“Cada día los iraquíes tienen una cita a ciegas con la muerte”
La inseguridad cotidiana, la falta de servicios públicos, la presencia de escuadrones de la muerte impulsados por los ocupantes, el dilema entre resistencia armada y desobediencia civil, fueron parte de casi dos horas de conversación con el fundador de Musulmanes por la Paz, Sami Rasouli. Pero no todo es desesperanza. Entre 20 y 30 estudiantes iraquíes podrán culminar su carrera de ingeniería en Uruguay, a partir de marzo, si prospera un acuerdo que este ex profesor de matemáticas fue a sellar con la Universidad de la República.
ESTÁ TERMINANDO DE revisar su correo electrónico en el lobby del hotel. A simple vista se lo puede confundir con un hombre de negocios. Tal vez un viajante de comercio. Su gesto sonriente se parece a la fotografía que lo mostraba en la portada de una revista de Minnesota. Pero no es exactamente la misma persona. La diferencia va más allá de que ahora no calce el fez ni lleve en su mano derecha la bandeja con pan árabe. Entre aquella revista de un satinado luminoso y esta mañana gris de Montevideo hay un abismo más profundo que un cambio de vestuario. Un cambio de atuendo, por otra parte, natural para quien debió dejar su posición de exitoso empresario gastronómico para liderar una organización humanitaria en un país en guerra. El abismo que separa ambos momentos en la vida de Sami Rasouli es una fecha. El ejemplar de la revista de Minnesota con su foto es de agosto de 2001. La edición siguiente tendría en la portada el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. Un hecho que marcaría el final de la pax americana. A partir de entonces se abrió una nueva etapa histórica en la cual, entre otras turbulencias, el país donde nació este chiita casado con una mujer sunita, sería golpeado duramente por su país adoptivo. Luego de vivir treinta años en Estados Unidos regresó al Irak invadido y colaboró en la creación de Musulmanes por la Paz, una organización que describe como laica, pero que lleva en su nombre el signo cultural que identifica a la mayoría de los iraquíes.
Las posiciones de Rasouli son polémicas. Aunque su prédica permanente por la paz impide que comparta la resistencia armada, dice entender sus razones. Sostiene que los atentados cruzados entre chiitas y sunitas son provocados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel. Critica a Sadam Hussein por su régimen de partido único, pero reconoce los logros de su gobierno en salud y educación, así como su nacionalismo y panarabismo. No da demasiado crédito a las acusaciones de crímenes en masa cometidos contra la minoría kurda ya que, dice, no hubo una investigación realmente independiente sobre la responsabilidad de Hussein. Su testimonio, se esté de acuerdo o en desacuerdo con sus posturas políticas, brinda una oportunidad única de conocer, de primera mano, cómo es la vida cotidiana de un país en guerra. En especial cómo es la vida de los profesores y estudiantes universitarios de una sociedad cuya clase media “ha sido prácticamente destruida”.
-¿Qué lo trae a Montevideo?- Dos razones. En primer lugar, estoy aquí para contar mi historia. La historia de Irak. Los medios de comunicación internacionales, es decir, los medios estadounidenses, no brindan una verdadera visión de lo que ocurre en mi país. Y es en esos medios estadounidenses en los que se focalizan las coberturas de los periodistas que están fuera de Irak, y también dentro de Irak, ya que los medios iraquíes están financiados y controlados por el Pentágono. La segunda razón por la que estoy aquí es por algo por lo que mi organización y los estudiantes iraquíes estamos muy agradecidos, y es por el esfuerzo que se está haciendo a iniciativa de mi amigo Gregory Randall y de la Facultad de Ingeniería de Uruguay, para que se provean becas para los jóvenes que no pueden continuar sus estudios en Irak. Hemos venido entonces para formalizar un acuerdo que permita que esos estudiantes puedan finalizar su carrera.
