12 enero 2007

No todos los dictadores mueren igual (VIII)

Idi Amin

Tal vez se trata del nombre arquetípico del dictador africano. Idi Amin Dada gobernó Uganda con mano de hierro durante toda la década de los setenta. De religión musulmana y pasado de siete oficios (fue cociner, boxeador y militar), Amín se convirtió rápidamente en un ícono rodeado por un imaginario tenebroso que no excluía el canibalismo. Aunque llegó al poder con el apoyo de Israel, pronto comenzó a demostrar simpatías por la causa Palestina y desarrolló una política exterior antioccidental. Un giro que tal vez explica –en parte- la publicidad que recibió su excéntrica crueldad.

El periodista peruano Manuel Jesús Orbegozo, que estuvo en Uganda en 1977, lo describe de este modo: "parece una ballena que se desplaza en un mar de sangre, tiene un poco de Nerón, otro poco de Calígula, es un ogro, una bestia humana; vive en un pequeño país del tamaño de una llaga, pero sus crímenes son más grandes que la tierra; ni él mismo sabe a cuántos ha matado ya, aunque las cifras oscilan entre 200 mil y 500 mil. Tiene 34 hijos y un estilo propio de matar".

Al contrario que su estilo de matar, su estilo de morir no fue demasiado distinto al de otros dictadores. Terminó sus días en 2003, en el dulce exilio de Arabia Saudita.

==Octava parte de once

* 1- No todos los dictadores mueren igual
* 2- Trujillo
* 3- Los Somoza
* 4- Stroessner y Batista
* 5- Ante Pavelic
* 6- Salazar
* 7- Los coroneles
* 9- Macías Nguema
* 10- Pol Pot
* 11- Fines de otoño

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 12 de enero de 2007)

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