07 agosto 2007

Cartogramas/Antigua

La llamaban La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala. Dañada por dieciséis terremotos, esta ciudad fundada en 1542 es una de las joyas coloniales de América. Los muros labrados de los conventos, el fucsia de las santarritas y el relieve volcánico que la rodea, ponen su atmósfera a salvo del deterioro y crean una ilusión de perennidad. Pero es otro su tono verdadero.

Los artesanos locales hacen complicadas alfombras con pétalos de flores, granos y arenas coloreadas. Hay toda una declaración teológica sobre la fugacidad de la creación humana, y del hombre mismo, en esa trabajosa tarea a la que se aplican con esmero durante meses, para que luego sea destruida por el paso de las procesiones en Semana Santa. Destruida no es la palabra. Como el oleaje que lame los castillos de arena desfigurándolos poco a poco, así las procesiones erosionan las efímeras alfombras de Antigua.

En el parque central, mujeres mayas ofrecen tapices de vivos colores mezcladas con los vendedores de globos y las volantas que se alquilan para un paseo por el casco viejo. Al final de la calle, una mujer lava su pelo en las piletas comunales. A pesar de que han quedado en medio del circuito turístico, siguen siendo usadas de manera comunitaria por los verdaderos dueños de esta ciudad. Cuando endereza su cuerpo y el pelo recién lavado traza un arco sobre su cabeza antes de pegarse, mojado, contra sus hombros y la fina tela blanca que la cubre, revela el mismo misterio al que se consagran las alfombras de los promesantes: todo lo bello se disuelve en el tiempo. De eso, y no de la permanencia, Antigua le habla al oído a sus visitantes.

(Artículo de la serie "Cartogramas", de Roberto López Belloso// La segunda foto es de Bill Hocker y según su crédito fue tomada en 1978)

Etiquetas: ,