-¿De qué manera la situación actual de inseguridad incide en el funcionamiento universitario? -De un modo terrible. Los estudiantes, al igual que los profesores, viven bajo las durísimas condiciones de una ocupación y encuentran sumamente difícil realizar su trabajo académico y científico, e incluso continuar con sus vidas. Sufren secuestros, asesinatos, y son forzados a dejar el país. Lo que les afecta es parte de una situación más amplia todavía ya que, lamento decir esto, la clase media en Irak ha sido prácticamente destruida. En los últimos cuatro años y medio se ha producido el desplazamiento de dos millones de personas que viven como refugiados dentro de su propio país, en tanto que otros dos millones y medio han debido huir a los países vecinos. Eso implica que los que estaban en un aula universitaria, estudiando o enseñando, ahora viven en tiendas de campaña. En el mejor de los casos están como huéspedes en casas de familiares o amigos, lejos de la zona caliente de los alrededores de Bagdad.
Las noticias de esta semana nos recuerdan que toda la zona sur, entre Bagdad y Basora, es un lugar muy inseguro. Los británicos finalmente han decidido dejar Basora, debido a la fuerte resistencia que han encontrado en esa población. El 2 de febrero de este año yo estuve en Basora. Cerca de las ocho de la noche me encontraba en la habitación de mi hotel mirando las noticias en la televisión, cuando todo el edificio tembló a causa de una gran explosión. Salté de mi cama y me asomé por la ventana. Vi a un hombre joven lanzando cohetes, no sé contra qué lugar, sólo se que en aproximadamente diez minutos lanzó más de quince cohetes. Llamé a la recepción y pregunté qué estaba pasando. El recepcionista me dijo que nada extraño, que esto ocurre todos los días. Simplemente era la resistencia iraquí que desde la clandestinidad estaba empujando a los británicos fuera de la ciudad.
-¿Cómo afecta esto la vida cotidiana de una familia promedio?-Cada vez que un niño iraquí va a la escuela o un adulto al mercado, cualquier cosa que salga a hacer el iraquí, cada día, está teniendo una cita a ciegas con la muerte. El momento y el lugar permanecen indeterminados. No se sabe cuándo o dónde. Es una cita a ciegas. Yo mismo en los últimos años he escapado a dos intentos de secuestro. He sido afortunado. Mi sobrino, sin embargo, no tuvo la misma suerte. Fue secuestrado y la familia recibió un pedido de rescate de ochenta mil dólares. No tenían ese dinero y debieron vender la casa, pero sólo obtuvieron cincuenta mil dólares y tuvieron que pedir prestados otros treinta. Pagaron y recuperaron a mi sobrino, pero perdieron todo aquello que habían construido en una vida de trabajo. El 21 de agosto, hace dos semanas, una integrante de nuestra organización fue asesinada en su casa, delante de sus hijos. Decenas de personas son asesinadas cada día. Tal vez por diferencias políticas, no sabemos por qué. Se trata de asesinatos cometidos por grupos clandestinos de tipo religioso, o del antiguo régimen, o de este régimen, o contratados por los ocupantes para desestabilizar el país y eliminar a los educadores y a los intelectuales.
-En su opinión, ¿existe una guerra civil en Irak?-No. Absolutamente no. Una guerra civil significa que hay vecinos peleando contra sus vecinos. Una ciudad contra otra ciudad. El gobierno de Estados Unidos desearía que hubiera una guerra civil, así pueden quedarse más tiempo. Por eso han estado provocando a la gente de Irak. ¿Cómo? Por ejemplo, el primero de mayo de 2003, el presidente George W. Bush desde una nave de guerra dijo “Misión cumplida” (foto). Ese mismo día la resistencia iraquí comenzó sus ataques contra el ejército de Estados Unidos y de su coalición alcanzando los 25 ataques diarios. Eso fue creciendo, al punto que hoy hay 125 ataques al día. El 5 por ciento de la población de Irak eligió oponerse a la ocupación mediante el uso de la violencia. El 5 por ciento de 25 millones de personas implica casi un millón y medio de combatientes. Pero el 80 por ciento de la población apoya a ese 5 por ciento.
