10 agosto 2005

Corea y Japón separados por el pasado

El 60 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Asia motivó celebraciones que incluyeron gestos de acercamiento entre los gobiernos de Corea del Norte y del Sur, a la vez que se relanzaba el cíclico enfrentamiento entre japoneses y coreanos por razones de interpretación histórica.

No es fácil para los países asiáticos asimilar el fragmento de pasado contenido en los años de la Segunda Guerra Mundial, período que no coincide con el que se establece en Occidente para situar ese conflicto en una línea de tiempo. Para los asiáticos, la guerra que luego fue generalizándose hasta ser conocida como Segunda Guerra Mundial, comenzó con la invasión japonesa sobre una parte del territorio chino, en 1931, ocho años antes de que los nazis avanzaran sobre Polonia, y una década antes de que el ataque a la base naval estadounidense en Pearl Harbour iniciara la participación de Estados Unidos en el conflicto. Estas precisiones, realizadas por Yu Bin para el Asia Times, forman parte de un artículo en el que se brinda una visión asiática de un conflicto que suele ser analizado –en Occidente- desde una perspectiva europeocéntrica que reduce el capítulo asiático de la guerra a los episodios que fueron protagonizados por Estados Unidos.

Yu Bin recuerda, por ejemplo, que quienes tuvieron más víctimas no fueron los rusos, como habitualmente se cree, sino los chinos, a la vez que precisa que el mayor desequilibrio entre víctimas civiles y militares se produjo durante los ataques japoneses sobre otras naciones de Asia. Y si bien puede ser discutida su postura de situar el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1931, lo que resulta claro es que para los países asiáticos no resulta fácil lidiar con un pasado reciente en el que uno de sus vecinos, Japón, utilizó sistemáticamente el asesinato de civiles y la violación como armas de guerra. Un vecino que fue protagonista de episodios silenciados hasta hace poco, como la experimentación con seres humanos.

Este incómodo pasado también ha servido para fortalecer el discurso de unidad de los dirigentes de ambas coreas, confirmando la tesis de que no existe nada mejor que un enemigo en común para acercar a las partes, aunque se trate de un viejo enemigo. El Presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun (foto), dijo el lunes pasado que “ahora, 60 años después de la liberación, la unidad nacional es una de las más serias tareas que debemos emprender”, agregando que la amarga historia de colonialismo del país también había sido atribuible en gran medida “a la división nacional frente a las fuerzas externas” en el siglo pasado.

==Primera parte de tres

* 2- Derechos Humanos
* 3- Medio Ambiente

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en agosto de 2005)

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