Asterix el rojo
Si los serbios han podido hacer de Asterix uno de los símbolos de su resistencia a la hegemonía estadounidense, es porque una tarde de julio de 1959, en un encuentro que según la leyenda no duró más de dos horas, Albert Uderzo (foto) y René Goscinny crearon las líneas básicas del personaje, en un apartamento de un complejo de viviendas de la comuna de Bobigny, en el cinturón rojo de París. No es cualquier sitio el que eligió Asterix para nacer. Desde la fundación del Partido Comunista Francés (PCF), en 1920, Bobigny siempre ha votado por sus listas.
En su libro “El crecimiento del cinturón rojo de París”, Tyler Stovall, de la Universidad de California, asegura que el impacto del comunismo en Bobigny no se limita a los días electorales, sino que tiñe la vida de la comunidad en muchos sentidos. Desde los matrimonios endogámicos hasta los nombres de las calles, pasando por el hecho de que es la única ciudad francesa donde Lenin está recordado en bronce. La vida actual dejó de lado, sin embargo, de los “bautismos rojos” que se hacían hasta 1936 con actos masivos en los que los hijos de familias comunistas recibían certificados formales de fe política.
En las recientes elecciones presidenciales Bobigny votó a la inversa del promedio de Francia: la candidata socialista Ségolène Royal logró el 68,80 por ciento contra el 33,20 del finalmente electo Nicolás Sarkozy. Si bien en la primera vuelta la representante del PCF, Marie-George Buffet, votó tres veces mejor que en el promedio nacional, su 6,28 por ciento es bastante poco para una comuna roja. Pero cuando de elecciones municipales se trata, los electores vuelven a elegir las listas comunistas. Su actual alcalde es Catherine Peyge, una maestra del PCF.
Si la ciudad es para sus habitantes el eje de lo que Appadurai llama el “espacio vivido", entonces quien quiera encontrar algunas pistas sobre cómo han persistido algunas comunas rojas deberá indagar en cómo es que ahí se vive. En su libro, Stovall explica que ese suburbio francés tiene uno de sus principales centros de socialización en el café. Es ahí donde la comunidad encuentra el esparcimiento después de la fábrica, es ahí donde se discute de política y se juega a lasa cartas. Al decir de Stovall, una combinación de conciencia de clase y creación del sentimiento de comunidad, nace en los hogares y se reafirma en el café. De esa manera contribuye a reafirmar el lugar que el “cinturón rojo” ocupa en el imaginario de los trabajadores franceses. Ya sea que habiten ahí o en otra parte, en su imaginario las ciudades de ese cinturón de suburbios, y en especial Bobigny, serán lo que Stovall identifica como “fortalezas obreras”.
Consta de seis partes: * 1- León ciudad sandinista, * 2- Más que un damero, * 3- Bobigny: Asterix el rojo, * 4- Bajalta California: el tercer espacio, * 5- Bologna: ciudad partisana, * 6- Imaginarios urbanos.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 1 de junio de 2007)
En su libro “El crecimiento del cinturón rojo de París”, Tyler Stovall, de la Universidad de California, asegura que el impacto del comunismo en Bobigny no se limita a los días electorales, sino que tiñe la vida de la comunidad en muchos sentidos. Desde los matrimonios endogámicos hasta los nombres de las calles, pasando por el hecho de que es la única ciudad francesa donde Lenin está recordado en bronce. La vida actual dejó de lado, sin embargo, de los “bautismos rojos” que se hacían hasta 1936 con actos masivos en los que los hijos de familias comunistas recibían certificados formales de fe política.
En las recientes elecciones presidenciales Bobigny votó a la inversa del promedio de Francia: la candidata socialista Ségolène Royal logró el 68,80 por ciento contra el 33,20 del finalmente electo Nicolás Sarkozy. Si bien en la primera vuelta la representante del PCF, Marie-George Buffet, votó tres veces mejor que en el promedio nacional, su 6,28 por ciento es bastante poco para una comuna roja. Pero cuando de elecciones municipales se trata, los electores vuelven a elegir las listas comunistas. Su actual alcalde es Catherine Peyge, una maestra del PCF.
Si la ciudad es para sus habitantes el eje de lo que Appadurai llama el “espacio vivido", entonces quien quiera encontrar algunas pistas sobre cómo han persistido algunas comunas rojas deberá indagar en cómo es que ahí se vive. En su libro, Stovall explica que ese suburbio francés tiene uno de sus principales centros de socialización en el café. Es ahí donde la comunidad encuentra el esparcimiento después de la fábrica, es ahí donde se discute de política y se juega a lasa cartas. Al decir de Stovall, una combinación de conciencia de clase y creación del sentimiento de comunidad, nace en los hogares y se reafirma en el café. De esa manera contribuye a reafirmar el lugar que el “cinturón rojo” ocupa en el imaginario de los trabajadores franceses. Ya sea que habiten ahí o en otra parte, en su imaginario las ciudades de ese cinturón de suburbios, y en especial Bobigny, serán lo que Stovall identifica como “fortalezas obreras”.
Consta de seis partes: * 1- León ciudad sandinista, * 2- Más que un damero, * 3- Bobigny: Asterix el rojo, * 4- Bajalta California: el tercer espacio, * 5- Bologna: ciudad partisana, * 6- Imaginarios urbanos.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 1 de junio de 2007)
Etiquetas: Francia
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