03 abril 2004

La quijada de la Santa Inés

Este 1 de mayo la República Checa ingresa en la Unión Europea. Los discursos oficiales y la prensa checa hablan de ese momento como un día histórico para el país, y no hay quienes recuerden que se cumple el vaticinio de que checos y eslovacos –separados tras la caída del comunismo- volverían a encontrarse en un espacio de integración dentro de las fronteras políticas y económicas de Europa.

El transcurso de los años suele trivializar la historia y dentro de algún tiempo este primero de mayo será una fecha más entre las muchas que atormentan a los liceales. Es, en parte, otra dimensión del vínculo entre el espacio y el tiempo. Cuanto más tiempo pasa, más historia se acumula, pero el espacio para desplegarla no crece. En consecuencia, lo que en su momento ocupaba varias páginas en una enciclopedia, o incluso daba lugar a la producción de decenas de libros que exhibían distintos puntos de vista sobre un mismo tema, termina -en el mejor de los casos- confinado a un párrafo o dos. Esa jibarización de los procesos históricos acaba con sus matices y los reduce a la cáscara de fechas y titulares, a lo sumo el condimento de algún hecho curioso. No sería extraño que más que el posterior “día histórico” de su entrada a Europa, de la transición checa del socialismo al capitalismo permanezcan su nombre -Revolución de Terciopelo- y la canonización de Santa Inés.

El hecho de que el papa polaco que durante su papado llevó adelante una cruzada contra el comunismo ateo, y la caída del régimen checoslovaco cinco días después de que ese mismo Papa canonizara a la hermana de un rey checo que vivió hace seiscientos años, es un episodio que engolosinará a los reductores del futuro con suficiente encanto como para salvarse de la tecla de borrado. En la línea sobre Checoslovaquia en la escueta media página que dará cuenta del final del comunismo, ya no estarán ni Havel ni Kundera, pero permanecerá, probablemente, la mandíbula encontrada en El Escorial. Hueso que pese a las dudas científicas sobre su pertenencia a la hermana de San Wenceslao, permitió al Papa canonizar a Santa Inés de Bohemia en una ceremonia transmitida por la televisión estatal checoslovaca en pleno noviembre del 89.

* 2- La religiión como trinchera

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha 3 de abril de 2004)

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