24 noviembre 2006

Estados Unidos empantanado en Irak

Más de cien iraquíes son asesinados cada día en una guerra civil que, según Kofi Annan, mantiene “atrapado” a Estados Unidos. Los escuadrones de la muerte actúan de acuerdo con las milicias islamistas y con sectores de las fuerzas de seguridad. Ayer se produjo el mayor atentado en tres años, en Bagdad, con más de 140 muertos. Un popular cómico de la televisión local fue una de las víctimas más recientes.

Walid Hassan se había especializado en interpretar a burócratas o políticos arribistas. Como cualquier humorista que se precie de tal, apuntaba sus dardos en todas direcciones, desde las tropas de ocupación hasta las milicias islamistas, por lo que no es fácil predecir de dónde vino la bala que acabó con su vida. Su último personaje había sido un funcionario inepto y sin escrúpulos que ascendía a los codazos en las improvisadas arenas movedizas de la nueva administración pos Hussein. La foto que acompañó la noticia de su muerte lo muestra caracterizado debajo de un pañuelo, con una mueca en el rostro intentando sobrellevar una conversación por celular, tal vez satirizando los problemas en las comunicaciones del “país liberado”.

Pensaba que su popularidad actuaría como un escudo cuando vinieran a matarlo. Así se lo decía una y otra vez a su esposa. Tal vez realmente lo creía. O tal vez mentía en un intento absurdo por tranquilizarla. La balanza se inclina a favor de esta segunda hipótesis si se tiene en cuenta que Walid Hassan hacía semanas que estaba preparándose “para cuando le llegara la hora”, según comentó uno de sus amigos a Sudarsan Raghavan, corresponsal de The Washington Post en Bagdad. Pero cada semana Walid Hassan se obligaba a dejar de lado esos temores y esa amargura, y protagonizaba Caricatura, un programa cómico de la cadena iraquí Al Sharkiya. Apenas Hassan se convirtió en uno más de los cien iraquíes que mueren cada día a causa de la guerra, los comentaristas elevaron a Caricatura al estatus de un producto de culto, y lo llegaron a calificar como “la versión iraquí de Saturday Night Live”, comparándolo con la cantera de las nuevas generaciones de comediantes estadounidenses que puede verse en el canal Sony de la tevé por cable.

Probablemente la realidad es más modesta. Fuera de fronteras su asesinato tuvo el efecto de recolocar la situación iraquí en el menú informativo, aunque sea circunstancialmente. Es sabido que la repetición de un mismo tipo de noticias sobre un mismo lugar del mundo genera un estado de saturación en la opinión pública. El mínimo asombro que produce enterarse de que alguien ha podido matar a balazos a un cómico (curioso asombro si se piensa en el carácter corrosivo que, desde Bertolt Brecht y Milan Kundera a esta parte, se reconoce tiene el humor para los poderes de turno) permitió esta semana que la información sobre ese país recuperara interés. Un golpe de efecto que abre un cuarto de hora de atención durante el cual es posible filtrar las últimas opiniones del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, sobre el empantanamiento de Estados Unidos en esa larga “posguerra”, o las cifras más recientes sobre los efectos de la violencia en la población civil.

MARINES EMPANTANADOS

Las estadísticas de octubre, que se conocieron este miércoles, confirman que cada día mueren más de cien iraquíes a causa de la guerra. Forman parte de la población más pobre del país, aquella que no ha podido escapar a los países fronterizos. Los que pueden irse, se van. El éxodo también tiene su promedio diario. Más de 3 mil iraquíes dejan su país diariamente. Cien mil al mes. Un millón y medio de personas desde que Estados Unidos invadió Irak en una de las operaciones militares peor justificadas de los últimos tiempos.

Kofi Annan, en una conferencia de prensa brindada en Suiza, dijo que Estados Unidos está atrapado en Irak, “en el sentido de que no puede irse ni quedarse”. En su opinión, una posible solución para que la retirada estadounidense de Irak no empeore las cosas pasaría por estudiar nuevamente la forma en que la nueva Constitución reparte el poder entre los distintos grupos sociales. Debe tenerse presente que el mayor deterioro de la seguridad ocurrió a partir de febrero de este año, cuando se produjo un atentado contra el templo chiita de Samarra, considerado el inicio de la violencia sectaria entre chiitas y sunitas. Los primeros son mayoritarios en Irak (al igual que en Irán), en tanto que los sunitas son predominantes en el resto del mundo musulmán y fueron el sector beneficiado durante el régimen de Saddam Hussein. Aunque el hecho de que Annan esté dejando su puesto de secretario general le haya permitido tomarse mayores libertades a la hora de opinar, su tesis del empantanamiento no carece de fundamentos.

ESCUADRONES DE LA MUERTE

El reporte más reciente de las Naciones Unidas contextualiza los números diciendo lo que ya se sabe, pero cuya reiteración reafirma la sensación de crisis que ya llevó a la debacle electoral republicana en las elecciones legislativas de principios de mes. La onu recuerda que se mantiene la “grave crisis humanitaria y de derechos humanos”, que ejemplifica en las matanzas indiscriminadas, los atentados selectivos, la delincuencia y la corrupción, entre otros componentes que contribuyen a la debacle del orden público. Se reconocen “los empeños del nuevo gobierno por hacer frente a la situación”, pero pese a esto “las instituciones del Estado han sido incapaces de proteger a las personas contra las violaciones flagrantes de los derechos humanos o de reparar o indemnizar los daños sufridos por las víctimas, cuyo número está aumentando a un ritmo acelerado”. Annan también dice sentirse “preocupado” por la información de que “elementos de las milicias (antigubernamentales) se han infiltrado en las principales instituciones gubernamentales y encargadas de hacer cumplir la ley, lo cual socava la confianza del pueblo iraquí en las instituciones del Estado”. El secretario general señala que tanto los grupos armados opositores como algunos sectores de las fuerzas de seguridad del gobierno mantienen lazos con los escuadrones de la muerte, algo que “queda en evidencia con la aparición diaria, en varias partes del país, de docenas de cuerpos de personas asesinadas que presentan indicios de tortura y ejecución”.

(Publicado en Brecha el 24 de noviembre de 2006)

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