-Pero ¿qué ocurre con los enfrentamientos entre milicias chiitas y sunitas?-No hay nada de eso. Veamos, en Irak hay entre 150 mil y 160 mil soldados estadounidenses. Ese es el ejército oficial. Pero a la vez hay entre 100 mil y 150 mil mercenarios, los llamados contratistas privados que trabajan en compañías que tienen la misión de ayudar al gobierno de Estados Unidos a consolidar su ocupación. Me pregunto, ¿qué es lo que están haciendo? Este año fui invitado a dar una conferencia en una universidad de Minnesota. En el panel estaba un ex soldado, que había dejado el servicio por desacuerdos con lo que su país estaba haciendo en Irak. Hablamos sobre los mercenarios y él me dijo que esos contratistas privados estaban ahí para hacer el trabajo sucio que el ejército no puede hacer. Si hacemos memoria, veremos que el número de mercenarios comenzó a crecer paralelamente a la labor de John Negroponte como embajador estadounidense en Bagdad. Un hombre que siempre mantuvo un perfil bajo ante los medios, pero que fue quien estableció los escuadrones de la muerte, la contrainsurgencia. A la vez están las fuerzas armadas del actual gobierno iraquí. En el país hay un 65 por ciento de desocupación, fueron destruidas todas las capacidades productivas, los únicos dos empleos que han sido creados fueron el de policía y el de soldado, creados para ayudarles a establecer su ocupación.
Son 300 mil los integrantes de las fuerzas de seguridad del actual gobierno iraquí. No son leales a los estadounidenses. No son leales al gobierno. No son leales a Irak. Son leales a sí mismos, porque tienen hambre, tienen que sobrevivir. Les pagan apenas unos doscientos dólares aunque el país es sumamente rico. Irak está flotando sobre un océano de petróleo y sin embargo siete millones de iraquíes están bajo la línea de pobreza. En ese contexto es que Negroponte (en la foto junto a Bush) y el actual gobierno planificaron golpear sobre personas del antiguo régimen. Cada día aparecen decenas de cadáveres, asesinados con un balazo y con los ojos vendados. ¿Quién lo hace?
-¿Quién lo hace?- Los escuadrones de la muerte, mientras el gobierno y los estadounidenses sólo observan. Los mercenarios atacan mezquitas chiitas y a la vez atacan mezquitas sunitas, para provocar el enfrentamiento. Intentan que los iraquíes se maten unos a otros, pero los iraquíes no caen en esa provocación.
-Según usted, entonces, esos atentados contra las mezquitas son provocados por los mercenarios.-Definitivamente. No es solamente mi opinión. Los iraquíes saben lo que ocurre. Cientos de académicos y científicos han sido asesinados. ¿Quién los mata? ¿Los iraquíes matan a sus propios profesores? ¿Por qué? Eso, sumado a la cantidad de niños que han debido dejar sus escuelas y huir del país, es terrible para el sistema educativo. ¿Qué clase de futuro espera al país?. Estados Unidos dice que está librando una guerra contra el terror. Pero esos niños que no reciben educación tienen más posibilidades de volverse extremistas. Hacerles eso, cortar así su educación y su futuro, es un crimen contra la humanidad. ¿Por qué hacen eso los estadounidenses? ¿Por qué generan ese flujo de refugiados y vacían las principales ciudades? Para que sea más fácil dividir el país en tres zonas (NdeR: una de las tesis para salir del empantamiento en Irak desempolvó un viejo plan británico de separar en tres al país, una zona chiita, otra sunita y otra kurda) . Pero los iraquíes no permitirán esa partición. Por eso la resistencia. Por eso los británicos han debido dejar Basora y por eso, inshallá, los estadounidenses también deberán irse.
Nosotros, como Musulmanes por la Paz, estamos contra la violencia. Pensamos que es mejor la movilización de cientos de miles de personas, sin armas, diciéndole a los estadounidenses que se vayan. Es verdad, la resistencia está haciendo la diferencia, no puede negarse, pero su camino toma demasiado tiempo. La movilización pacífica de cientos de miles de personas, empujando cada día a los ocupantes mediante la desobediencia civil, pienso que puede ser mucho más efectiva. ¿Qué estamos haciendo mientras tanto? Manteniendo a la comunidad unida.
