05 marzo 2004

Guerra tribal

No es fácil para un ejército mantener la neutralidad en una guerra tribal que se viene produciendo en uno de los estados más alejados y atrasados del país, cuando una de las tribus en pugna es la del Ministro de Defensa y la otra es la del ex Jefe de las Fuerzas Armadas. Si se le agrega el detalle de que los soldados que intentan imponer el orden tienen órdenes expresas de no disparar sus armas y son frecuentes víctimas de secuestro y asesinato, la situación se presenta todavía más complicada. Contrariamente a lo que ocurre en otras partes de Nigeria, donde la llamada "línea de la sharia" divide al país entre musulmanes y cristianos, alimentando frecuentemente los espacios marginales de la prensa internacional con noticias de masacres de inspiración divina, la guerra entre los Jukun y los Tiv está motivada en el control de la tierra y en antiguas rivalidades. Sin embargo, pese a que es peleada con arcos y flechas, o con armas de fuego de fabricación artesanal, es un conflicto que preocupa. El principal punto de atención son las acusaciones de que el Ejército está empezando a tomar partido por uno de los bandos, lo que agudizaría uno de los peligros que amenazan al gigante africano: la fragmentación del territorio en unidades políticas -y de lealtad- cada vez más pequeñas y antagónicas.

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 5 de marzo de 2004)

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