22 junio 2007

Oriente Medio después de Gaza
Agítese antes de usar

El malestar ruso por el escudo de misiles de Estados Unidos en República Checa, que hace quince días acaparaba la atención internacional quedó relegado al olvido informativo. Más todavía la pulseada por el estatus de Kosovo, cuya resolución fue aplazada en cuatro meses habilitando nuevas negociaciones entre serbios y albanokosovares. El mismo tipo de olvido express disipó las imágenes de las columnas de humo que se levantaban desde los campamentos de refugiados palestinos en el Líbano, donde un grupo islamista desafiaba al ejército del Líbano (y lo sigue haciendo, ya que los combates se reanudaron el jueves luego de unas horas de tregua). Aún más lejos en la memoria quedaron aquellos temas sobre los que hace tiempo que no se habla, a pesar de que se han negado a quedarse congelados en la “pausa” del último reporte de las cadenas televisivas. Tal es el caso, por ejemplo, de la larguísima posguerra afgana, que esta semana fue sacudida por el renovado anuncio de los talibán de que luego de las victorias obtenidas en Kandahar enfocarán sus tropas contra la capital, Kabul. Incluso de la otra posguerra, la madre de todas las posguerras, se escucha poco. Se habla sobre Irak todos los días, es cierto, pero casi no se escucha lo que desde ahí se dice. Algunas cifras, el ida y vuelta de atentados entre las comunidades chiita y sunnita, y apenas el destaque mayor –y fugaz- por el atentado contra el templo chiita de Samarra.
Ocurre que ahora el tema de portada en la actualidad internacional es la situación de Palestina.

Aunque incluso ahí, tras el sacudimiento que implicó la toma militar de Gaza por parte de Hamás, se ha dado paso a una cierta normalización informativa, dominada por la conferencia entre el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas (foto), y el premier israelí, Ehud Olmert. Occidente y países árabes clave como Egipto y Jordania se alinearon con el sector más moderado y laico de los palestinos (Al Fatah, grupo heredero del legado de Yasser Arafat, que es mayoritario en Cisjordania), a la vez que la Organización para la Liberación Palestina (que Al Fatah controla) apoyó al nuevo gobierno formado por Abbas y llamó a la convocatoria de elecciones anticipadas. Los sondeos (que han de ser difíciles de realizar en una situación como la palestina) indican que de realizarse esos comicios, Al Fatah ganaría tanto en la carrera presidencial como en la disputa legislativa. Esto le quitaría a Hamás el único elemento de legitimidad que le queda: el haber ganado las últimas elecciones parlamentarias.

SECRETOS Y ADICCIONES. Un informe del diario The New York Times revela que las tensiones al interior de la administración republicana por la política exterior estarían agravándose. La Secretaria de Estado Condoleezza Rice está dispuesta a seguir presionando para consolidar la nueva estrategia hacia Irán anunciada hace un año, y que acerca a Estados Unidos a la posición de la Unión Europea. Sin embargo esta intención (que según las fuentes del citado periódico es vista por Rice como la única opción viable para Washington) está chocando con la oposición del vicepresidente Dick Cheney quien es favorable a la realización de ataques aéreos contra las instalaciones nucleares del país chiita. (en la foto: Cheney, Rice y el presidente Bush)

Como es sabido, Rice es proclive a trabajar junto a Europa, Rusia y China en generar presión diplomática sobre Teherán. La postura de la Secretaria de Estado se está viendo debilitada debido a la política de hechos consumados de Irán, y a la creciente influencia que el régimen iraní está teniendo en Oriente Medio, que ahora se ve acrecentada por la victora de Hamás en Gaza. En paralelo han visto luz pública varios artículos de opinión en los que se respalda la opción militar contra Irán. Uno de los más difundidos fue el que escribió Norman Podhoretz en la edición de junio de Commentary, donde dice que en caso de no detener a Irán, un día occidente amanecerá con la noticia de que el régimen teocrático ya no tiene como rehenes a unos cuantos marinos británicos, sino a Londres, París o Berlín, por tenerlas al alcance de sus misiles dotados de (por ahora hipotéticas y futuras) cabezas nucleares.

Otra de las especulaciones periodísticas de la semana pasada sobre el ejecutivo estadounidense, en este caso de acuerdo con fuentes de El País de Madrid, indica que el presidente George W. Bush estaría sumamente preocupado por la visita que el mandatario venezolano Hugo Chávez realizará a Rusia a finales de mes. El viaje de Chávez podría empañar la reunión que Bush mantendrá con su par ruso, Vladimir Putin, el 1 y 2 de julio. Preocupa a Washington la venta de armamento ruso a Venezuela (incluyendo submarinos y fusiles) y la posibilidad de que una parte del mismo pueda ser utilizado para desestabilizar a la vecina Colombia. Siempre según la fuentes del diario madrileño, la recepción que se brindará a Chávez en Moscú es una respuesta de Putin al encuentro que este lunes tendrá Bush con el mandatario de Estonia, Toomas Hendrik Ilves. Los problemas entre Rusia y Estonia, simbolizados en la polémica por el desmantelamiento este año de una estatua al Ejército Rojo que estaba en territorio estón, son un reflejo de la obsesión de Putin por mantener para Rusia la mayor incidencia política posible en el antiguo espacio soviético.

PETRÓLEO ADICTOS.
El más reciente artículo de Michael Klare, un especialista en la relación entre conflictos y recursos naturales, hace referencia a la paradoja que implica el carácter de “policía global del petróleo”, que ha venido asumiendo Estados Unidos a lo largo de su historia reciente, y el impresionante gasto de combustible que realizan sus fuerzas armadas.

De acuerdo con las cifras difundidas por Klare (foto), cada soldado estadounidense destinado en Irak o en Afganistán consume, diariamente sesenta litros de petróleo, tomando en cuenta el uso de humvees, tanques, camiones, helicópteros y ataques aéreos. Multiplicando ese dato por los 162.000 soldados presentes en Irak, los 24.000 que están en Afganistán, y los otros 30.000 que se encuentran en las áreas cercanas (incluyendo los que están a bordo de los buques destacados en el Golgo Pérsico) Klare arriba a más de 13 millones de litros de petróleo diarios como la marca diaria del costo en combustible que tienen las operaciones militares de Estados Unidos en Oriente Medio.

Por supuesto, luego el artículo del experto continúa agregando ceros al calcular cuánto representan anualmente esos millones de litros diarios y llega a la conclusión de que se trata, litros más o litros menos, de lo mismo que consumen cada año los 150 millones de habitantes de Bangladesh.

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 22 de junio de 2007)

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