales del país, tanto ante fuerzas militares extranjeras, como ante nucleamientos paramilitares o unidades terroristas. Por eso, concluyen los expertos, hay que volver a la vieja costumbre republicana de invertir en la militarización del espacio. “En suma, la habilidad de preservar en un futuro la preeminencia militar americana, requiere de aumentar los medios para la capacidad de operar en el espacio militarmente”, afirma el documento.
La forma de transitar esta transformación incluye varias recomendaciones hacia la interna de la burocracia militar y espacial, con críticas al manejo presupuestal de diversas reparticiones, desde la NASA hasta la Fuerza Aérea. Hay que seguir desarrollando la capacidad de enviar vehículos al espacio, simplificarlos y abaratarlos, a la vez que se conectan los sistemas militares de tierra con los espaciales. Los pilotos deberán convertirse en astronautas de combate, mientras que los aviones caza y bombarderos que operan dentro de los límites de nuestro planetas tenderán, cada vez más, a ser manejados por control remoto, sin tripulantes.
El documento, aunque por momentos se hace tedioso debido a las permanentes comparaciones de cifras y a la obsesión de sus autores con criticar las políticas de Clinton, resulta esclarecedor sobre algunas de las jugadas de tablero de la nueva administración estadounidense. Una vez que se conoce su hoja de ruta, la política exterior de Bush hijo aparece como menos caprichosa que lo que sugiere a primera vista. Más allá de cualquier valoración sobre los actos y sus consecuencias, cada paso ha sido consistente con el plan estratégico que busca preparar “un nuevo siglo americano”.
==Quinta parte de siete
* 1- Un nuevo siglo americano
* 2- El precio del liderazgo
* 3- El dilema del Pentágono
* 4- Programa “Futuro”
* 6- Soldados del mañana
* 7- Cuatro misiones de futuro
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en abril de 2003)
Etiquetas: EEUU 2000/2003, Estados Unidos
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