30 agosto 2007

Los nuevos años 30: futuros posibles

El semanario Brecha editó un suplemento especial sobre el año 2030. Ahí se publicaron dos artículos de RLB sobre diversos futuros posibles. Un clima de cine catástrofe o un sol débil que refrescará la tierra. Estados Unidos ganando la supremacía militar del espacio o una luna asiática. Una población envejecida o el planeta Peter Pan. Un mundo con menos pobres o un aumento de las desigualdades.

LAS LÍNEAS MAESTRAS del futuro no cambian necesariamente rápido. El año pasado un estudio liderado por la Universidad Libre de Bruselas concluyó que las cuatro principales desafíos para Europa que se habían detectado en un estudio similar realizado en 1999, continúan vigentes. No es para menos. Se trata del envejecimiento de la población, la profundización del cambio climático, el pasaje a un nuevo paradigma energético y el crecimiento de la importancia de la globalización. No se trata de oponerse a lo inevitable sino, según recomiendan los académicos belgas, prepararse y adaptarse de la mejor manera a eso que va a ocurrir.

CLIMA. Es el segmento del futuro que se conoce mejor a nivel de opinión pública. Las predicciones asociadas al calentamiento global hablan de la desaparición de algunas islas y zonas costeras por una elevación del nivel del mar del entorno de los 30 centímetros: A eso se añade el derretimiento de los glaciares, deforestación y pérdida de especies animales y vegetales (en el 2050 habrá pasado a la historia un millón de especies). Europa ya está trabajando oficialmente para lidiar con un fenómeno que en el 2030 hará que varias zonas de ese continente se vuelvan “crecientemente inhóspitas”, particularmente en la España rural donde aumentaran las sequías periódicas. En Alemania, Austria, Francia y Suiza, por el contrario, sufrirán un aumento en las lluvias e inundaciones. En el Ártico casi no habrá hielo y en África los desórdenes climáticos y plagas se traducirán en más hambre. Sin embargo, varios científicos especializados en los ciclos solares pronostican que en la década del veinte, el sol estará en un ciclo particularmente “débil”, ocasionando temperaturas frescas en la tierra, lo que podría aliviar el calentamiento del planeta.

ESPACIO. Puede ser una forma optimista de ver el desastre del clima. Si este mundo se agota, encontremos otro. En ese sentido 2030 es un año emblemático. Según la agencia espacial estadounidense, NASA, entre 2030 y b2050 estará en condiciones de llevar un hombre a Marte. En 2030 también se supone que la agencia japonesa habrá construido una estación espacial en la luna. Pero el verdadero protagonista del momento no será el astronauta, sino el taikonauta, que es el nombre genérico de los cosmonautas chinos. No se tratará de una pacífica utopía de viajes interplanetarios, sino que la militarización de espacio será una realidad. El general Lance Lord, del comando espacial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, lo había dicho claramente en mayo de 2005: “la superioridad espacial no es nuestro derecho por naturaleza, pero es nuestro destino. Es nuestra visión para el futuro”.

GUERRA. A los militares estadounidense les gusta mirar hacia adelante. Por eso, a pesar de estar todavía empantanados en Irak, o tal vez precisamente por eso, los documentos del Pentágono hablan de explotar la llamada “revolución en asuntos militares”, impulsada por la introducción de tecnologías de vanguardia. En 2003, en el informe “Reconstruyendo las defensas americanas: estrategia, fuerzas y recursos para un nuevo siglo”, un equipo de expertos trazó el perfil de cómo serán los soldados del futuro. Operarán “encapsulados” en trajes de combate con camuflaje que se adaptará al entorno de manera camaleónica mediante sensores, se les aplicarán parches farmacéuticos en la piel para controlar el miedo y aumentar la fuerza y la resistencia física, y contarán con cascos computarizados.

ENVEJECIMIENTO. Aunque la imagen parezca extraña, en el 2025 estaremos hablando de los “bebés ancianos”. Ocurre que los niños producto del auge de nacimientos llamado “baby boom” que tuvo lugar en el mundo occidental entre 1946 y 1964, tendrán más de 60 años. Serán la punta del iceberg de un envejecimiento global de la población en esta parte de mundo. Sin embargo las cosas no deben ser tomadas demasiado linealmente. Autores como Nick Bostrom y Aubrey De Grey , en un trabajo realizado para el Institute for the Future, aseguran que aunque la población occidental tendrá cada vez más edad, su forma de vida –sobre todo entre las capas medias y altas- los hará tener hábitos cada vez más juveniles. Los bebés de los años felices que transcurrieron después de Hiroshima y antes de Vietnam no sólo se habrán vuelto ancianos, sino que serán, en sus usos y costumbres, perpetuamente jóvenes. Al menos mientras el cuerpo aguante.

SALUD. En todo caso la esperanza de vida mantendrá su tendencia al alza, en todo el mundo. A fines del año pasado, la Organización Mundial de la Salud jugó a los escenarios y pronosticó cuáles serían las causas de muerte más probable en el 2030. Se sabe que en ese momento, al menos uno de cada diez fallecimientos tendrá el tabaquismo como causa. En caso de que el panorame evolucione de la peor manera posible, las personas morirán principalmene de afecciones relacionadas con el Sida, la depresión y el mecanismo cardíaco. Si se registra el escenario más optimista, entonces los accidentes de tránsito tomarían el lugar de los problemas coronarios.

POBREZA. Si las perspectivas del Banco Mundial son ciertas, en el 2030 el mundo tendrá la mitad de pobres que ahora, en tanto que las capas medias se habrán multiplicado por tres. Todo es relativo, sin embargo. Aunque el número de personas que sobreviven con menos de US$1 al día podría reducirse a la mitad, pasando de los 1.100 millones actuales a 550 millones, el economista de ese organismo internacional, François Bourguignon, indica que “algunas regiones, sobre todo África, corren el riesgo de quedar rezagadas. Más aún, la desigualdad de ingreso podría acentuarse en muchos países, lo que aumentaría las inquietudes actuales sobre la desigualdad entre los países".

RELIGIÓN. Ninguna religión se habrá consolidado como dominante sobre las otras, pero sí habrá un fortalecimiento global de la religiosidad. En el 2037 existirán nuevas corrientes en cada una de las religiones que conocemos en la actualidad, ayudadas por el proceso de creciente individualización que tocará todas las civilizaciones y por la incidencia de las nuevas tecnologías como canal para la difusión de mensajes espirituales. Es la visión de Jean-François Mayer publicada en el número de julio-agosto de la revista Futuribles. En la misma edición, François Zabbal traza una línea a partir del mundo inmediatamente pos 11 de setiembre de 2001 y pronostica que el futuro verá una relación mucho más franca entre los musulmanes y occidente. Su mirada se basa en que, guste o no a las élites políticas, los países occidentales continuarán atrayendo a sectores empobrecidos del mundo árabe. Estas diásporas, debido a los avances en las formas de comunicación, serán cada vez más influyente en las aproximaciones culturales a Occidente de sus países de origen, dando lugar a un nuevo escenario, de debate de identidades. El mejor de los caminos que se abren desde la tesis de Zabbal indica que “el mundo de mutuos malentendidos” entre el Islam y Occidente será un tenso recuerdo del pasado.

TRIVIA. En 2029 el FBI permitirá que se conozcan los documentos secretos sobre el asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy.


(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 24 de agosto de 2007)