29 septiembre 2006

La guerra en Irak fortaleció a Al-Qaeda

Un informe de inteligencia que asegura que la guerra en Irak fortaleció a Al Qaeda puso en entredicho la política de seguridad del presidente Bush. Estas conclusiones, similares a las de un reporte encargado por el Consejo de Seguridad de la ONU, ya están siendo aprovechadas por la oposición demócrata.

La crisis de los informes ya tuvo sus primeras repercusiones en la lucha electoral de cara a las legislativas de noviembre. El candidato demócrata a la banca de diputados por Connecticut, Christopher Murphy (foto), puso al aire un anuncio televisivo en el que asegura que “la Guerra en Irak del Presidente Bush aumentó la amenaza del terrorismo y nos ha hecho más vulnerables en nuestro propio hogar”. El New York Times consideró este jueves que la pieza publicitaria refleja una estrategia global del opositor Partido Demócrata, que “ahora ve a la guerra en Irak como un tema que le puede ayudar a ganar distritos clave”.

Como se recordará, esta semana la prensa reveló algunos fragmentos de un documento elaborado por dieciséis organismos de inteligencia de Estados Unidos, en el que se responsabiliza a la situación iraquí del crecimiento de la capacidad de reclutamiento de los islamistas radicales. El presidente Bush argumentó que el material había sido tergiversado y prometió desclasificar las partes que no contuvieran información sensible.

Sin embargo, cuando se leen las escasas cuatro páginas puestas a disposición del público, resulta difícil encontrar la tergiversación. El documento, titulado “Tendencias del terrorismo global: efectos en Estados Unidos”, habla de una mayor diseminación de activistas radicales, de un aumento de las amenazas para los estadounidenses, y sitúa “la guerra santa iraquí” como uno de los elementos que ha encendido el radicalismo islamista. Es cierto que también menciona que “los esfuerzos de contraterrorismo han dañado seriamente a Al-Qaeda y ha complicado sus operaciones”, pero a renglón seguido explica que han surgido nuevas células y redes independientes, y que estos nuevos grupos se han adaptado “a los esfuerzos de contraterrorismo”.

También la ONU

Un informe encargado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas llega a conclusiones similares. Difundido este miércoles por la prensa internacional, indica que Al-Qaeda “se ha beneficiado” de la situación iraquí, “al interpretar un papel central en la lucha (de resistencia) y estimular el aumento de la violencia sectaria”. En síntesis, “Irak le ha proporcionado (a la organización de Bin Laden) muchos reclutas y le ha supuesto un excelente campo de entrenamiento”.

Las noticias que llegaban desde Londres tampoco eran alentadoras para la Casa Blanca. El mismo miércoles la BBC difundía un programa en el que se citaba un análisis de un académico “ligado al Mi6” (servicio secreto británico) donde se concluía que "la guerra en Irak actuó como un manantial de reclutamiento para los extremitas situados a lo largo y ancho del mundo musulmán, ya que Irak sirvió para radicalizar a una juventud desilusionada, a la que Al-Qaeda le ha dado voluntad, intenciones, propósitos e ideología para actuar”. Aunque el Ministerio de Defensa del Reino Unido se desmarcó de las opiniones del académico, un artículo del periódico The Guardian estima que “el estudio refleja lo que el Ministerio de Defensa, los comandantes militares y el Ministerio de Exteriores han dicho en privado”

Pakistán en entredicho

Lo más molesto del documento británico no fue solamente el momento de su aparición (inmediatamente después de que el premier Tony Blair diera un emotivo discurso defendiendo el rol de su país en la guerra de Irak) sino las críticas que incluye contra Pakistán, el principal aliado de occidente en el área. Como es sabido (ver Brecha del 8 de setiembre) las opiniones de quienes analizan la situación actual del islamismo radical mencionan cada vez con más insistencia el rol de Pakistán en su cohesión y adiestramiento. No por parte del gobierno sino por parte de algunas de las escuelas coránicas allí existentes. El reporte británico insiste en este punto, pero añade una supuesta connivencia de los servicios secretos paquistaníes. El presidente de ese país asiático, de visita en Estados Unidos en momentos de estallar la crisis de los reportes, salió al cruce de la versión de la BBC rechazándola “en un 200%”, y afirmando que sus servicios secretos conforman “una fuerza disciplinada que está quebrando a Al-Qaeda”.

Simplificaciones

En una columna titulada “Alerta temprana”, el periodista William Arkin, del Washington Post, dice que el problema es mucho más complejo que lo que el informe de inteligencia plantea. En su opinión es necesario recordar que la crisis entre Estados Unidos y el islamismo radical no comenzó con los atentados del 11 de setiembre de 2001, sino que la historia tiene largas raíces, las que en el caso iraquí en particular pueden rastrearse, al menos, hasta 1991, fecha de la primera Guerra del Golfo.

Arkin (foto) opina que si bien “el Presidente Bush puede reducir todo a que los terroristas están buscando una excusa”, en realidad “Al Qaeda y el movimiento yihaidista han surgido de una compleja narración antioccidental, podría decirse anticristiana y antijudía”, en la que cala lo que el analista llama “la retórica de Bin Laden”, favorecida por los propios actos de Estados Unidos. En su visión, el verdadero problema es la propia idea de “guerra contra el terrorismo” tal como está concebida desde la Administración Bush. Es decir, “la forma simplista de mirarnos a nosotros mismos y de mirar aquello por lo que estamos luchando”.

(Publicado en Brecha el 29 de setiembre de 2006)

Etiquetas: , ,