En febrero de 2006 hubo un atentado contra la mezquita de Samarra. Nadie tomó represalias. Porque todos sabían quién estaba detrás: los estadounidenses, los israelíes. El propósito era claro. Se trataba de una mezquita chiita ubicada en un área sunita. Fue atacada con la intención de enfrentarnos unos contra otros. Pero los sunitas alojaron esta mezquita chiita durante trece siglos. No sólo porque los sunitas también reverenciaban a los imanes, descendientes del profeta Mahoma, cuya memoria eran honrada en esa mezquita, sino también por razones más terrenales. La enorme cantidad de peregrinos chiitas que siempre visitaron la mezquita de Samarra han sido una fuente de ingresos para los sunitas, que les vendían sus productos o los alojaban en sus hoteles.
-¿Quién provee a la resistencia con armas y dinero? ¿Tal vez los países vecinos como Irán o Siria? -Cualquier afirmación que provenga de Estados Unidos no es creíble para mi. Resulta obvio que los estadounidenses van tras Irán y Siria, porque es parte de su proyecto global para que el siglo XXI tenga un Oriente Medio bajo su controlado. Por eso Washington acusa a Siria y a Irán. Si nos preguntamos quién está detrás de la violencia en Irak, la respuesta es que son cuatro grupos: primero y principalmente los Estados Unidos, en segundo término la resistencia, en tercer lugar las bandas criminales que desde un comienzo han aprovechado la situación para saquear museos y secuestrar personas, y el cuarto grupo son las agencias de inteligencia extranjeras, entre ellas están, es cierto, las iraníes y sirias, pero también saudíes, rusas, francesas, israelíes y obviamente estadounidenses. Permitame que le cuente una historia. A fines de enero de este año entre cinco y ocho vehículos utilitarios de color negro, iguales a los usados por la CIA o por los mercenarios, ingresaron en el centro de Kerbala, a unas 60 millas de Bagdad. Los vehículos estaban repletos de combatientes, vestidos como estadounidenses, con armas estadounidenses y que hablaban inglés con fluidez. Atacaron el cuartel del ejército de Estados Unidos en esa ciudad, mataron cuatro marines, destruyeron dos vehículos militares y secuestraron a dos oficiales de muy alta graduación.
Nadie los detuvo y unos kilómetros afuera de la ciudad abandonaron dos de sus transportes con los cuerpos de los dos altos oficiales, a los que habían asesinado. En el lugar dejaron también sus uniformes, sus armas y sus equipos de última tecnología. Nadie supo nunca quien estuvo detrás de ese operativo. Una semana más tarde, en la ciudad comenzó a circular una versión que atribuyó el episodio a una operación de los iraníes. A través de esa acción, Irán le envió un mensaje a Washington. Si ustedes están en Irak, recuerden que nosotros también estamos en Irak. Pero nuestra presencia es más fuerte y efectiva. ¿Por qué eligieron ese momento para das ese mensaje? Porque diez días antes, cuatro o cinco diplomáticos iraníes habían sido secuestrados en el norte de Irak. Es decir que en estos momentos Irak es un campo de batalla en el que combaten extranjeros, pero los que mueren y sufren son los iraquíes.
-¿Cuál es su opinión sobre Sadam Hussein?-Sadam Hussein fue un dictador brutal, pero a la vez era sumamente nacionalista, un panárabe que quería ver unido al mundo árabe. Él era parte del Baas, un partido político fundado a fines de la década del 40 por un cristiano de Siria. Un partido que luego pasó a tener influencia en Irak traído por un ideólogo chiita. El símbolo del partido Baas es la búsqueda de un mundo árabe de carácter social, libre y unido. Es una filosofía secular que permite que cada quien tenga su propia opción religiosa. Por eso es que yo digo que hablar de una guerra civil entre sunitas (NdeR: el régimen baasista de Hussein era esencialmente sunita) y chiitas parece una broma. Yo soy chiita y estoy casado con una mujer sunita. ¿Por eso voy a matarla?. Saddam nunca fue sectario, pero aplastaba a cualquiera que le señalara sus errores. Estableció buenos servicios de salud y de educación, mantuvo niveles bajísimos de desempleo incluso durante la época de las sanciones internacionales. Sin embargo los medios de comunicación estadounidenses lo demonizaron. Su único problema era que quería un Irak de partido único.
