28 marzo 2003

El discreto encanto de la confusión

A dos semanas de comenzada la guerra, la confusión se yergue como un componente más del campo de batalla. Este artículo pretende tomar distancia de las explicaciones cerradas, aislando los distintos factores y actores en juego, para colocarlos uno junto a otro, en una suerte de muestrario de la nueva crisis del Golfo Pérsico. En el horizonte, se dibuja un nuevo orden regional que parece reservarle a Irán uno de los roles protagónicos.

A veces intencionadamente, como parte de un proceso de desinformación, y otras como consecuencia de su propia complejidad, la guerra sobre Irak aparece como una sumatoria de factores que forman aparentes cadenas de causa y efecto. El petróleo, el terrorismo, el derecho internacional, la religión, los ecos de la Guerra Fría, teorías de la conspiración, van mezclándose a medida que caen ante las retinas las imágenes inconexas de un zapping en el que no es fácil distinguir el análisis de la propaganda.
La versión más extrema del punto de vista de los atacantes, indica que Estados Unidos, el Reino Unido y España, entraron en guerra contra Irak amparándose en la última resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que aceptaba el uso de la fuerza como último recurso contra Saddam Hussein, por lo que habría sido innecesario presentar un nuevo proyecto de resolución, el cual, como ya estaba anunciado, iba a ser vetado por Francia y Rusia. La guerra sería necesaria para desarmar al régimen iraquí, y prevenir que use las armas de destrucción masiva que posee o está a punto de poseer, teniendo en cuenta sus lazos con organizaciones terroristas. Como un agravante, se cita el carácter dictatorial y opresivo de su gobierno, en especial sobre la minoría kurda.
Por su parte, los iraquíes niegan tener armas de destrucción masiva, aseguran que los atacantes violaron el derecho internacional desconociendo a Naciones Unidas, a la vez que sostienen que las motivaciones de esta guerra estarían muy alejadas de las esgrimidas públicamente: los agresores querrían acabar con Hussein para quedarse con el petróleo iraquí y a la vez consolidar cierta forma de hegemonía de corte imperial. Con matices, esta explicación ha sido recogida por diversos sectores opuestos a la acción militar liderada por los tres países ya mencionados.

==Primera parte de cuatro

* 2- Factores en juego
* 3- Actores ¿secundarios?
* 4- Karma para armar

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 28 de marzo de 2003)

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