Un lugar que se llamó Birmania

Con perfiles virtuales que llevan nombres tales como Fantasma excéntrico o Conejo nuclear enojado, estos jóvenes que declaran tener entre 17 y 25 años han dejado de lado los temas habituales de sus blogs para concentrarse casi exclusivamente en reflejar las protestas de los monjes que reclaman el fin de la dictadura militar en la ex Birmania, actual Myanmar.

Este tipo de precisión, sumado a la posibilidad de colocar videos y fotos (en algunos casos tomadas por los bloggers, en otros reproducidas de las agencias internacionales y burlando, por lo tanto, la censura interna), ha convertido a los sitios web personales en una de las principales fuentes de información dentro y fuera de fronteras. Tanto es así que el tema ha llegado a preocupar a la junta militar. El Brigadier General Thura Myint Maung, ministro de Asuntos Religiosos de Myanmar, dio un mensaje a la población por la televisión estatal, diciendo que los jóvenes monjes que se lanzaron a las calles han sido “persuadidos” por agitadores externos y por lo que denominó “elementos internos vinculados a internet”. Luego amenazó con tomar ciertas medidas legales, pero no es posible saber cuáles ya que el blogger que escribió el reporte confiesa que el final del discurso lo aburrió tanto que en determinado momento dejó de prestar atención.
Lo cierto es que las conexiones a internet empezaron a experimentar problemas y a quedar inactivas durante varias horas y que algunos internautas, como un joven que firma solamente con la letra “P”, optaron por borrar los artículos políticos que habían colocado en sus páginas web.
Para evitar que se propague el mensaje ya no alcanza con encarcelar al mensajero. El régimen ahora quiere controlar todos los caminos. La agencia EFE, en un reporte difundido por BBC, explica que desde el inicio de las protestas los sistemas de telefonía celular están bloqueados, y señala que en el aeropuerto internacional de Yangon (ex Rangoon) los aduaneros buscan computadoras, cámaras y celulares en los equipajes de los viajeros.

Los movimientos de la blogósfera birmana de este año comenzaron un mes antes de las protestas de los monjes. En agosto varios sitios recordaron el 8888, que es como se conocen en el país las primeras protestas contra el gobierno militar, ocurridas el día 8, del mes 8 del año 88. Si se piensa que en ese tiempo la mayor parte de los bloggers todavía no habían nacido, la expresión “siglo pasado” adquiere su significado real. Fifty Viss, que hoy tiene 16 años, escribió: “Recuerdo la primera vez que escuché hablar de los alzamientos de 1988. Fue en 1996, cuando yo estaba por cumplir siete años y un amigo de mi padre, de la Universidad visitó a mi familia para traernos un video casero filmado en cinta vhs, sobre las protestas y la violencia del 8888. Las personas que documentaron esos horribles eventos, en una cámara ordinaria de video, debieron de ser enormemente valientes. Recuerdo los primeros minutos, en los que se veía a una multitud protestando en una calle ancha. Mi madre me obligó a cerrar los ojos, yo obedecí, pero pude escuchar los disparos, los gritos y los llantos. Todavía no he tenido el valor para ver la cinta completa”.

Si bien no se conoce el final, sí se sabe que la chispa que inició las protestas fue la duplicación de los precios de los combustibles, ocurrida el 15 de agosto, lo que hizo que se disparara el precio del aceite y el arroz, básicos en la dieta de los birmanos más pobres, así como el precio del boleto en el transporte urbano. Luego de las primeras marchas, que comenzaron el 19 de agosto, se fue ampliando la agenda y ahora se pide el fin del gobierno militar. La clave para este cambio fue el involucramiento de los monjes, quienes se sumaron como reacción a la represión contra una marcha pacífica ocurrida el día 5. Aunque a ojos occidentales parezca una plataforma “demasiado amable”, en un principio los monjes sólo exigían que el gobierno “pidiera disculpas” por aquella represión. Eso no ocurrió y el reclamo de apertura política ya parece haber echado raíces en las calles.
Desde hace 45 años, Myanmar, que alguna vez fue Birmania y que como Birmania recibió las cartas credenciales de Pablo Neruda como cónsul chileno, sufre una dictadura. Ahora que los manifestantes han comenzado a perder el miedo, parecen haber trasladado el temor a filas del gobierno. “La Junta se enfrenta a un dilema. La tentación será actuar con fuerza para acabar con las protestas, temiendo que su autoridad está siendo reducida. Si los dirigentes ordenan a las tropas que actúen contra los monjes, se arriesgan a un escenario sangriento que podría no ser apoyado por las fuerzas armadas y podría provocar un serio enfrentamiento en el conjunto de los generales. Crucialmente, la Junta se arriesga a perder el apoyo de China, que sistemáticamente ha blindado al Gobierno de las sanciones y de la repulsa internacional”, explica el diario británico The Time.

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 28 de setiembre de 2007 y actualizado una semana más tarde)
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