-¿Qué recuerda del día en que su país fue invadido?-Es un recuerdo muy triste. En ese momento estaba en Estados Unidos. Mi pensamiento fue que el cowboy americano había robado el tren iraquí buscando el botín del petróleo.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 7 de setiembre de 2007)
ESTÁ TERMINANDO DE revisar su correo electrónico en el lobby del hotel. A simple vista se lo puede confundir con un hombre de negocios. Tal vez un viajante de comercio. Su gesto sonriente se parece a la fotografía que lo mostraba en la portada de una revista de Minnesota. Pero no es exactamente la misma persona. La diferencia va más allá de que ahora no calce el fez ni lleve en su mano derecha la bandeja con pan árabe. Entre aquella revista de un satinado luminoso y esta mañana gris de Montevideo hay un abismo más profundo que un cambio de vestuario. Un cambio de atuendo, por otra parte, natural para quien debió dejar su posición de exitoso empresario gastronómico para liderar una organización humanitaria en un país en guerra. El abismo que separa ambos momentos en la vida de Sami Rasouli es una fecha. El ejemplar de la revista de Minnesota con su foto es de agosto de 2001. La edición siguiente tendría en la portada el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. Un hecho que marcaría el final de la pax americana. A partir de entonces se abrió una nueva etapa histórica en la cual, entre otras turbulencias, el país donde nació este chiita casado con una mujer sunita, sería golpeado duramente por su país adoptivo. Luego de vivir treinta años en Estados Unidos regresó al Irak invadido y colaboró en la creación de Musulmanes por la Paz, una organización que describe como laica, pero que lleva en su nombre el signo cultural que identifica a la mayoría de los iraquíes.
Las posiciones de Rasouli son polémicas. Aunque su prédica permanente por la paz impide que comparta la resistencia armada, dice entender sus razones. Sostiene que los atentados cruzados entre chiitas y sunitas son provocados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel. Critica a Sadam Hussein por su régimen de partido único, pero reconoce los logros de su gobierno en salud y educación, así como su nacionalismo y panarabismo. No da demasiado crédito a las acusaciones de crímenes en masa cometidos contra la minoría kurda ya que, dice, no hubo una investigación realmente independiente sobre la responsabilidad de Hussein. Su testimonio, se esté de acuerdo o en desacuerdo con sus posturas políticas, brinda una oportunidad única de conocer, de primera mano, cómo es la vida cotidiana de un país en guerra. En especial cómo es la vida de los profesores y estudiantes universitarios de una sociedad cuya clase media “ha sido prácticamente destruida”.
-¿Qué lo trae a Montevideo?- Dos razones. En primer lugar, estoy aquí para contar mi historia. La historia de Irak. Los medios de comunicación internacionales, es decir, los medios estadounidenses, no brindan una verdadera visión de lo que ocurre en mi país. Y es en esos medios estadounidenses en los que se focalizan las coberturas de los periodistas que están fuera de Irak, y también dentro de Irak, ya que los medios iraquíes están financiados y controlados por el Pentágono. La segunda razón por la que estoy aquí es por algo por lo que mi organización y los estudiantes iraquíes estamos muy agradecidos, y es por el esfuerzo que se está haciendo a iniciativa de mi amigo Gregory Randall y de la Facultad de Ingeniería de Uruguay, para que se provean becas para los jóvenes que no pueden continuar sus estudios en Irak. Hemos venido entonces para formalizar un acuerdo que permita que esos estudiantes puedan finalizar su carrera.
-¿De qué manera la situación actual de inseguridad incide en el funcionamiento universitario? -De un modo terrible. Los estudiantes, al igual que los profesores, viven bajo las durísimas condiciones de una ocupación y encuentran sumamente difícil realizar su trabajo académico y científico, e incluso continuar con sus vidas. Sufren secuestros, asesinatos, y son forzados a dejar el país. Lo que les afecta es parte de una situación más amplia todavía ya que, lamento decir esto, la clase media en Irak ha sido prácticamente destruida. En los últimos cuatro años y medio se ha producido el desplazamiento de dos millones de personas que viven como refugiados dentro de su propio país, en tanto que otros dos millones y medio han debido huir a los países vecinos. Eso implica que los que estaban en un aula universitaria, estudiando o enseñando, ahora viven en tiendas de campaña. En el mejor de los casos están como huéspedes en casas de familiares o amigos, lejos de la zona caliente de los alrededores de Bagdad.
