Lo que Madrid non da, Galicia y Navarra lo prestan
El lunes 28 de mayo los socialistas españoles despertaron con sensaciones contradictorias. La pesadilla de perder Madrid por trescientos mil votos, se compensó en parte por lo que antes de estas elecciones municipales y autonómicas parecía un sueño: la posibilidad de quitarle a la derecha los gobiernos de Navarra y Baleares (que todavía depende de las alianzas), y la seguridad de dar por tierra con la tradicional hegemonía del Partido Popular en la Galicia rural.
“UNA POLÍTICA DE alianzas demasiado flexible puede ser pan para hoy y hambre para mañana”. De este modo resume un editorial de El País de Madrid el dilema de los socialistas españoles (PSOE) ante los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del domingo pasado, que en algunas ciudades clave le dejaron a las puertas de gobernar pero a cambio de pactar con sectores nacionalistas. Por su parte el Partido Popular (PP), que en la suma total de votos superó al PSOE, está viendo cómo la mala distribución geográfica de sus votos (en Madrid tuvo muchos más de los que necesitaba para la mayoría absoluta) crea las condiciones para que los socialistas salgan bien parados de una contienda que podría haber tenido un efecto de cuestionamiento al gobierno nacional. Izquierda Unida (IU) conserva, aunque por mínimo margen, posiciones históricas como la ciudad de Córdoba, y se mantiene como la llave del gobierno en varias otras, ya que sumando sus pocos ediles permite al PSOE alcanzar las mayorías para nombrar alcaldes. Recuérdese que en España el jefe del ejecutivo municipal no se elige por voto directo sino que es designado por los ediles.
El triunfalismo del PP, que se consideró ganador de las elecciones, fue contestado de manera irónica por el secretario de Organización el PSOE, José Blanco (foto), quien dijo que si el secretario general del PP, Ángel Acebes, “considera que ganar las elecciones es perder el gobierno de doce ciudades importantes en España y perder dos comunidades autónomas, yo le animo a que siga ganando de esta manera”.
NAVARRA. El principal trago amargo que el PSOE deberá decidir si hace pasar por su garganta está guardado en una botella que tiene por etiqueta la alcaldía de Pamplona. Ocurre que esa ciudad representa las tres quintas partes del electorado de Navarra, por lo que los nacionalistas de Nafarroa Bai, segunda fuerza navarra, exigen que sea parte de su pacto con el PSOE, en este caso llamado PSN. Acordando con Nafarroa Bai, y contando siempre con los dos legisladores de IU en el parlamento navarro, los socialistas podrían desbancar a la Unión del Pueblo Navarro (UPN). Ese pacto, que a primera vista parecería beneficioso, ya que implicaría dejar en manos de los socialistas el sillón de la presidencia navarra, trae sus riesgos. Correr delante de los toros de Pamplona para alcanzar el gobierno de Navarra es algo que el PSN debe pensar cuidadosamente, ya que dos de esos toros forman parte de la Acción Nacionalista Vasca (ANV), un partido que formó parte de la hoy ilegalizada Herri Batasuna (brazo político del grupo armado ETA).
Los socialistas navarros adelantaron que no pactarán con ANV, y ahora Nafarroa Bai debe pesar que tanto presiona para incluir Pamplona en el acuerdo global. En estas elecciones ANV ganó en 31 municipios, la tercera parte de aquellos en los que pudo presentarse.
En declaraciones recogidas por el diario El Mundo, el candidato del PSN a la Presidencia del Gobierno de Navarra, Fernando Puras (foto), indicó que todo acuerdo debe pasar por un consenso en términos de programa: "En la dialéctica derecha-izquierda, en Nafarroa Bai hay opciones que defienden distintas propuestas. Por eso, en todo caso, pasa a ser fundamental que se concrete un programa de gobierno que permita garantizar una estabilidad. No vamos a emprender en modo alguno aventuras que puedan quebrar en un breve plazo".
