13 abril 2006

Partes de la destrucción

“La eliminación de las khachkars del antiguo Jugha implica el fin de un entero fenómeno de la historia de la humanidad, ya que estas lápidas no sólo reflejan la cultura del pueblo que las ha creado, sino que además son símbolos que nos hablan de una época en particular”, dijo Hranush Kharatian, responsable del departamento del gobierno armenio para las minorías nacionales y religiosas, en declaraciones recogidas por IWPR. En todo el territorio de Nakhichevan “existían 27.000 monasterios, iglesias, khachkars, tumbas y otros monumentos armenios que han sido todos destruidos” agregó Aivazian.

Los azeríes también han sufrido lo suyo en este vandalismo mutuo. La cancillería de Azerbaiyán dijo que han “desaparecido” en Armenia 1.587 mosques, 500 cementerios y 23 escuelas coránicas, la mayoría en la zona que ocupaba el antiguo kanato musulmán de Yerevan.

Esta polémica se reaviva en la semana previa al Día de la Conmemoración del Genocidio Armenio, que se recuerda este lunes 24. En 1915 el gobierno turco inició una campaña de detenciones, deportaciones y ejecuciones que habría acabado con la vida de varios miles de armenios, algo que es negado por la Turquía actual.
Este 17 abril también se recordó el trigésimoprimer aniversario del genocidio camboyano, responsabilidad del régimen maoísta de Pol Pot. La amargura de ese recuerdo se mezcló para los camboyanos con los festejos por el Año Nuevo Khmer, en este caso año del perro, que entró el pasado viernes.

Cadena perpetua

La difícil relación entre estos países vecinos tuvo ayer un nuevo capítulo, cuando se conoció que será apelada la sentencia a cadena perpetua dictada por un juez húngaro contra un militar azerí. El oficial fue condenado por matar de 16 golpes de hacha a un colega armenio con el que compartían un curso de la OTAN en Hungría. Los medios de los países de víctima y matador han realizado una amplia cobertura del caso, teñida de nacionalismo y parcialidad. En Azerbaiyán se considera que el asesino actuó para defender su honor nacional, ya que el armenio habría mancillado la bandera azerí durante una especie de broma en el cumpleaños de un compañero de curso húngaro. En Armenia consideran a su compatriota como un mártir de la causa nacional.

==Segunda parte de dos

* 1- El fin de las lápidas labradas

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en La Diaria en abril de 2006)

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