Las noticias de esta semana nos recuerdan que toda la zona sur, entre Bagdad y Basora, es un lugar muy inseguro. Los británicos finalmente han decidido dejar Basora, debido a la fuerte resistencia que han encontrado en esa población. El 2 de febrero de este año yo estuve en Basora. Cerca de las ocho de la noche me encontraba en la habitación de mi hotel mirando las noticias en la televisión, cuando todo el edificio tembló a causa de una gran explosión. Salté de mi cama y me asomé por la ventana. Vi a un hombre joven lanzando cohetes, no sé contra qué lugar, sólo se que en aproximadamente diez minutos lanzó más de quince cohetes. Llamé a la recepción y pregunté qué estaba pasando. El recepcionista me dijo que nada extraño, que esto ocurre todos los días. Simplemente era la resistencia iraquí que desde la clandestinidad estaba empujando a los británicos fuera de la ciudad.
-¿Cómo afecta esto la vida cotidiana de una familia promedio?-Cada vez que un niño iraquí va a la escuela o un adulto al mercado, cualquier cosa que salga a hacer el iraquí, cada día, está teniendo una cita a ciegas con la muerte. El momento y el lugar permanecen indeterminados. No se sabe cuándo o dónde. Es una cita a ciegas. Yo mismo en los últimos años he escapado a dos intentos de secuestro. He sido afortunado. Mi sobrino, sin embargo, no tuvo la misma suerte. Fue secuestrado y la familia recibió un pedido de rescate de ochenta mil dólares. No tenían ese dinero y debieron vender la casa, pero sólo obtuvieron cincuenta mil dólares y tuvieron que pedir prestados otros treinta. Pagaron y recuperaron a mi sobrino, pero perdieron todo aquello que habían construido en una vida de trabajo. El 21 de agosto, hace dos semanas, una integrante de nuestra organización fue asesinada en su casa, delante de sus hijos. Decenas de personas son asesinadas cada día. Tal vez por diferencias políticas, no sabemos por qué. Se trata de asesinatos cometidos por grupos clandestinos de tipo religioso, o del antiguo régimen, o de este régimen, o contratados por los ocupantes para desestabilizar el país y eliminar a los educadores y a los intelectuales.
-En su opinión, ¿existe una guerra civil en Irak?-No. Absolutamente no. Una guerra civil significa que hay vecinos peleando contra sus vecinos. Una ciudad contra otra ciudad. El gobierno de Estados Unidos desearía que hubiera una guerra civil, así pueden quedarse más tiempo. Por eso han estado provocando a la gente de Irak. ¿Cómo? Por ejemplo, el primero de mayo de 2003, el presidente George W. Bush desde una nave de guerra dijo “Misión cumplida” (foto). Ese mismo día la resistencia iraquí comenzó sus ataques contra el ejército de Estados Unidos y de su coalición alcanzando los 25 ataques diarios. Eso fue creciendo, al punto que hoy hay 125 ataques al día. El 5 por ciento de la población de Irak eligió oponerse a la ocupación mediante el uso de la violencia. El 5 por ciento de 25 millones de personas implica casi un millón y medio de combatientes. Pero el 80 por ciento de la población apoya a ese 5 por ciento.
