Kafka detrás del monitor
El uso de las nuevas tecnologías en la gestión estatal no es una moda ni un lujo, sino que forma parte de la búsqueda de mayor eficiencia y transparencia. Por eso el llamado “gobierno electrónico” no es una cuestión de tecnología sino de políticas públicas, por su directa incidencia en el modo en que funciona el Estado y, en consecuencia, en el modo en que facilita o complica la vida de sus ciudadanos. En América Latina los líderes en la materia son Brasil, Chile y México.
La escena transcurre en una oficina pública. Es el día de la llegada de la primera computadora con la que contará esa repartición. Los funcionarios la reciben con una reverencia ambigua, y con algo de burla. Se le teme y se le desea. Las primeras semanas se la deja abandonada encima de un escritorio, mientras los viejos procedimientos manuales coexisten con la presencia totémica de ese ídolo extraño que se mantiene subutilizado. Las directivas sobre cómo integrarlo al trabajo no son claras ni llegan a tiempo. Cuando de a poco se le incorporaba a la cadena de gestión se le achacan culpas que no siempre le corresponden (perdón, pero se cayó el sistema) o se le fijan atribuciones de oráculo que no siempre se relacionan con la información que han colocado en su disco duro (disculpe, pero es lo que figura en la computadora).
Esos episodios, repetidos de manera insular en distintas oficinas públicas y con peculiaridades ligadas a la idiosincrasia de las burocracias de cada país, comenzaron a ser cosa del pasado en buena parte del mundo. Cada vez más la incorporación de herramientas informáticas a la gestión estatal es algo que se hace de manera sistemática e integral. Por lo menos en los países que se lo toman en serio. Este enfoque integral de lo que se ha llamado “gobierno electrónico”, y que no es otra cosa que alcanzar “los fines públicos por medios digitales”, da por resultado estrategias nacionales que impulsan esfuerzos de conceptualización y aplicación de las prácticas internacionales a la realidad local. Un país que quiere tener una gestión de gobierno eficiente, brindar los servicios públicos a tiempo y donde efectivamente se necesitan, tener un entorno transparente para los controles de un poder sobre otro, fomentar algún grado de participación ciudadana, y facilitar la vida económica, no tiene más remedio que trazar una clara estrategia de gobierno electrónico. O tener mucha suerte a la hora de aplicar soluciones aisladas.
==Primera parte de diez
* 2- Un enfoque kafkiano
* 3- La construcción
* 4- Liderazgo
* 5- América Latina
* 6- País a país
* 7- Impuestos en línea
* 8- Democratización
* 9- Chile
* 10- México
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2005)
La escena transcurre en una oficina pública. Es el día de la llegada de la primera computadora con la que contará esa repartición. Los funcionarios la reciben con una reverencia ambigua, y con algo de burla. Se le teme y se le desea. Las primeras semanas se la deja abandonada encima de un escritorio, mientras los viejos procedimientos manuales coexisten con la presencia totémica de ese ídolo extraño que se mantiene subutilizado. Las directivas sobre cómo integrarlo al trabajo no son claras ni llegan a tiempo. Cuando de a poco se le incorporaba a la cadena de gestión se le achacan culpas que no siempre le corresponden (perdón, pero se cayó el sistema) o se le fijan atribuciones de oráculo que no siempre se relacionan con la información que han colocado en su disco duro (disculpe, pero es lo que figura en la computadora).
Esos episodios, repetidos de manera insular en distintas oficinas públicas y con peculiaridades ligadas a la idiosincrasia de las burocracias de cada país, comenzaron a ser cosa del pasado en buena parte del mundo. Cada vez más la incorporación de herramientas informáticas a la gestión estatal es algo que se hace de manera sistemática e integral. Por lo menos en los países que se lo toman en serio. Este enfoque integral de lo que se ha llamado “gobierno electrónico”, y que no es otra cosa que alcanzar “los fines públicos por medios digitales”, da por resultado estrategias nacionales que impulsan esfuerzos de conceptualización y aplicación de las prácticas internacionales a la realidad local. Un país que quiere tener una gestión de gobierno eficiente, brindar los servicios públicos a tiempo y donde efectivamente se necesitan, tener un entorno transparente para los controles de un poder sobre otro, fomentar algún grado de participación ciudadana, y facilitar la vida económica, no tiene más remedio que trazar una clara estrategia de gobierno electrónico. O tener mucha suerte a la hora de aplicar soluciones aisladas.
==Primera parte de diez
* 2- Un enfoque kafkiano
* 3- La construcción
* 4- Liderazgo
* 5- América Latina
* 6- País a país
* 7- Impuestos en línea
* 8- Democratización
* 9- Chile
* 10- México
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en diciembre de 2005)
Etiquetas: Brasil, Chile, e-gobierno, México
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