19 marzo 2004

La conciencia del sargento

Un sargento que dejó Irak con un permiso transitorio se negó a regresar a su puesto y se declaró objetor de conciencia. La repercusión del episodio no deriva de la negativa de un militar a seguir empuñando un arma luego de seis meses en guerra, sino que está ligada directamente a su filiación: Camilo Mejía Castillo es hijo del cantautor sandinista Carlos Mejía Godoy. El joven de 28 años, que creció escuchando las canciones de su padre en contra de las varias intervenciones militares que los marines realizaron en Nicaragua, residía en Miami desde la adolescencia y se alistó en la Guardia Nacional estadounidense hace dos años. Aunque faltaba de su unidad desde octubre del año pasado, la curiosa situación no salió a luz hasta esta semana, cuando Camilo Mejía dejó la clandestinidad y luego de declararse pacifista se entregó a las autoridades. Entre las pocas pertenencias con las que enfrentará los cargos de deserción se cuenta un relicario que contiene un trozo de tela de la sotana que usaba Monseñor Romero al momento de ser asesinado en El Salvador. En la conferencia de prensa que brindó antes de entregarse dijo que “esta es una guerra impulsada por el petróleo, y no creo que ningún soldado deba enrolarse para pelear por el petróleo”. En relación a la vida castrense indicó: ''Yo no estoy contra los militares, los militares han sido mi familia''. Demostrando ser poco conocedor de la historia del siglo XX, particularmente de la centroamericana, Camilo Mejía aclaró que no había vestido el uniforme estadounidense "para ir al otro lado del mundo a ser un instrumento de opresión''.

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 19 de marzo de 2004)

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