Fractura expuesta
El técnico de Serbia y Montenegro, Ilija Petkovic nació en Croacia. Pero es probable que no le guste ser presentado como croata. Ocurre que Petkovic es originario de Knin. Cuando en 1991 los croatas declararon su independencia de Yugoslavia y modificaron la constitución, eliminando algunos derechos de la minoría serbia que quedó viviendo dentro de los límites del nuevo país, éstos se rebelaron formando la República Serbia de la Krajina, con capital en Knin (recuperada por Croacia en 1995). Históricamente la Krajina era la frontera entre Europa y los turcos otomanos, y ahí vivían con sus familias destacamentos serbios al servicio del Imperio Austríaco. Por eso Petkovic ha de sentirse más cómodo si se lo considera serbocroata, o serbio, a secas.
En todo caso no es un serbomontenegrino. Ese efímero y artificial gentilicio que se deriva del país mundialista llamado Serbia y Montenegro, comenzó a perder sentido este domingo. En un referéndum la mitad de la población de Montenegro votó por separarse de Serbia (ver página 9), lo que genera una situación curiosa a las puertas del mundial. De cualquier forma que evolucione este diferendo político, Serbia, con capital en Belgrado, seguirá el camino FIFA en tanto que Montenegro, con capital en Podgorica, será quien deba empezar de cero. Así ocurrió durante la partición de Yugoslavia. El que pide el divorcio es el que pierde los derechos de la trayectoria previa. Por eso la actuación de Yugoslavia en los mundiales anteriores está en el morral de Serbia y no se dividió, por ejemplo, en cinco partes para contemplar el aporte que Croacia, Bosnia, Eslovenia y Macedonia habían hecho a la selección que partía del aeropuerto de Belgrado rumbo a las competiciones internacionales.
Si se confirma el divorcio el tema no entraría a Naciones Unidas antes de setiembre, por lo que los montenegrinos seguirían como siameses de los serbios durante toda la copa del Mundo. El país balcánico, a efectos de Alemania 2006, seguiría conservando los cien mil kilómetros cuadrados y los diez millones de habitantes. Desde ayer, sin embargo, debe recordarse que 13.812 kilómetros cuadrados y 650 mil personas pertenecen a Montenegro.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en La Diaria en mayo de 2006)
En todo caso no es un serbomontenegrino. Ese efímero y artificial gentilicio que se deriva del país mundialista llamado Serbia y Montenegro, comenzó a perder sentido este domingo. En un referéndum la mitad de la población de Montenegro votó por separarse de Serbia (ver página 9), lo que genera una situación curiosa a las puertas del mundial. De cualquier forma que evolucione este diferendo político, Serbia, con capital en Belgrado, seguirá el camino FIFA en tanto que Montenegro, con capital en Podgorica, será quien deba empezar de cero. Así ocurrió durante la partición de Yugoslavia. El que pide el divorcio es el que pierde los derechos de la trayectoria previa. Por eso la actuación de Yugoslavia en los mundiales anteriores está en el morral de Serbia y no se dividió, por ejemplo, en cinco partes para contemplar el aporte que Croacia, Bosnia, Eslovenia y Macedonia habían hecho a la selección que partía del aeropuerto de Belgrado rumbo a las competiciones internacionales.
Si se confirma el divorcio el tema no entraría a Naciones Unidas antes de setiembre, por lo que los montenegrinos seguirían como siameses de los serbios durante toda la copa del Mundo. El país balcánico, a efectos de Alemania 2006, seguiría conservando los cien mil kilómetros cuadrados y los diez millones de habitantes. Desde ayer, sin embargo, debe recordarse que 13.812 kilómetros cuadrados y 650 mil personas pertenecen a Montenegro.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en La Diaria en mayo de 2006)
Etiquetas: Balcanes 2006/2007, fútbol, Montenegro, Mundial 2006, Serbia 2004/2007
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