22 noviembre 2002

Iliria, 1300 AC

La insistencia en el carácter ancestral de las disposiciones básicas del Kanun albanés se entronca con otra de las obsesiones de la obra de Kadaré: certificar literariamente la propia antigüedad de los albaneses y su cultura, lo que en el contexto de la lucha ideológica entre los nacionalismos balcánicos se vuelve un arma política. Tal vez la novela en la que Kadaré refleja de manera más directa esta temática es El expediente H, donde sigue a dos estudiosos irlandeses que buscan las raíces de la épica homérica en las tradiciones orales de los rapsodas albaneses.

Pero, como ya es sabido, en los Balcanes la historia no está ajena a la política, en especial en lo que se refiere a la pulseada acerca de si los actuales albaneses son o no descendientes de los antiguos ilirios. Los académicos serbios, griegos y macedonios tienen muy clara la respuesta: no. Los estudiosos albaneses tienen una opinión exactamente opuesta. Fuentes independientes aceptan el origen ilirio pero con una salvedad: los albaneses descenderían de los ilirios de las tierras altas, no de los que habitaban en las tierras bajas y que fueron los que desarrollaron lo esencial de la civilización iliria de la que los albaneses de hoy se consideran herederos y en cuyo nombre colocan sus raíces más hondas, las raíces homéricas que parecen habitar parte de la obra de Kadaré. Raíces que darían verosimilitud simbólica a cierta reminiscencia helénica de la venganza de sangre albanesa.

Los ilirios fueron un pueblo que alrededor del 1300 antes de Cristo se asentó en toda la franja Occidental de los Balcanes, ocupando parte de las actuales Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Albania, Macedonia y Grecia. En los siglos IV y III AC, perdieron parte de su territorio a manos de los macedonios comandados por Filipo y luego por Alejandro Magno, pero fue en el 229 cuando comenzó su verdadero declive ante el avance de las legiones romanas. Quinientos años más tarde, en el 732 de nuestra era, la actual Albania estaba dividida y cristianizada: el norte sometido a la autoridad del Papa y el sur a la del Patriarca de Constantinopla, en lo que fue un grano de arena más en la muralla que comenzó a dividir a los albaneses al punto de separarlos en zonas dialectales diferentes. De aceptarse la tesis de que los albaneses de hoy descienden de los ilirios de ayer, entonces debería admitirse que renombrados emperadores romanos como Diocleciano, Aureliano, e incluso Constantino el Grande (foto), forman parte de su árbol genealógico.

Esto último sería una verdadera paradoja histórica, ya que fue el emperador Constantino el que situó al Cristianismo en el corazón del Imperio, lo que le valió el estatus de Santo para los cristianos ortodoxos que son, en la actualidad, los principales enemigos de los albaneses musulmanes. Para los serbios y los macedonios, ambos cristianos de raíz eslava, esta tesis del origen ilirio resulta inaceptable, esencialmente por razones políticas: si los albaneses son ilirios modernos, entonces los usurpadores serían los eslavos que, en definitiva, llegaron a los Balcanes como una más de las oleadas bárbaras que asoló la zona cuando los ilirios ya hacía dos mil años que estaban afincados en esa tierra.

==Septima parte de nueve

* 1- El ciclo de hierro de la venganza de sangre
* 2- Praga, 2000
* 3- Belgrado, 2001
* 4- Tirana, 1978
* 5- Cumbres malditas
* 6- Sertao, 1910
* 8- Austro-Hungría, 1816
* 9- La palabra empeñada

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en noviembre de 2002)

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