Musulmanes radicales y moderados
No todos los musulmanes son iguales. Eso lo sabía Estados Unidos cuando intervino secretamente en la guerra de Afganistán y decidió apoyar a unos para evitar que el crédito de expulsar a los soviéticos se lo llevaran los otros. Sólo que se equivocó de bando.
El 80 por ciento de los afganos no son fundamentalistas, sino que responden al credo suní hanafí, que es la más liberal entre las cuatro escuelas jurídicas del Islam. A esto se suma la amplia incidencia del sufismo, una tendencia musulmana mística, naturalmente moderadora. Por eso, planteada la lucha contra los soviéticos, la mayoría de los musulmanes afganos se nuclearon en torno a los tradicionales partidos de base tribal, que organizaron una resistencia descentralizada y difícil de controlar para las tropas soviéticas. Una minoría se nucleó en el movimiento muyaidin, de un islamismo radical, que fue apoyado con armas por Estados Unidos. Bin Laden fue el encargado de llevar parte de esas armas. Además de combatir a los soviéticos, los muyaidines se encargaron de acabar con los grupos que respondían al Islam tradicional y moderado.
Sin embargo, al retirarse las tropas soviéticas las aguas volvieron a su sitio. Surgió entonces un líder de extracción moderada, Sibghatullah Mujaddedi (foto), sobreviviente de la familia que dirigía la principal orden sufí del país, familia que había sufrido la masacre de 79 miembros a manos de los comunistas. Mujaddedi es elegido presidente de Afganistán en 1992, con el consenso incluso de los muyaidines. Junto a Mujaddedi gobierna Sayed Ahmad Gailani, otro moderado, emparentado con la vieja monarquía afgana. Pero la CIA se vuelve a equivocar. Apoya una vez más a los fundamentalistas, en especial a Ahmad Shah Masud, por considerar que los nuevos dirigentes no están lo suficientemente lejos del antiguo liderazgo comunista, y permite la entrada en escena de los talibanes que, a esa altura, desencadenan una verdadera guerra civil.
==Segunda parte de cuatro
* 1- Las paradojas de una vieja alianza
* 3- Los talibán
* 4- Cría cuervos
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en setiembre de 2001)
El 80 por ciento de los afganos no son fundamentalistas, sino que responden al credo suní hanafí, que es la más liberal entre las cuatro escuelas jurídicas del Islam. A esto se suma la amplia incidencia del sufismo, una tendencia musulmana mística, naturalmente moderadora. Por eso, planteada la lucha contra los soviéticos, la mayoría de los musulmanes afganos se nuclearon en torno a los tradicionales partidos de base tribal, que organizaron una resistencia descentralizada y difícil de controlar para las tropas soviéticas. Una minoría se nucleó en el movimiento muyaidin, de un islamismo radical, que fue apoyado con armas por Estados Unidos. Bin Laden fue el encargado de llevar parte de esas armas. Además de combatir a los soviéticos, los muyaidines se encargaron de acabar con los grupos que respondían al Islam tradicional y moderado.
Sin embargo, al retirarse las tropas soviéticas las aguas volvieron a su sitio. Surgió entonces un líder de extracción moderada, Sibghatullah Mujaddedi (foto), sobreviviente de la familia que dirigía la principal orden sufí del país, familia que había sufrido la masacre de 79 miembros a manos de los comunistas. Mujaddedi es elegido presidente de Afganistán en 1992, con el consenso incluso de los muyaidines. Junto a Mujaddedi gobierna Sayed Ahmad Gailani, otro moderado, emparentado con la vieja monarquía afgana. Pero la CIA se vuelve a equivocar. Apoya una vez más a los fundamentalistas, en especial a Ahmad Shah Masud, por considerar que los nuevos dirigentes no están lo suficientemente lejos del antiguo liderazgo comunista, y permite la entrada en escena de los talibanes que, a esa altura, desencadenan una verdadera guerra civil.
==Segunda parte de cuatro
* 1- Las paradojas de una vieja alianza
* 3- Los talibán
* 4- Cría cuervos
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en setiembre de 2001)
Etiquetas: 11-S, Afganistán
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