13 abril 2006

El fin de las lápidas labradas

Una red de periodismo independiente basada en Londres, confirmó indicios sobre la pérdida de las lápidas labradas del cementerio medieval de Jugha, actualmente en territorio del Azerbaiyán musulmán. El reporte sobre este “vandalismo de Estado”, que se conoció a menos de una semana del Día del Genocidio Armenio y que fue desmentido por el gobierno azerí, fue comparado por los expertos con la destrucción de las estatuas gigantes de Buda en Afganistán, dinamitados por el régimen talib.

La desacralización de lugares sagrados o la eliminación de vestigios históricos suele ser una de las formas que preceden a los asesinatos o deportaciones en los procesos de limpieza étnica. En los Balcanes, por ejemplo, la segunda fase del conflicto de Kosovo, posterior a los bombardeos de la Alianza Atlántica (OTAN) de 1999, estuvo acompañada de los ataques contra iglesias y monasterios cristianos ortodoxos por parte de los albanokosovares.

Antes, en Bosnia, los serbios habían acabado con mezquitas, y los croatas habían volado un puente otomano de piedra en Mostar (foto), que carecía de valor estratégico. Relativamente cerca de esta problemática balcánica, en términos históricos y geográficos, uno de los puntos de conflicto del Cáucaso, en la ex Unión Soviética, es la tensión todavía irresuelta entre Armenia, mayoritariamente cristiana, y Azerbaiyán, habitado esencialmente por musulmanes. El punto crítico de esta enemistad puede situarse en el enclave de Nagorno-Karabaj, que ambas comunidades reclaman como propio, y que ya originó en 1991 enfrentamientos armados. Ahora, la cuestión del cementerio de Jugha amenaza con convertirse en un nuevo tema espinoso entre armenios y azeríes.

Aislamiento

El Institute for War & Peace Reporting (IWPR) aseguró este miércoles que uno de sus periodistas encontró indicios sobre el terreno que confirmarían la desaparición de uno de los principales monumentos culturales armenios. Se trata del primer reportero que puede visitar el lugar, situado en la frontera de Azerbaiyán con Irán. Si desde otras partes de Azerbaiyán se quiere llegar a este enclave, perteneciente a los azeríes pero rodeado por territorio armenio e iraní, sólo se puede llegar por avión. Este aislamiento ha permitido mantenerlo alejado de los ojos de la prensa independiente. Desde el final de la Unión Soviética, tampoco los historiadores armenios han podido visitarlo.

Los expertos en las khachkars, que es como se llama en Armenia a estas lápidas medievales, han llegado incluso a añorar los tiempos en que el cementerio estaba bajo la displicente administración soviética, que no le daba mantenimiento pero al menos no lo destruía. El IWPR indica que actualmente el antiguo cementerio ha sido aplanado. Sin embargo no pudo confirmar que en su lugar se haya instalado un campo de maniobras militares del Ejército de Azerbaiyán, como algunos armenios han denunciado. Varios organismos internacionales han reclamado que se les deje visitar el lugar, y el Parlamento Europeo condenó su supuesta destrucción. El presidente azerí, Ilham aliev, dijo la semana pasada que esas acusaciones son "una mentira y una provocación", y aclaró que sólo aceptará a los observadores si éstos también van a las zonas controladas por Armenia, y que ocupan la séptima parte del territorio que es reconocido internacionalmente como Azerbaiyán.

==Primera parte de dos

* 2- Partes de la destrucción

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en La Diaria en abril de 2006)

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