08 junio 2007

Purificacion

EL PROCESO de caza de brujas contra supuestos participantes del pasado régimen comunista, que se vive en Polonia –y que se vivió anteriormente en la República Checa– se denomina técnicamente “lustración”, un término que significa “purificación”. Según Izabela Barlinska, investigadora del Real Instituto Elcano, de España, “la lustración salvaje” ha arruinado las vidas de muchas personas inocentes ya que los expedientes secretos no siempre son genuinos –algunos fueron falsificados o manipulados y muchas personas registradas como “fuentes de información” de la policía política comunista simplemente fueron víctimas del chantaje.

Además, esta peculiar purificación ha satanizado situaciones muy diversas. En el caso checo, por ejemplo, la dependencia del Ministerio del Interior encargada de esta tarea parece medir con la misma vara clásicas actividades orwellianas de espionaje interno (como la “Operación Jazz” que buscó infiltrar el movimiento de músicos) y otras que no eran otra cosa que el apoyo a los sectores opositores de países latinoamericanos que enfrentaban dictaduras militares en los años setenta. Del mismo modo que en Polonia se califica de “criminales” a los brigadistas que apoyaron a la República en la Guerra Civil española, en el revisionismo checo se considera “terroristas” a quienes tomaron parte del Proyecto Manuel, que permitió que “varios miles” de opositores latinoamericanos de izquierda viajaran desde sus países a Cuba vía Praga.

La cineasta Agnieszka Holland sostuvo, en una reciente entrevista, que Polonia vive una situación en la que parece haber triunfado el cinismo político, en parte debido a “una convicción de que el mal está en otros, no en nosotros mismos”. En el artículo de Barlinska se recuerda que sólo unos pocos opositores estuvieron abiertamente en contra de los regímenes pro soviéticos de Europa del Este, una realidad que “a los partidarios de la lustración les cuesta reconocer, porque ellos mismos pertenecían a esta inmensa mayoría silenciosa”. No es de extrañar entonces que el sociólogo Zygmunt Bauman, ampliamente conocido en el Río de la Plata por ensayos como Modernidad líquida o La sociedad sitiada, haya dicho que la memoria histórica en Polonia está siendo utilizada como una herramienta en la lucha de una nueva clase gobernante, en su mayor parte compuesta por recién llegados, para atribuirse el mérito de haber derribado de alguna manera el régimen comunista.

Los impulsores de esta política en Polonia, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, presidente y primer ministro de Polonia respectivamente, fueron integrantes del movimiento Solidaridad en los años ochenta, y protagonizaron en 1962 la película infantil “Los dos que se robaron la luna” (foto)

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 8 de junio de 2007)

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