-Pero ¿qué ocurre con los enfrentamientos entre milicias chiitas y sunitas?-No hay nada de eso. Veamos, en Irak hay entre 150 mil y 160 mil soldados estadounidenses. Ese es el ejército oficial. Pero a la vez hay entre 100 mil y 150 mil mercenarios, los llamados contratistas privados que trabajan en compañías que tienen la misión de ayudar al gobierno de Estados Unidos a consolidar su ocupación. Me pregunto, ¿qué es lo que están haciendo? Este año fui invitado a dar una conferencia en una universidad de Minnesota. En el panel estaba un ex soldado, que había dejado el servicio por desacuerdos con lo que su país estaba haciendo en Irak. Hablamos sobre los mercenarios y él me dijo que esos contratistas privados estaban ahí para hacer el trabajo sucio que el ejército no puede hacer. Si hacemos memoria, veremos que el número de mercenarios comenzó a crecer paralelamente a la labor de John Negroponte como embajador estadounidense en Bagdad. Un hombre que siempre mantuvo un perfil bajo ante los medios, pero que fue quien estableció los escuadrones de la muerte, la contrainsurgencia. A la vez están las fuerzas armadas del actual gobierno iraquí. En el país hay un 65 por ciento de desocupación, fueron destruidas todas las capacidades productivas, los únicos dos empleos que han sido creados fueron el de policía y el de soldado, creados para ayudarles a establecer su ocupación.
Son 300 mil los integrantes de las fuerzas de seguridad del actual gobierno iraquí. No son leales a los estadounidenses. No son leales al gobierno. No son leales a Irak. Son leales a sí mismos, porque tienen hambre, tienen que sobrevivir. Les pagan apenas unos doscientos dólares aunque el país es sumamente rico. Irak está flotando sobre un océano de petróleo y sin embargo siete millones de iraquíes están bajo la línea de pobreza. En ese contexto es que Negroponte (en la foto junto a Bush) y el actual gobierno planificaron golpear sobre personas del antiguo régimen. Cada día aparecen decenas de cadáveres, asesinados con un balazo y con los ojos vendados. ¿Quién lo hace?
-¿Quién lo hace?- Los escuadrones de la muerte, mientras el gobierno y los estadounidenses sólo observan. Los mercenarios atacan mezquitas chiitas y a la vez atacan mezquitas sunitas, para provocar el enfrentamiento. Intentan que los iraquíes se maten unos a otros, pero los iraquíes no caen en esa provocación.
-Según usted, entonces, esos atentados contra las mezquitas son provocados por los mercenarios.-Definitivamente. No es solamente mi opinión. Los iraquíes saben lo que ocurre. Cientos de académicos y científicos han sido asesinados. ¿Quién los mata? ¿Los iraquíes matan a sus propios profesores? ¿Por qué? Eso, sumado a la cantidad de niños que han debido dejar sus escuelas y huir del país, es terrible para el sistema educativo. ¿Qué clase de futuro espera al país?. Estados Unidos dice que está librando una guerra contra el terror. Pero esos niños que no reciben educación tienen más posibilidades de volverse extremistas. Hacerles eso, cortar así su educación y su futuro, es un crimen contra la humanidad. ¿Por qué hacen eso los estadounidenses? ¿Por qué generan ese flujo de refugiados y vacían las principales ciudades? Para que sea más fácil dividir el país en tres zonas (NdeR: una de las tesis para salir del empantamiento en Irak desempolvó un viejo plan británico de separar en tres al país, una zona chiita, otra sunita y otra kurda) . Pero los iraquíes no permitirán esa partición. Por eso la resistencia. Por eso los británicos han debido dejar Basora y por eso, inshallá, los estadounidenses también deberán irse.
Nosotros, como Musulmanes por la Paz, estamos contra la violencia. Pensamos que es mejor la movilización de cientos de miles de personas, sin armas, diciéndole a los estadounidenses que se vayan. Es verdad, la resistencia está haciendo la diferencia, no puede negarse, pero su camino toma demasiado tiempo. La movilización pacífica de cientos de miles de personas, empujando cada día a los ocupantes mediante la desobediencia civil, pienso que puede ser mucho más efectiva. ¿Qué estamos haciendo mientras tanto? Manteniendo a la comunidad unida.
En febrero de 2006 hubo un atentado contra la mezquita de Samarra. Nadie tomó represalias. Porque todos sabían quién estaba detrás: los estadounidenses, los israelíes. El propósito era claro. Se trataba de una mezquita chiita ubicada en un área sunita. Fue atacada con la intención de enfrentarnos unos contra otros. Pero los sunitas alojaron esta mezquita chiita durante trece siglos. No sólo porque los sunitas también reverenciaban a los imanes, descendientes del profeta Mahoma, cuya memoria eran honrada en esa mezquita, sino también por razones más terrenales. La enorme cantidad de peregrinos chiitas que siempre visitaron la mezquita de Samarra han sido una fuente de ingresos para los sunitas, que les vendían sus productos o los alojaban en sus hoteles.