El supuesto perdedor de las elecciones navarras, la UPN, se mantuvo agazapado en los días inmediatos a la votación, y mientras todos los reflectores estaban concentrados en la negociación entre socialistas y nacionalistas, la UPN jugaba sus cartas. El actual presidente navarro, Miguel Sanz dijo que estaba dispuesto a formar gobierno con los socialistas, cediendo en todo lo que fuera necesario, pero conservando la presidencia para la UPN. Sus argumentos apuntaron a la línea de flotación del dilema socialista, ya que según publica La Vanguardia, Sanz advirtió que un acuerdo entre el PSN y Nafarroa Bai “pondría en riesgo a medio o largo plazo el actual estatus político e institucional de Navarra recogido en la Constitución”, ya que los nacionalistas “no dan nunca el apoyo gratis y no han renunciado nunca a la reivindicación de la territorialidad o a conformar una comunidad de cuatro provincias”.. A eso se refería precisamente el editorial del diario madrileño El País. Gobernar Navarra es un sustancioso trozo de pan, pero hacerlo pactando con sectores nacionalistas puede implicar un vacío en el estómago a la hora de los comicios nacionales, ya que podría hacerle perder a los socialistas una parte del electorado navarro que no vería con buenos ojos este acuerdo.
GALICIA. Los análisis de las cifras gallegas que publicó la prensa española permiten hacer algunas comprobaciones. Lo más destacado por todos fue la inevitabilidad de que el PSOE y el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) lleguen a acuerdos para gobernar. Juntos alcanzarán la alcaldía de las ocho principales ciudades gallegas, pero separados le entregarían las llaves de varias ciudades a la derecha. Para el PP, el premio consuelo parece escaso: el centro urbano de mayor tamaño que tendrá un alcalde de los populares es Ribeira, que con sus 27 mil habitantes es la decimotercera ciudad de Galicia. Pero si bien en las ciudades chicas el PP mantuvo su fuerza, también es cierto que perdió el predominio casi absoluto que tenía en las zonas rurales.
El País destacó que “las elecciones municipales han derrumbado una de las tendencias, y de los tópicos, más recurrentes a la hora de analizar el mapa político gallego: la fortaleza del Partido Popular en el rural”, caída que alcanza su exponente más emblemático en la zona conocida como Baixo Miño. En cuanto a las grandes ciudades, el análisis que realiza el referido periódico indica que los cinturones industriales de Vigo y A Coruña, que concentran el 40% de las empresas y 60% de PBI de Galicia, tendrán color político mayoritariamente de izquierdas. Con predominio del BNG en el caso del área metropolitana de Vigo y manteniendo una mayoría de alcaldes del PSOE, en el caso de la comarca de A Coruña.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 1 de junio de 2007)
“UNA POLÍTICA DE alianzas demasiado flexible puede ser pan para hoy y hambre para mañana”. De este modo resume un editorial de El País de Madrid el dilema de los socialistas españoles (PSOE) ante los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del domingo pasado, que en algunas ciudades clave le dejaron a las puertas de gobernar pero a cambio de pactar con sectores nacionalistas. Por su parte el Partido Popular (PP), que en la suma total de votos superó al PSOE, está viendo cómo la mala distribución geográfica de sus votos (en Madrid tuvo muchos más de los que necesitaba para la mayoría absoluta) crea las condiciones para que los socialistas salgan bien parados de una contienda que podría haber tenido un efecto de cuestionamiento al gobierno nacional. Izquierda Unida (IU) conserva, aunque por mínimo margen, posiciones históricas como la ciudad de Córdoba, y se mantiene como la llave del gobierno en varias otras, ya que sumando sus pocos ediles permite al PSOE alcanzar las mayorías para nombrar alcaldes. Recuérdese que en España el jefe del ejecutivo municipal no se elige por voto directo sino que es designado por los ediles.
El triunfalismo del PP, que se consideró ganador de las elecciones, fue contestado de manera irónica por el secretario de Organización el PSOE, José Blanco (foto), quien dijo que si el secretario general del PP, Ángel Acebes, “considera que ganar las elecciones es perder el gobierno de doce ciudades importantes en España y perder dos comunidades autónomas, yo le animo a que siga ganando de esta manera”.
