Crimen en la puerta del semanario armenio
Un periodista asesinado frente a las puertas de su periódico. La señal es clara. La bala que el viernes pasado acabó con la vida de Hrant Dink no se detuvo ahí. Sigue su curso y continúa amenazando. El autor intelectual del asesinato fue atrapado, pero aprovechó los micrófonos de la prensa para anunciar que ahora irán tras Orhan Pamuk, el reciente Premio Nobel de Literatura. En el velatorio de Dink, Pamuk acusó a las autoridades turcas de haber creado con sus sentencias judiciales el clima propicio para el atentado que le costó la vida al periodista.
Hrant Dink, turco de origen armenio, zoólogo diplomado y aficionado a la filosofía, fue ultimado por un extremista que lo acusaba de haber “insultado a Turquía”. No parece casualidad que la razón esgrimida por el homicida sea la misma que utilizaron varios tribunales para procesar al periodista en dos oportunidades. En octubre de 2005 Dink fue condenado por "denigrar la identidad turca". En julio de 2006 una corte de apelaciones confirmó la sentencia y un mes más tarde se le abrió una nueva causa por otro delito de opinión. Suficiente como para que Amnistía Internacional manifestara, en ese momento, que la sucesión de procesamientos implicaba “una constante de acoso judicial” en su contra “por expresar pacíficamente su opinión discrepante”.
La discrepancia de Dink con la historia oficial de su país era sustancial. El periodista defendía la existencia histórica del genocidio armenio, algo que las autoridades turcas se empeñan en negar. Pero el fundador y redactor jefe del semanario Agos tampoco era condescendiente con los armenios. En sus escritos llamaba a esa comunidad a dejar de focalizar todos sus problemas en los turcos y a pensar más en el bienestar de Armenia. Ver a los turcos como origen de todos los problemas sólo podía envenenar el alma armenia, decía Dink. Pero los fanáticos no saben leer. Así que no debe extrañar que Yasin Hayal hubiera decidido invertir unos 275 euros para pagar los gastos del atentado. Algo menos de la mitad fue el incentivo que le entregó al joven de 17 años que tiró del gatillo.
La existencia histórica del genocidio armenio no es una teoría conspirativa, sino que goza de amplia aceptación entre la comunidad académica internacional. Como ya señalara Brecha en enero de 2000, el profesor Robert F. Melson, de la Universidad estadounidense de Purdue, afirma que el genocidio de los armenios a manos del gobierno turco fue “el primer genocidio total del siglo XX” y “el prototipo de los genocidios que se cometieron después”, incluido el Holocausto del pueblo judío. Entre 1915 y 1916, según indica un especial del diario español ABC, al menos un millón y medio de armenios, del total de 2 millones que vivían en los lindes del Imperio Otomano, fueron exterminados.
La versión turca, tal como expresó el diplomático Ayhan Enginar en abril de 2005, culpa a los armenios de haber cometido atentados en contra del Imperio Otomano desde comienzos del siglo pasado, los cuales continuaron durante la Primera Guerra Mundial. Esto incluía "masacres de población civil no-armenia con el fin de cambiar la demografía de las regiones donde vivían". La reacción del gobierno otomano, "como era de esperar en tiempos de guerra, fue realojar esta población en áreas del Imperio lejanas a las zonas de conflicto y de las fronteras", sostuvo Enginar. Y agregó: "durante este realojamiento de los armenios, en las condiciones de higiene y transporte del ano 1915 y mientras el país estaba en una guerra a vida o muerte, se produjo una gran pérdida de vidas humanas que naturalmente lamentamos".
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 26 de enero de 2007)
Hrant Dink, turco de origen armenio, zoólogo diplomado y aficionado a la filosofía, fue ultimado por un extremista que lo acusaba de haber “insultado a Turquía”. No parece casualidad que la razón esgrimida por el homicida sea la misma que utilizaron varios tribunales para procesar al periodista en dos oportunidades. En octubre de 2005 Dink fue condenado por "denigrar la identidad turca". En julio de 2006 una corte de apelaciones confirmó la sentencia y un mes más tarde se le abrió una nueva causa por otro delito de opinión. Suficiente como para que Amnistía Internacional manifestara, en ese momento, que la sucesión de procesamientos implicaba “una constante de acoso judicial” en su contra “por expresar pacíficamente su opinión discrepante”.
La discrepancia de Dink con la historia oficial de su país era sustancial. El periodista defendía la existencia histórica del genocidio armenio, algo que las autoridades turcas se empeñan en negar. Pero el fundador y redactor jefe del semanario Agos tampoco era condescendiente con los armenios. En sus escritos llamaba a esa comunidad a dejar de focalizar todos sus problemas en los turcos y a pensar más en el bienestar de Armenia. Ver a los turcos como origen de todos los problemas sólo podía envenenar el alma armenia, decía Dink. Pero los fanáticos no saben leer. Así que no debe extrañar que Yasin Hayal hubiera decidido invertir unos 275 euros para pagar los gastos del atentado. Algo menos de la mitad fue el incentivo que le entregó al joven de 17 años que tiró del gatillo.
La existencia histórica del genocidio armenio no es una teoría conspirativa, sino que goza de amplia aceptación entre la comunidad académica internacional. Como ya señalara Brecha en enero de 2000, el profesor Robert F. Melson, de la Universidad estadounidense de Purdue, afirma que el genocidio de los armenios a manos del gobierno turco fue “el primer genocidio total del siglo XX” y “el prototipo de los genocidios que se cometieron después”, incluido el Holocausto del pueblo judío. Entre 1915 y 1916, según indica un especial del diario español ABC, al menos un millón y medio de armenios, del total de 2 millones que vivían en los lindes del Imperio Otomano, fueron exterminados.
La versión turca, tal como expresó el diplomático Ayhan Enginar en abril de 2005, culpa a los armenios de haber cometido atentados en contra del Imperio Otomano desde comienzos del siglo pasado, los cuales continuaron durante la Primera Guerra Mundial. Esto incluía "masacres de población civil no-armenia con el fin de cambiar la demografía de las regiones donde vivían". La reacción del gobierno otomano, "como era de esperar en tiempos de guerra, fue realojar esta población en áreas del Imperio lejanas a las zonas de conflicto y de las fronteras", sostuvo Enginar. Y agregó: "durante este realojamiento de los armenios, en las condiciones de higiene y transporte del ano 1915 y mientras el país estaba en una guerra a vida o muerte, se produjo una gran pérdida de vidas humanas que naturalmente lamentamos".
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 26 de enero de 2007)
Etiquetas: Armenia, Periodismo, Turquía
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