-¿Quién provee a la resistencia con armas y dinero? ¿Tal vez los países vecinos como Irán o Siria? -Cualquier afirmación que provenga de Estados Unidos no es creíble para mi. Resulta obvio que los estadounidenses van tras Irán y Siria, porque es parte de su proyecto global para que el siglo XXI tenga un Oriente Medio bajo su controlado. Por eso Washington acusa a Siria y a Irán. Si nos preguntamos quién está detrás de la violencia en Irak, la respuesta es que son cuatro grupos: primero y principalmente los Estados Unidos, en segundo término la resistencia, en tercer lugar las bandas criminales que desde un comienzo han aprovechado la situación para saquear museos y secuestrar personas, y el cuarto grupo son las agencias de inteligencia extranjeras, entre ellas están, es cierto, las iraníes y sirias, pero también saudíes, rusas, francesas, israelíes y obviamente estadounidenses. Permitame que le cuente una historia. A fines de enero de este año entre cinco y ocho vehículos utilitarios de color negro, iguales a los usados por la CIA o por los mercenarios, ingresaron en el centro de Kerbala, a unas 60 millas de Bagdad. Los vehículos estaban repletos de combatientes, vestidos como estadounidenses, con armas estadounidenses y que hablaban inglés con fluidez. Atacaron el cuartel del ejército de Estados Unidos en esa ciudad, mataron cuatro marines, destruyeron dos vehículos militares y secuestraron a dos oficiales de muy alta graduación.
Nadie los detuvo y unos kilómetros afuera de la ciudad abandonaron dos de sus transportes con los cuerpos de los dos altos oficiales, a los que habían asesinado. En el lugar dejaron también sus uniformes, sus armas y sus equipos de última tecnología. Nadie supo nunca quien estuvo detrás de ese operativo. Una semana más tarde, en la ciudad comenzó a circular una versión que atribuyó el episodio a una operación de los iraníes. A través de esa acción, Irán le envió un mensaje a Washington. Si ustedes están en Irak, recuerden que nosotros también estamos en Irak. Pero nuestra presencia es más fuerte y efectiva. ¿Por qué eligieron ese momento para das ese mensaje? Porque diez días antes, cuatro o cinco diplomáticos iraníes habían sido secuestrados en el norte de Irak. Es decir que en estos momentos Irak es un campo de batalla en el que combaten extranjeros, pero los que mueren y sufren son los iraquíes.
-¿Cuál es su opinión sobre Sadam Hussein?-Sadam Hussein fue un dictador brutal, pero a la vez era sumamente nacionalista, un panárabe que quería ver unido al mundo árabe. Él era parte del Baas, un partido político fundado a fines de la década del 40 por un cristiano de Siria. Un partido que luego pasó a tener influencia en Irak traído por un ideólogo chiita. El símbolo del partido Baas es la búsqueda de un mundo árabe de carácter social, libre y unido. Es una filosofía secular que permite que cada quien tenga su propia opción religiosa. Por eso es que yo digo que hablar de una guerra civil entre sunitas (NdeR: el régimen baasista de Hussein era esencialmente sunita) y chiitas parece una broma. Yo soy chiita y estoy casado con una mujer sunita. ¿Por eso voy a matarla?. Saddam nunca fue sectario, pero aplastaba a cualquiera que le señalara sus errores. Estableció buenos servicios de salud y de educación, mantuvo niveles bajísimos de desempleo incluso durante la época de las sanciones internacionales. Sin embargo los medios de comunicación estadounidenses lo demonizaron. Su único problema era que quería un Irak de partido único.
-¿Qué recuerda del día en que su país fue invadido?-Es un recuerdo muy triste. En ese momento estaba en Estados Unidos. Mi pensamiento fue que el cowboy americano había robado el tren iraquí buscando el botín del petróleo.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 7 de setiembre de 2007)
Etiquetas: Conflictos, Irak 2005/2007
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