NAVARRA. El principal trago amargo que el PSOE deberá decidir si hace pasar por su garganta está guardado en una botella que tiene por etiqueta la alcaldía de Pamplona. Ocurre que esa ciudad representa las tres quintas partes del electorado de Navarra, por lo que los nacionalistas de Nafarroa Bai, segunda fuerza navarra, exigen que sea parte de su pacto con el PSOE, en este caso llamado PSN. Acordando con Nafarroa Bai, y contando siempre con los dos legisladores de IU en el parlamento navarro, los socialistas podrían desbancar a la Unión del Pueblo Navarro (UPN). Ese pacto, que a primera vista parecería beneficioso, ya que implicaría dejar en manos de los socialistas el sillón de la presidencia navarra, trae sus riesgos. Correr delante de los toros de Pamplona para alcanzar el gobierno de Navarra es algo que el PSN debe pensar cuidadosamente, ya que dos de esos toros forman parte de la Acción Nacionalista Vasca (ANV), un partido que formó parte de la hoy ilegalizada Herri Batasuna (brazo político del grupo armado ETA).
Los socialistas navarros adelantaron que no pactarán con ANV, y ahora Nafarroa Bai debe pesar que tanto presiona para incluir Pamplona en el acuerdo global. En estas elecciones ANV ganó en 31 municipios, la tercera parte de aquellos en los que pudo presentarse.
En declaraciones recogidas por el diario El Mundo, el candidato del PSN a la Presidencia del Gobierno de Navarra, Fernando Puras (foto), indicó que todo acuerdo debe pasar por un consenso en términos de programa: "En la dialéctica derecha-izquierda, en Nafarroa Bai hay opciones que defienden distintas propuestas. Por eso, en todo caso, pasa a ser fundamental que se concrete un programa de gobierno que permita garantizar una estabilidad. No vamos a emprender en modo alguno aventuras que puedan quebrar en un breve plazo".
El supuesto perdedor de las elecciones navarras, la UPN, se mantuvo agazapado en los días inmediatos a la votación, y mientras todos los reflectores estaban concentrados en la negociación entre socialistas y nacionalistas, la UPN jugaba sus cartas. El actual presidente navarro, Miguel Sanz dijo que estaba dispuesto a formar gobierno con los socialistas, cediendo en todo lo que fuera necesario, pero conservando la presidencia para la UPN. Sus argumentos apuntaron a la línea de flotación del dilema socialista, ya que según publica La Vanguardia, Sanz advirtió que un acuerdo entre el PSN y Nafarroa Bai “pondría en riesgo a medio o largo plazo el actual estatus político e institucional de Navarra recogido en la Constitución”, ya que los nacionalistas “no dan nunca el apoyo gratis y no han renunciado nunca a la reivindicación de la territorialidad o a conformar una comunidad de cuatro provincias”.. A eso se refería precisamente el editorial del diario madrileño El País. Gobernar Navarra es un sustancioso trozo de pan, pero hacerlo pactando con sectores nacionalistas puede implicar un vacío en el estómago a la hora de los comicios nacionales, ya que podría hacerle perder a los socialistas una parte del electorado navarro que no vería con buenos ojos este acuerdo.
GALICIA. Los análisis de las cifras gallegas que publicó la prensa española permiten hacer algunas comprobaciones. Lo más destacado por todos fue la inevitabilidad de que el PSOE y el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) lleguen a acuerdos para gobernar. Juntos alcanzarán la alcaldía de las ocho principales ciudades gallegas, pero separados le entregarían las llaves de varias ciudades a la derecha. Para el PP, el premio consuelo parece escaso: el centro urbano de mayor tamaño que tendrá un alcalde de los populares es Ribeira, que con sus 27 mil habitantes es la decimotercera ciudad de Galicia. Pero si bien en las ciudades chicas el PP mantuvo su fuerza, también es cierto que perdió el predominio casi absoluto que tenía en las zonas rurales.
El País destacó que “las elecciones municipales han derrumbado una de las tendencias, y de los tópicos, más recurrentes a la hora de analizar el mapa político gallego: la fortaleza del Partido Popular en el rural”, caída que alcanza su exponente más emblemático en la zona conocida como Baixo Miño. En cuanto a las grandes ciudades, el análisis que realiza el referido periódico indica que los cinturones industriales de Vigo y A Coruña, que concentran el 40% de las empresas y 60% de PBI de Galicia, tendrán color político mayoritariamente de izquierdas. Con predominio del BNG en el caso del área metropolitana de Vigo y manteniendo una mayoría de alcaldes del PSOE, en el caso de la comarca de A Coruña.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 1 de junio de 2007)
Etiquetas: España, Política y elecciones
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