02 marzo 2006

Haití: formas de contar

En el mundo hay muchas formas de laudar cuál de los candidatos se calzará la banda presidencial. Desde las que consagran la mayoría simple (el que tiene más votos gana, sin importar el porcentaje ni la diferencia con el segundo) hasta las que requieren una mayoría especial en la primera ronda para evitar una segunda vuelta electoral. Esto último da lugar a sistemas relativamente claros en los que se necesita el 50 por ciento de las voluntades más una (en algunos países se toman en consideración sólo los votos válidos, en otros cuentan todos los votos emitidos) o a fórmulas barrocas como la boliviana, que pueden llevar a que el Parlamento decida que un candidato que resultó tercero en número de votos sea el nuevo mandatario del país. A mitad de camino están las fórmulas que prevén que si hay una diferencia muy grande entre el primero y el segundo, no se necesite llegar a la mayoría absoluta para ganar la presidencia. Por ejemplo, se establece que si hay 10 puntos de distancia entre los dos primeros, y el ganador superó el 40 o el 45 por ciento de los votos, entonces se lo proclama presidente. De haber tenido un sistema electoral de este tipo, Haití no estaría viviendo la crisis que siguió a las elecciones del martes 7. En ese caso, las urnas en los basureros no serían más que una anécdota.

(Publciado en Brecha el 17 de febrero de 2006)

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